Capítulo 11

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TRADUCCIONES:

*Au contraire, mon amie. - "Al contrario, amiga mía".

*Je sais exactement ce que ti faites. - "Sé exactamente lo que hacías".

*¿Vrai? - "¿Verdad?".

*Je vais prendre la robe le plus sexy que j'ai dans le sac. - "Voy a escoger el vestido más sexy de mi maleta".

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Aprovechando que Beckett aún tenía que comer, me colé en la ducha. Estuve un buen rato bajo el chorro de agua caliente, dejando que cayera por mi espalda y me relajara todos los músculos. Puse la cabeza bajo el agua, cerrando los ojos y abriendo involuntariamente la boca, solo para luego escupirla. Caliente no era agradable...

Me froté los ojos para retirar el champú que se me había escurrido por la cara, y me eché el pelo para atrás, escuchando como Jake Miller proclamaba en su canción que no había otro como él porque somos únicos. Sonreí, me gustaba esa canción, era una lección que todos debíamos aprender. Me sacudí los restos de agua que me quedaban en la piel y saqué una mano por fuera de la cortina, buscando la toalla que había dejado preparada. Tanteé varias cosas pero no la encontraba.

- ¿Buscas esto? – me preguntó Beckett, colocándome la toalla en la mano.

La envolví fuerte en mi cintura y salí de la ducha.

- ¿Qué haces aquí? – inquirí. No me molestaba, al revés.

- Tardabas mucho y necesitaba el lavabo. ¿Cuánto has estado bajo el agua? ¿Media hora?

- ¡Halaaaa! ¡Solo he tardado cuatro canciones! – me defendí.

Beckett soltó una carcajada mientras se peinaba el pelo.

- ¿Tú también cuentas el tiempo en canciones? – Asentí con fuerza, salpicándola con gotitas que aún tenía en el pelo - ¡Ey! ¡Para! – gritó, mientras levantaba los brazos. – Pareces un perro...

- ¿No te duchas? – pregunté, colocándome a su lado en el espejo.

- Me lavé en casa de Will.

Tragué aire bruscamente. ¿En casa de Will? ¿Ducharse? Algo había pasado entre esos dos. "¿Por qué te molesta tanto?" me preguntó la voz repelente de mi cabeza. Borré eso de mi mente y la miré desde el espejo.

- Ah – dije simplemente.

Si no fuera porque no encajaba, juraría que estaba aguantando una sonrisa. Me encogí de hombros, resignado.

- Me voy a vestir y así te puedes maquillar y todo eso.

- Vale – aceptó ella, sin mirarme, su vista fija en el espejo mientras se rizaba las pestañas. Sonreí, pensando que como las rizara más, le darían la vuelta.

Sacudí la cabeza y cerré la puerta a mi espalda. Me apoyé contra ella unos minutos, cerrando los ojos. Que me hubiera contado eso me había dolido, más de lo que debería, pero supongo que lo peor era que lo hubiera dicho tan tranquilamente, como si hubiera tenido que darlo por hecho. Suspiré y rascándome la nuca, bajé al salón para vestirme. Lo de la sábana era una broma pero me lo estaba planteando, ¡con el calor que hacía!

Rebusqué en la maleta, en la cual no había metido ropa de fiesta, así que tendría que hacer un apaño. No pude evitar pensar en la detective. ¿Habría traído ella algún vestido? Aparté ese tema de la mente para no ponerme nervioso, y encontré una camisa de leñador. Me la puse por encima de una básica de tirantes blanca y la dejé abierta para no asarme.

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Beckett miró satisfecha su reflejo en el espejo del baño. Frotó los labios entre sí para repartir bien el rojo pasión que había escogido, y echándose un poco hacia delante, se pasó un dedo por las comisuras de los labios, retirando los restos. Aún inclinada sobre el lavabo, se puso rímel y un poco de corrector para evitar las ojeras, resultado de varias noches de poco sueño.

In Dubio Pro ReoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora