25: TREGUA

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Su voz, esa voz que conocía mucho, me resulta ahora desconocida. No, no es que me haya olvidado de la melodía, es por el acento. Su español es bueno, aunque claro, con algunas cosas que debe ajustar, pero igual es entendible, y por ende, su voz es diferente, pero tiene aún un ligero tono, inconfundible para mis oídos, quienes que a pesar de haber estado separado de su persona, de su presencia, de su voz, puedo diferenciar ese tono de cualquiera que haya escuchado antes. Es él. ¡Es él! ¡¿Qué diablos hace aquí?! Tan tranquilo con esas botas, un pantalón jean claro y, como la mayoría de los que tiene, rasgados, un polo blanco con estampado, una casaca rosada a lo animal print, y un sombrero rosa. Su cabello, rubio como recuerdo que estaba en los últimos meses, con un pastel pero entero esta vez, no una tajada ni una sola vela como en aquel entonces. Es él. Está aquí, en mi casa, en la puerta entre el interior y el patio, observándonos sonriente y feliz quizás de verme, o de haber detenido algo que quizás no quiso presenciar, aunque tampoco es como si lo fuera a permitir.

- Lamento interrumpirles, pero sólo vine para saludar a Madison, ¿les parece si entramos para que pueda soplar las velas con este pastel que le he comprado? –dicho eso, se adentró, dejándonos solos. Miro a Jay, quien gira a verme, y con una sonrisa, sale detrás de él. Me quedo por unos segundos sin hacer mucho, pero sin pensarlo, ya mis piernas empiezan a avanzar por sí solas.

Llego a la sala, donde ambos se miran serios, con una pelea sobre el contacto visual para ver quién de los dos cae primero. Mi cuerpo empieza a tensarse por la situación, ¿qué se supone que debo decir? ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Qué se supone que...?

- Así que tú eres el famoso Ji Ho, ¿eh? He escuchado mucho de ti. Soy Jay. –dice con una sonrisa torcida formada en su rostro.

- Sí, soy yo, pero... ¿Jay? No, no he escuchado nunca de ti.

- ¡Uhhh!

- ¿Y cómo podrías, si no has tenido comunicación con Madison por un buen tiempo? Es obvio que no te hayas enterado de muchas cosas.

- ¡Uhhh!

- Puede ser, pero tampoco es como si me importara saber quién eres, es obvio que eres... ¿su amigo? Sí, sólo su amigo.

- ¡Uhhh!

- Pues debería importarte, así podrías conocerla mejor, mira que ha pasado tiempo, ella no es la Madison que dejaste tres años atrás. Mucho tiempo para crecer y madurar, ¿no crees?

- ¡Uhhh!

- Pues sí, pero también para ti, mucho tiempo para fingir ser su amigo y recién ir por ella, ¿no crees?

- ¡Uhhh!

- Lo mismo digo, tres años y recién vienes por ella, al menos yo he estado a su lado, ¿y tú?

- ¡Uhhh!

- Yo he estado con ella, y no sólo a su lado, sino como su enamorado, ¿y tú?

- ¡Uhhh!

- Sí, uno que se la pasó confundiéndola por sus propias confusiones, prometiendo venir por ella pero jamás apareció. ¿Ese enamorado? Ahh, bueno.

- ¡Uhhh!

- Pero aquí estoy, ¿o no?

- ¡Uhhh!

- Tres años tarde para buscarla, muy bien hecho, Ji Ho.

- ¡Uhhh!

¡NO ME TRATES COMO FAN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora