twenty two;
what?
—¡Vas a destruir mi carrito!
—¡Eso te pasa por matar mi algodón!
Le había chocado por lo menos siete veces en los primeros cuatro minutos que empezó el juego, y él pasó los primeros dos intentando saber cómo manejar y pisar el freno. Lo peor de todo es que no tenía freno, sólo un botón cerca del pie para avanzar. Di vuelta antes de estamparme en una de las barreras y me detuve para estar viendo a todos los niños intentando chocar a los demás al azar. Pero mi objetivo esta al fondo, tratando inútilmente de girarse y dejar de estar chocando una y otra vez con la barrera que mantenía separada la pista y a los padres que lo observaban con diversión.
—¡Joder! ¿Por qué no hay reversa?—preguntó frustrado. Levantó la cabeza y miró a un par de padres que lo observaban furiosos—Yo... perdón, no lo volveré a decir.
Reí y avancé hasta llegar a su lado. Le hice una señal con mi mano para que me viera y luego señalé la pequeña palanca al lado del asiento y le guiñé un ojo. Él jaló de ella y el carrito retrocedió con facilidad, sólo que no se detuvo a tiempo y chocó con la otra barrera por detrás. Bufó.
—No es divertido destruirte cuando ni siquiera saber manejar—le dije pisando el acelerador.
—Soy un dios en el volante, ¡pero en un auto real!—lloriqueó como nena—Este está muy pequeño, ni siquiera caben mis piernas.
Y era verdad, sus rodillas casi llevaban a su cara y sus brazos las tenían encerradas para alcanzar el volante que seguramente cubría con sus manos. El carrito también estaba un poco apretado para mí, pero si cabía mejor.
Luego de unos cuantos minutos, el juego terminó y los carritos se apagaron. Ambos bajamos con dificultad y salimos de la pista. Mientras yo tomaba un pedacito del algodón en mi bolsita, él estiraba sus brazos y movía su cintura en círculos.
— Pareces un ancianito—mascullé ofreciéndole de mi algodón.
Tomó un pedazo—Siempre he tenido moretones de peleas, pero mañana tendré por esos niños que golpearon mi carrito.
Apreté mis labios y giré a verlo. Parece que duré mucho con mi mirada clavada en él porque luego de soltar un resoplido por haberse estirado mucho, movió sus ojos para verme.
—¿Qué?
—¿Peleas?—pregunté en un susurro.
—¿Qué?—repitió como si no me hubiese escuchado.
—¿Qué de qué? ¿Tienes peleas, Ian?
—¿Qué de que qué?
—¡Ian!—vociferé molesta. Él escondió una risa y luego se encogió de hombros como si el tema no fuera serio.
—Sí, he tenido peleas, Calí. Uno se pone ebrio y empieza a dar golpes o un imbécil intenta robar mi coche o mi dinero y es ahí donde mis puños hacen la acción—me guiñó un ojo—. No he muerto aún.
—¿Aún?—bajé mi algodón preocupada.
—¿Qué?
—Te odio—mascullé rodando los ojos y acelerando el paso.
Lo escuché llamarme pero no me detuve hasta que me tomó del brazo y se puso delante mío, viéndome con un rostro diferente. Ya no se le veía nada de gracia, nada más lástima y tristeza.
—No te vayas, perdón. Sólo quiero desconectarme por hoy, ¿me ayudarías? Sólo hoy.
—¿Qué fue lo que pasó?

ESTÁS LEYENDO
Nudes boy
RomanceDesconocido 12:32 am Ashley, mandame nudes ;) Yo 12:33 am Te has equivocado de número, amigo. Desconocido 12:35 am Mierda #138 [10/05/16] en romance, sólo imagina que tiene el primer uno, déjame disfrutar ser primer lugar en mi imaginación y seamos...