21: LLUVIA

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- ¿Cómo que sabes que...? ¿Qué? -mis ojos abiertos a la par por su repentina confesión me dejan tonta. ¿Lo sabe? ¿Desde cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?- ¿Quién te lo contó?

- Es una larga historia y... bien, te lo diré. Cuando encontré esa carta con ese nombre, me extrañé, creí que de verdad era algún amigo, y eso ya era suficiente para tener material para molestarte. Así que a los días, cuando Gab llamó, le pregunté si conocía a algún amigo tuyo de ese nombre, y me dijo que sí, que era el líder de tu grupo favorito. Reí por su broma, y como siguió insistiendo en que era verdad, me puse a averiguar por mis propios medios, y sí, era él. Pero, era imposible, ¿desde cuándo una simple visita a ese país se transformaba en el paraíso? Eso creía yo, y era tan absurdo que pensé que quizás sólo era una coincidencia, o que en realidad ese amigo tenía el mismo nombre, pero más allá, no, definitivamente no, era iluso. Pero, cuando salió ese rumor sobre Zico y Hwa Young sobre su supuesta relación, y verte así, afectada, me intrigó bastante. Nuevamente creí que era por el tema de la misma relación entre fan-idol o algo similar, pero, aquella noche cuando cenamos con mamá, toqué el tema nuevamente y te traté mal, quise hablar contigo y pedirte disculpas por mi comportamiento, que quizás fue muy rudo ya que, a diferencia mía, ellos eran el único grupo que te gustaba, y quizás lo eran todo para ti. Al cerrar la puerta ya que me pediste dejarte a solas, tu celular volvió a sonar, y esta vez, escuché una y otra y otra vez ese sonido, y unos gruñidos de tu parte, como quejándote, hasta que contestaste. Estuve a punto de irme, cuando oí su nombre: Ji Seok. El único coreano que conocía con ese nombre es Tae Woon, el hermano mayor de Zico, y en ese momento sentí cómo mi espalda se abría del miedo, de los nervios y de la emoción, porque tenías el número de él, y encima le hablabas de un modo como si fueran grandes amigos. Estuve a un paso de abrir la puerta como si mi vida dependiera de ello, cuando escuché ese nombre, del cual hacía unos meses que sabía pero que en ese instante, por fin, mi cerebro lo asimilaba y por ende, se daba cuenta que sí, efectivamente ese Zico era aquel Ji Ho de la carta. Pero lo que no entendía era el por qué lloraste. Lo primero que se me vino a la mente fue que quizás tuviste algún tipo de enamoramiento rápido con él, o que de verdad estuvieron pero, nunca leí noticias de él en el tiempo que estuviste por allá en que estaban en una relación, por lo que aún seguía sin entender del todo. Y por eso, me quedé escuchando todo. Escuché tus reclamos sobre aquel artículo del rumor, escuché cómo le pedías que no te diera explicaciones y que olvidara todo. ¿Olvidar qué? ¿Buscarte? ¿Relación? Todas aquellas palabras que soltabas me confundían cada vez más, y lo asimilaba a la fuerza porque quería entender por completo. Pero lo entendí, y esta vez de verdad, cuando dijiste "ya no te quiero". Y lo demás, me dolió la frialdad en que soltabas cada palabra. Jamás te conocí de ese modo, mucho menos negando unos sentimientos que al parecer, sí sentías, y supongo que, por el sonido constante de tu celular, llamándote a cada rato, y tú sin descolgar, llorando a rabiar y gritando, pidiendo que dejara de llamarte, que te dejara, que se dejara ser libre, con un llanto que hasta a mí me destrozó el corazón, lo supe. Lo de ustedes no fue algo pasajero, no fue un enamoramiento rápido, porque si lo fuera, tú no hubieras estado desfalleciendo en ese momento, gritando, rabiando, cubriéndote con lo que sea, tratando de ahogar todo tu dolor, un dolor que yo lo sentí como el mío. Madison, desde entonces sé que entre ustedes hubo algo más, y por eso, creyendo ayudarte, dejé de molestarte, dejé de hablarte de ellos, y traté de mantenerte lejos de posibles escándalos. Lo del accidente... lo leí en la mañana, pero no sabía si decírtelo, y no sé quién te lo ha dicho pero... Lo siento, de verdad, lo siento Madison, lamento haberme portado de esa forma. Debí haber entrado a tu habitación aquella noche y haberte abrazado, haberte dejado soltar todas aquellas punzadas que quizás se clavaban cada vez más en tu corazón. Debí haberte arrullado y tirado aquel celular para que dejara de atormentarte, pero no sabía exactamente el por qué, y por eso, no actué. Madison... Tú... ¿lo sigues queriendo aun?

¡NO ME TRATES COMO FAN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora