P.D.V. DE STILES:
Estaba sentado en la cama del que ahora seria mi cuarto, la casa al parecer tenia dos habitaciones de invitados. Por lo que yo estaba en una y Peter en la que se encontraba junto a la mía. Me asustaba la idea de que él estuviera tan cerca y yo tan lejos de Cora y Derek, pero no iba a admitirlo, no soy un cobarde y como recién nombrado omega debo superar mis miedos. Sobre todo teniendo en cuenta que una manada de alfas locos me buscaba para matarme o peor, llevarme al laboratorio de los Dread Doctors.
- Al menos uno de los dos puede dormir.
El pequeño cachorro que adopte estaba recostado en mis piernas, movía sus patitas de vez en cuando mientras soñaba con quién sabe que. Con ayuda de Cora identifiqué que era un perro de raza, un ovejero belga para ser mas exactos, por lo que mi padre de seguro aceptaría que me lo quedara. Mi teléfono comenzó a sonar y respondí rapidamente.
- ¿Hola?
- ¡Stiles, gracias al cielo me respondes! - Mi padre gritaba del otro lado de la linea - ¿Estás bien hijo? Dime que no te paso nada, si algo te pasara yo...
- Estoy bien papá, no te preocupes - Lo interrumpí.
- Me alegro mucho, hijo - Intuí que él estaba sonriendo - Dije en la escuela que faltarías un buen tiempo porque habías viajado a otra ciudad para unos exámenes médicos ¿Dónde estás exactamente?
- Yo, veras... - Tragué saliva - N-no es seguro decírtelo por el móvil, ya sabes, podrían interferir con la llamada.
- Es cierto, lo siento mucho - Alguien habló detrás de mi padre - Debo ir a trabajar hijo, cuídate mucho.
- Tu también papá, no comas chatarra.
- Prometo intentar controlarme - Ambos reímos - Te quiero Stiles.
- Y yo a ti papá, adiós.
- Adiós - La llamada terminó.
Deje el celular en la mesita de luz y me quedé observando por unos segundos al perro en mis piernas. Aun tengo que pensar un nombre para él y no se le ocurre ninguno bueno. Es un macho de unos dos meses, con ojos claros y... ¿Acaba de gruñirme? Acaricié la barriga del cachorro y este me gruñó, instantáneamente me vino a la mente el nombre perfecto para mi pequeño compañero.
- Te llamaré... Sour - Le dije con una sonrisa - ¿Te gusta ese nombre?
El cachorro se frotó contra mi mano, tomé eso como un si y sonreí. Era el animal mas adorable del mundo y era mío, por primera vez en mi vida tendría una mascota y estaba muy emocionado. Mi madre no se creería que un cachorro tan bonito formaría parte de nuestra familia. Al recordarla no pude evitar ponerme algo triste, a ella le encantaban los animales y toda mi vida habíamos intentado convencer a papá de que me dejara tener un perro, pero cuando ella falleció mi padre se negó aun mas a tener uno, los animales le recordaban la pasión que mi madre tenía por ellos y como él nunca le había permitido tener uno. Era algo comprensible si se lo pensaba con claridad.
Unos golpes en la puerta me hicieron abandonar mis pensamientos. De seguro Cora ya se había aburrido en su cuarto y venia a hablar conmigo.
- Ya te estabas tardando, Cor... - Frené en seco al ver la sonrisa de Peter - ¿Qué quieres?
- Que forma de recibirme, vengo a hablar contigo ¿Me dejas pasar?
Sabía que iba a arrepentirme, por Dios que lo sabía. Pero negarle la entrada podría enfadarlo y ya había visto suficientes lobos enfadados en mis pocos años de vida. Le hice una seña con la cabeza para que entrara y camine hacia el pequeño escritorio que había en el cuarto, me senté en la silla y levanté al pequeño Sour del suelo.