14: TE LO DIJE

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El día comienza con la noticia de mi hermano, diciéndome que se irá por dos meses a ver algunos problemas en una sucursal de la empresa en que trabaja. Me pide que esté tranquila y, que si necesito ayuda o algo, vaya con Mamá Woo. Luego que me fue a recoger en su casa, se volvieron más cercanos, ya que en cierto modo están preocupados por mi salud y la de los demás, por lo que le confía su custodia en el tiempo en el que no esté conmigo. Le pido que se vaya tranquilo, que estaré bien y cualquier cosa igual iré con Mamá Woo.

- Te quiero Madison, cuídate mucho, ¿sí?

- Ya Gab, estaré bien, no te preocupes.

Le sonrío mientras lo abrazo, impregnando su aroma en mi pijama. Se despide agitando su mano hasta que se pierde tras la puerta.

Sola, otra vez sola. Podría ir donde los Woo, pero prefiero no molestar, creo que ella necesita su tiempo a solas para reorganizar lo que debe hacer y no hacer con tanto escándalo rondando en su familia.

El día pasa sin siquiera darme cuenta. Todo se ha vuelto extraño. Sin noticia de ellos, ni de él. A veces me siento frustrada en ese sentido, pero me calmo creyendo las palabras de Ji Seok.

"Espera un poco más, ahora sólo quieren pensar en lo que pasó, luego tendrán tiempo para que puedan explicártelo, dales paz"

Y soy paciente, claro que lo soy. Lo quiero, de verdad que lo quiero, pero ese tiempo se ha convertido en días, de días a semanas, y de semanas a casi un mes. Y eso, me desespera.

Quiero verlo, olerlo, oírlo, sentirlo, tocarlo, deleitar mis sentidos con su presencia, tenerlo frente a mí, no más en mis sueños, pero no lo hace. Miles de mensajes, miles de llamadas, ni una sola respuesta. Lo encuentro conectado, pero no responde, me ignora, me evita. ¿Acaso he hecho algo malo para que me trate de ese modo? ¿Qué ha cambiado entre nosotros? ¿Acaso...?

No. Desecho esa idea, es tonto que lo haya dejado de hacer, él sabe que esperaré, y si lo hace porque quiere su espacio, su tiempo, se lo daré, aunque al menos un "Hola y Adiós" no me vendrían tan mal. Aunque este presentimiento que tengo desde que sesperté, sintiéndome como si hoy no será un buen día, así como aquella vocecita en mi interior, que ahora parece ganar más terreno, se hacen presente de una manera muy notable.

¿Significará algo? Espero que no.

Ojalá y no.

Es de noche ya, las horas pasaron lentas, pero al fin, es casi el término de este día, y el próximo inicio de otro. Al parecer esa sensación que tuve desde temprano aún no se va, aunque no me ha pasado nada malo en estas horas, así que no le tomo importancia, y me concentro más en ese gruñido que viene de mi abdomen.

Me levanto de mi cama aún en pijamas, arrastro los pies hasta la cocina, pues mi estómago me pide a gritos que le de algo de comer. Al abrir la refrigeradora, veo que no hay nada para cocinar ni calentar. Suspiro, no quiero salir, pero mi estómago se empeña a gruñir por un bocado, por lo que, volviendo al cuarto para cambiarme, decido ir a la bodega más cercana.

Estoy a unos pasos, escuchando música para no sentirme tan sola después de todo, incluso en la calle, donde tanta gente me rodea.

- Esto no puede ser posible.

Veo la hora, más de las 9pm, la bodega, cerrada. Refunfuño al instante, no tanto porque esté cerrada, sino porque ahora debo caminsr unas cuadras más para llegar a la próxima. Tonto estómago que se le ocurre querer comer a estas horas, aunque no sé de qué me quejo, no es como si fuera la primer vez que salgo a estas horas o caminando hasta dar con las otras bodegas aún abiertas para el público.

¡NO ME TRATES COMO FAN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora