Capítulo 13

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Estaba a punto de probar sus labios cuando una mano cayó sobre mi hombro, sobresaltándome y provocando que me apartara de golpe de Beckett. Me giré, molesto por semejante interrupción y mi cara de mala leche solo se hizo más y más notable cuando miré quién era.

- ¡WIIIILL! – gritó Beckett, quitando sus manos de mi cuello para saltarle al otro en sus brazos - ¡Viniste!

El surfista la cogió en el aire, sonriendo ampliamente mientras me guiñaba un ojo:

- Te dije que vendría.

Puse los ojos en blanco ante semejante demostración de afecto por parte de ambos. Por el amor de dios, ¡solo se conocían de esa mañana! Aguanté un resoplido, y puse mi mejor sonrisa para saludar a Will.

- Hola, yo soy Will Sorenson – dijo mientras alargaba una de sus manos, la otra sujeta alrededor de la cintura de Beckett.

- Castle, Richard Castle.

Para no parecer maleducado, le estreché la mano. Él me analizó con la mirada, pensativo.

- Me suena mucho tu nombre...

- Soy escritor. Quizá te suene la saga de "Nikki Heat".

- ¡Aaaahmigo! – Sorenson llevó una mano a su cabeza, sonriendo – Los he leído todos, y los de Derrick Storm también.

- ¿Ah, sí? – inquirí. En otra situación habría estado muy feliz de conocer a alguien que apreciara mi trabajo pero no cuando la que estaba colgando de su cuello era Beckett, la mujer por la que estaba empezando a sentir algo más que tensión sexual.

Él asintió con ímpetu:

- Sí, señor. No me puedo creer que te haya conocido.

Le sonreí amablemente, me sabía todo aquel discurso de memoria, pero si fuera de otra persona habría prestado más atención. En este caso mi mente trabajaba a toda velocidad, procesando el alegre recibimiento que le había dado Beckett incluso cuando estábamos a punto de besarnos, y luego recordé lo tranquila que había estado al decirme que se había duchado en casa de aquel surfero. Nos encaminamos a la barra, ellos dos juntos, hablando, y yo por detrás, algo perdido. Fije mi mirada en la mano de Sorenson, que seguía en la cintura de Beckett, quién iba medio apoyada en él debido al alcohol. Mi cabeza también trabajaba bastante lento, y en medio de mi estupidez provocada por la bebida, decidí que si ella iba a estar toda la noche con el "suferito" ese, yo también me buscaría a alguien.

Alcé la mano para avisar al camarero, que se apresuró a atendernos:

- Dos Martini y... - miré a Sorenson esperando a que dijera algo.

- Una Coca-Cola, por favor – respondió, sonriendo de lado al joven camarero. Éste le dirigió una última mirada antes de servirnos las bebidas.

- ¿Solo Coca-Cola, Will? – preguntó Beckett acariciándole el pecho con la mano. Él sonrió y le cogió la mano con la que le rozaba, entrelazando sus dedos. Yo lo miré todo, resistiendo las ganas de apartarle de un golpe de ella.

- Sí, Kate. No bebo, cosa que deberías hacer tú.

- ¿Debería beber? Dicho y hecho – bromeó la detective, dando un trago a su Martini.

Will soltó una risotada, y sacudió la cabeza.

- Sabes que no me refería a eso.

Beckett le sonrió de forma traviesa, y tiró de su mano hacia la pista de baile. Comenzaron a bailar como habíamos hecho nosotros antes, rozándose por todos lados. Aparté la mirada de ellos, molesto y bebí de un trago mi Martini. Alcé un dedo hacia el camarero y señalé mi copa para que me sirviera otra, necesitaba olvidar todo aquello y dejar de ver a Beckett deslizarse sensualmente por el musculoso cuerpo del surfista. Y pensar que hacía menos de media hora estaba yo en aquella situación, era a mí a quien miraba fijamente, era su risa la que resonaba en mi oído, eran sus manos las que recorrían mi cuerpo y sus caderas las que se chocaban contra las mías. Sacudí la cabeza y pedí otro Martini, vaciando de golpe el que me acababa de traer el camarero. En ese momento una rubia de cuerpo despampanante se sentó a mi lado en la barra, pidiendo su bebida y regalándole al camarero una preciosa sonrisa. Despertó mi interés en seguida y me arrastré a su lado.

In Dubio Pro ReoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora