18: MONTAÑA RUSA

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Al fin. El avión se detiene, y en unos minutos, bajo del mismo no sin antes despedirme de la azafata y agradecerle por la buena atención para con nosotros. Tantas horas sentada, ni siquiera cambiando de posición o yendo al baño cda cierto tiempo pudieron contrarrestar el efecto que ya estaba comenzando a sentirlo. Dolores.

Dolores y entumecimiento en mi espalda, piernas, y en el trasero, la parte más afectada en todo el viaje, por lo que mi único pensamiento es llegar, darme una ducha fría y echarme a dormir, dormir hasta que todo mi cansancio y algo más se vayan, se alejen de mi cuerpo, de mi mente. Busqué mi maleta mientras sostenía mi bolso algo torpe, pero qué más daba. Ya estoy en casa.

No es que estuviera súper ansiosa y emocionada stando en un pie por haber vuelto a mi país. Sí, claro que extrañé a horrores ciertos platos típicos, el escuchar personas hablar en el mismo idioma para no improvisar, o la música. Mi música, mis discos, mi bulla. Al menos aquí ya no me sentiría tan sola, mejor dicho, podría encontrar muchas cosas con las qué distraerme. Y eso es lo que necesito: distracción. Y mucha, si es posible, una que dure 24/7, porque incluso en sueños sé que pensaré y soñaré de más.

Salgo por las puertas para encontrar con un pequeño grupo de gente, algunas con cárteles con nombres de algunos pasajeros, pertenecientes a alguna agencia turística, familias, amigos, parejas con ramos y globos esperando por la presencia de su otra mitad, todos estirando el cuello para poder apreciar mejor el rostro del ser humano que tanto buscan. Y entre todos esos rostros de color piel con distintas tonalidades, distingo a mi pequeña pero no infravalorada mancha. Mi familia.

Mis padres me sonríen de lejos. Mi madre levanta su mano de manera decente y calmada, para agitarlo hacia mi persona. Pero Rita, esta mujer que no sé qué tiene en la cabeza pero... Sabe que ya la vi, que ya sé a donde dirigirme, incluso le sonreí y sin embargo...

- ¡Mad! ¡Madison, por aquí! ¡MAAAAD! ¡AQUII!

Ah. La tan exagerada y sobreactuada manera de comportarse de mi hermana. Con su gritos, levantando sus brazos haciendo olas con ellos, vociferando mi nombre con cada paso que doy, como si tuviera una tela oscura alrededor de mis ojos que impidieran tener en cuenta mi campo de visión, como si necesitara la ayuda de Rita que, gracias a sus gritos, les podría localizar.

Pero no tengo una tela, no hay nada ante mis ojos, veo perfectamente, así como el escuchar, pero ella sigue con su numerito, su pequeño pero nada discreto show mediático. La atención de curiosos se centran en ella, quienes, al dar con la persona que tanto aclama como si fuera misma estrella internacional o nacional, sonríen e incluso ríen. Claro, como si nunca hubieran sufrido algún tipo de "humillación" , si se le puede decir de ese modo, por parte de algún familiar suyo.

- ¡Hola, princesa! ¿Cómo has estado? Te hemos echado de menos -mi padre me abraza fuerte, pero no demasiado como para hacerme polvo. Le sonrío, y abrazo de igual forma a mi madre y a Rita. Sí, me dejó en ridículo, ¿y qué? Es mi hermana después de todo, y si tu herman@ no te hizo eso o algo parecido en toda tu corta vida? Entonces no es tu herman@.

- He estado bien, el viaje me tiene cansada, luego les contaré qué tal fue. ¿Podemos irnos? -mi madre asiente y toma mi bolso, al igual que mi padre pero con mi maleta. Rita sólo sonríe, y empezamos a caminar.

Al salir por completo, espero a que mi padre quite los seguros del auto, y una vez escuchado el típico sonido que hacen, ese tick, me subo, seguida de Rita, mientras que adelante están nuestros padres. En mi familia sólo hay dos autos: el de mi padre y el Gab. En el caso de mi padre, sólo lo saca de vez en cuando, cuando saldremos a comer fuera de casa o para momentos como estos, como recoger a su hija del aeropuerto. Gabriel también maneja el suyo cuando está en el país, pues ambos tienen sus respectivas licencias. Rita reprobó, y tampoco lo quiso volver a intentar, y yo, pues, no me llama la atención.

¡NO ME TRATES COMO FAN!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora