¡NO ME TRATES COMO FAN!

27: SOMBRILLA

La exposición salió mucho más que bien. Por suerte, nuestro profesor no dijo nada sobre nuestra manera de vestir, por lo que fue un alivio no haber asistido correctamente uniformados, aunque claro, es vital en toda carrera que el alumno se acostumbre a vestir de esa manera, pero a veces cansa, pesa, hasta incomoda. No me imagino pasando mi vida con ropa tan cerrada, deberían cambiar ese tipo de reglas en las empresas, quizás si uno trabaja con una ropa adecuada el desempeño laboral crecería.

Dos semanas pasaron desde aquella sorpresa por parte de Ji Ho con aquella caja de puros papeles. Me había quedado dormida sobre los mismos, pero luego de ordenarlos, los volví a meter, cerré la caja, mas no la sellé, y la puse en una esquina, al lado de Jared. Hasta ahora no he visto a Ji Ho, y en cierto modo extraño verlo. Digo, veo a Jay todos los días debido a la Universidad y porque es mi amigo, pero Ji Ho se ha alejado realmente dándome tiempo, aunque ha jugado sucio al darme ese tipo de cosas, además de un ramo de flores y una caja de chocolates. Extraño, Jay está presente pero no insinúa nada en mi delante, mientras que Ji Ho está ausente pero me ha empezado a enviar obsequios. ¿Qué clase de tregua han quedado esos dos? No lo sé, pero tampoco quiero preguntar, aunque creo que ya es tiempo de que de una respuesta, y después de pasar la noche anterior quemándome las pestañas en esta decisión, estoy más tranquila. No sé cuándo les pueda decir sobre esto, pero supongo que con que uno lo sepa, el otro lo sabrá, así que... Bah. Es tan complicado todo.

Termino de limpiar los trastes, veo la hora, apenas las cuatro de la tarde. Voy al baño, me aseo, salgo del mismo y corro a mi habitación, me alisto, y siendo ya las cinco, salgo de casa en dirección a la Universidad. El clima está algo frío, con vientos sacudiendo las hojas de ciertos árboles que encuentro a mi paso, a pesar de ser primavera.

Al llegar al salón, Fer y Diego me saludan, y a los minutos, llega Jay. Lo observo y le sonrío feliz, a lo que me corresponde.

- Jay, ehm... ¿te parece si hablamos luego?

- ¿Eh? –lo observo, y al notar hacia dónde va la sugerencia, asiente y me sonríe– claro, no hay problema, saliendo de clases mientras te llevo a casa, ¿te parece?

- Está bien, eso mismo te iba a decir, quiero que sea algo privado.

- Lo mismo opino. –ambos reímos.

El profesor llega, y todos volvemos a nuestros asientos. La clase pasa algo entretenida debido a los videos que pusieron, por lo que tuvimos que cerrar las cortinas para que la proyección se diera de una mejor forma, al igual que con las luces apagadas.

Al acabar el curso, el profesor se despide, enciende la luz y todos nos quejamos ya que nuestras pupilas se han acostumbrado a la oscuridad, por lo que algunos también empiezan a reír.

- Ya parecemos vampiros siendo dañados por los rayos del sol. –dice Jay, a lo que empiezo a reír.

- Sólo no quiero ser Bella, por favor. –le respondo. Jay empieza a carcajearse, y luego de calmarse, suelta.

- Pues tendrás que serlo, porque yo seré Edward.

- Pero si no tienes el cuerpo, además tu torso tampoco brilla, ¿o sí?

- ¿Quieres ver que sí? –sugiere, a lo que le doy un leve golpe en su brazo– es broma, no me voy a desnudar sólo para hacerte creer eso, es un secreto. –me guiña el ojo, se levanta y sale del salón. Yo empiezo a reírme de la tontería que acaba de decir, para luego guardar mi libro.

- Mad, está lloviendo, dime que has traído paraguas. –me pregunta aterrada Fer.

- No, el cielo estaba despejado para cuando salí de casa. Sólo cúbrete con la casaca de Diego y ya.