La canción de "Champion" me despertó a las 9 de la mañana, sacándome de mi sueño bruscamente. Abrí un ojo y me di cuenta de que tenía la boca abierta. La cerré y me masajeé el cuello, dolorido por haberme quedado dormido en el sillón. Localicé mi iPhone en la mesa y me estiré para cogerle, aprovechando la situación para estirar las articulaciones.
- ¿Sí? - contesté, aclarándome la garganta para no tener voz ronca.
- ¿Rick? Gracias a dios que contestas. Llevo llamándote todo el día.
- ¿Día? ¡Son las 9 de la mañana! - dije, frotándome un ojo y dejando caer la cabeza en el cojín.
- Lo sé, lo sé. Pero... Tengo un problema. Anoche me entraron a robar.
Eso me despejó totalmente la cabeza, haciendo que me irguiera y prestara la máxima atención.
- ¿Cómo? ¿Qué se han llevado?
- Nah, una falsificación de un grabado de Sargent.
- ¿Pero tú estás bien? - pregunté, preocupado.
- Sí, sí. No te preocupes. Oye... Esto es muy violento para mí, pero nos conocemos de siempre y... No has sido tú, ¿verdad?
- ¿¡Qué?! ¡Claro que no, Rob! ¡A ti nunca!
- Lo sé, pero mi mujer no me dejaba en paz... Lo siento si te he ofendido, Rick. No pretendía hacerlo. - se disculpó.
- No, tío, comprendo tu preocupación. Pero eres el único al que se lo he contado, el único que conoce los verdaderos motivos de que lo haga... - me levanté, dando vueltas por el salón mientras me pasaba una mano por la cara.
- Tienes tus razones... Créeme cuando te digo que confío en ti. Ahora mismo está la policía en mi casa, empolvándolo todo para sacar huellas. Me siento invadido e impotente.
Solté una carcajada:
- ¿Has hablado con tu médico? Podría recetarte viagra o algo - oí su risa al otro lado del teléfono, pillando mi broma.
- No en ese sentido, mente sucia. - Aclaró - Es solo que me tratan con tanta reverencia. ¡Soy su alcalde pero no es para tanto!
- Tú manejas sus sueldos, comprende que te tengan respeto, Rob.
Su amigo suspiró desde el otro lado:
- ¡Al diablo con el respeto! Ojalá me trataran como a uno más, me estresa que sean tan respetuosos solo por ser yo... La única que no se corta ni un pelo conmigo es esa detective... ¿Cómo se llamaba?
- ¿Beckett? ¿Detective Kate Beckett de Robos? - pregunté, ahora sí totalmente interesado.
- ¡Esa misma! - Dijo Rob, chascando los dedos - Noto interés por tu parte... Espera. ¿No es esa con la que saliste el otro día en la tele?
- Arg... Cada día les tengo más asco a los periodistas... - dije, con desagrado.
- Mientras no me mates a Rook, puedes odiarles cuanto quieras. - bromeó el alcalde. Me reí con él y le pregunté si quería que me pasara por allí.
- Eso te iba a pedir. Somos colegas desde siempre, y yo no me chivé de lo tuyo porque tienes tus motivos, además de que luego las obras robadas aparecen gracias a una "pista anónima".
- Y no sabes cuánto te lo agradezco, Rob. - dije rápidamente, pero de todo corazón.
- Sí que lo sé y por eso me voy a cobrar el favor ahora. Me gustaría que colaboraras con la policía, tú eres de este mundillo y conoces los trucos. Aunque la obra no tiene valor, es más el orgullo y asegurarme de que no vuelva a pasar. ¿Comprendes?
- Por supuesto. Iré en cuanto pueda. - respondí. Ya me había alegrado el día, la semana, el mes... ¡La vida entera!
- Gracias, Rick. Te la debo...
- No seas tonto. No te debo yo cosas ni nada... - mientras hablaba, iba metiendo ropa en una maleta. - ¿Estáis en...? - empecé.
- Sí, pero nos vamos a la isla. Trabajaréis desde allí. - me cortó. Asentí y cuando me di cuenta de que no podía verme, respondí afirmativamente y tras unas bromas, colgamos.
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James Arthur despertó a Beckett con su "Impossible". Ésta alargó un brazo, tanteando en la mesilla y tirando varias cosas en el intento de hacer callar a su teléfono. Cuando logró cogerlo, desbloqueó la pantalla mientras parpadeaba para enfocar la vista, luchando con el sueño.
- Beckett. - respondió, con voz dormida todavía.
- Detective Beckett, reunión en mi despacho en media hora. Hay novedades en el caso de robo al alcalde.
- Perdone, señor, pero pensé que hoy era mi día libre.
- Ya no, detective.
- Además - continuó esta - ¿No le iban a dar el caso a otro?
- El alcalde me ha pedido que sea usted el que lo investigue. Así que levántese ya y venga para aquí, no quisiera hacerle esperar.
El capitán colgó sin darle tiempo a Beckett a replicar, ni siquiera a responder. Se quedó tirada en la cama, con el iPhone apoyado en la mejilla, oyendo el pitido de cuando se corta la comunicación.
- ¡Es una persona! No entiendo por qué todos le tratan como a un dios... - refunfuñó, desenredándose las sábanas a patadas. Acordándose de toda la familia del alcalde, se levantó, se vistió y se lavó la cara a conciencia, pero hasta que no se tomara su café no sería persona.
Salió del despacho del capitán con mala cara. Se le había estropeado el día, la semana, el mes... ¡La vida entera!
- ¿Qué pasa, Beckett? - preguntó Esposito, quitando los pies de la mesa y haciendo rodar su silla hasta acercarse a su compañera.
- Tengo que irme a la isla privada del alcalde para desentrañar el robo.
- Tampoco está tan mal, ¿no? - opinó Ryan, sentándose en el borde de la mesa de Beckett. Esta le miró, y añadió:
- Es que eso es la parte buena.
- ¿Entonces...? - dijo Esposito, esperando la respuesta...
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In Dubio Pro Reo
Mystery / ThrillerAU. Richard Castle lleva una doble vida secreta desencadenada por un suceso del pasado. Kate Beckett es una detective de robos que está segura de conocer esta doble vida pero no consigue pruebas suficientes. ¿Qué pasará si se ven obligados a trabaja...