La agarré suavemente del codo, guiándola hacia los sillones que había ahí al lado, tan llamativos. El alcohol estaba empezando a pasarme factura, andaba ligeramente mareado y mi cerebro funcionaba muy lentamente. Nos sentamos en un sillón, notando el fresco cuero rojo bajo nuestras piernas.
- Sí, es gay. Le gustan los hombres – explicó Beckett, suspirando con cansancio.
Me llevé una mano al pelo, alborotándolo, mientras procesaba la información. Hacía poco pensaba que Sorenson y Kate se habían acostado juntos, que estaban de rollo o quizá algo serio; ¡y resulta que es gay! No iba a negar que aquella confesión me había dejado en shock.
- Wow... Yo... - intenté empezar una frase coherente, hilando las palabras que se apelotonaban en mi mente, luchando por salir.
- ¿Tanto te choca oír que alguien es gay? – inquirió la detective, un poco molesta.
– ¡No! – Me apresuré a decir – Es solo que... Me imaginaba que, no sé, estabais liados... O algo...
- ¿¡Qué?! ¿¡De dónde sacas eso?!
Alcé una ceja, como si fuera evidente. De hecho, era evidente.
- No sé, ¿quizá por vuestra forma de bailar? Prácticamente te estaba violando con esos movimientos.
Beckett resopló sonoramente.
- Y te duchaste en su casa, eso es signo de que hubo sexo – añadí, señalándola con la mano.
- ¿Sexo?
- Mira, cuando un hombre y una mujer se sienten atraídos, ocurre... - empecé a explicarle, bromeando.
- Castle, ya sé qué es el sexo – me cortó con exasperación. Se llevó las manos a la cara, con cuidado de no emborronarse el maquillaje y parecer un mapache. – Me estuvo enseñando a hacer surf, fuimos a su casa a tomar algo y me duché para estar más cómoda.
Asentí, era una historia factible, aunque parecería la típica que usas de excusa cuando le has puesto los cuernos a tu pareja. ¿O eso era solo yo? Sacudí la cabeza, buscando centrarme en lo importante.
- ¿Y vuestra forma de bailar? Porque o bien está confuso sobre su sexualidad o tú eres un poco... - dejé que mi voz se apagara, no queriendo decir lo que estaba pensando.
- ¿Un poco qué? Ahora lo dices, no me seas gallina – se me acercó, deslizándose por el sillón, con los ojos entrecerrados.
- Te he visto usar ese método antes. Cuando me interrogaste sobre los robos...
- Y funciona, ¿verdad? – susurró, prácticamente encima de mí, nuestras caras muy cerca. Tragué saliva sonoramente, buscando controlar mi respiración para que no enloqueciese como mi corazón.
- Quizá – murmuré, rozando con mis labios la piel de su mejilla, cuello y el lóbulo de la oreja. La oí suspirar en mi oído, y agarró mi brazo, clavándome las uñas suavemente para acercarme a su cuerpo. Atrapó su labio inferior entre sus dientes, de esa forma tan sensual que me volvía loco.
Deslicé mi boca por la curva de su cuello, dando suaves mordiscos a su piel para luego besarla. Ascendí por la piel de su cuello, me pasé a la mandíbula y cuando estaba a punto de rozar sus labios, me separé ligeramente y la miré. Estaba con los ojos cerrados, la cabeza inclinada hacia un lado para facilitarme el acceso a su cuello, los labios ligeramente entreabiertos, esperando con anticipación los míos. Sonreí, estaba muy sexy...
- Pero no te funciona conmigo – dije en voz bastante alta, separándome de ella.
Beckett abrió los ojos de golpe y me miró, furiosa.
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In Dubio Pro Reo
Misteri / ThrillerAU. Richard Castle lleva una doble vida secreta desencadenada por un suceso del pasado. Kate Beckett es una detective de robos que está segura de conocer esta doble vida pero no consigue pruebas suficientes. ¿Qué pasará si se ven obligados a trabaja...