P.D.V. DE STILES:
Me desperté cuando sentí los rayos del sol chocar contra mi rostro, apreté los parpados mientras esperaba a que mis ojos se acostumbraran a la luz de la mañana. Por lo anaranjado que se veía todo calculé que debían ser mas o menos las cinco de la madrugada, me giré sobre mí mismo y quedé cara a cara con el pecho de Derek. Sonreí y me abracé a él para repeler el frío, el cuerpo del Sourwolf era cálido, siempre me había preguntado como sería darle un abrazo. Ya que desde que lo conozco nunca lo vi recibir abrazos, eso no es humano, yo que soy adicto a abrazar a las personas puedo decir con franqueza que no hay nada mas horrible que no ser abrazado.
- ¿Por qué me estás abrazando? - Lo escuché preguntarme, levanté un poco la vista y tenía los ojos cerrados.
- Porque tengo frío - Hundí mi rostro en su pecho.
Sentí el sol mas intenso luego de unos minutos y una comezón se apodero de mi brazo, al principio no le di importancia, pero luego lo recordé ¡El liquido raro que me dio Deaton! No me lo bebí hoy. Me levanté de repente y por poco caigo del asiento si Derek no me hubiera sujetado.
- ¿Qué ocurre? - Me preguntó mirándome como si me hubiera crecido una segunda cabeza.
- ¡La cosa que me dio Deaton, me voy a quemar de nuevo!
Sin mediar mas palabra ambos comenzamos a vestirnos y Derek cogió las llaves mientras me arrojaba encima su chaqueta, no entendí por qué hacía eso.
- Quédate en el asiento trasero y cúbrete - Me ordenó.
Le hice caso y el comenzó a conducir, aun mientras me cubría el sol continuaba lastimándome, era como si fuera una hormiga a la que le están apuntando con una enorme lupa, no volveré a quemar hormigas, si se sienten como yo ahora las pobres no merecen ser quemadas.
Al llegar a mi casa en la entrada estaba Scott sentado, apenas Derek detuvo mi vehículo me bajé corriendo, pasé de largo a mi hermano de otra madre que me miraba preocupado y abrí la puerta de una patada. Cuando la puerta rebotó contra la pared comencé a escuchar los ladridos de Sour, pero no le di importancia y subí las escaleras corriendo como alma que se lleva el Diablo, cuando llegué a mi cuarto arrojé todas las cosas de mi escritorio hasta encontrar lo que necesitaba y me bebí las tres malditas gotas para luego correr al baño. Eso tardaba un poco en hacer efecto mientras mas lo usaba y necesitaba una buena ducha de agua fría para aliviarlo.
No me di cuenta que dejé a Sour encerrado conmigo en el baño, ni siquiera me preocupé por quitarme la ropa antes de meterme. Comencé a quitármela cuando al empaparse comenzó a pegarse a mi cuerpo y me senté en el suelo de la ducha. El pequeño perro comenzó a pelear nuevamente con mi pantalón, el cual había arrojado a una esquina del baño.
- ¡Stiles! - Escuché las voces al unísono de Derek y Scott mientras golpeaban a la puerta.
- ¡La llave de repuesto está en el segundo cajón de la cocina! - Les grité, no tenía ganas de levantarme a abrir la puerta.
Escuché como se alejaban y luego regresaban para posteriormente abrir la puerta, el primero en llegar a la ducha fue Scott. Mi amigo se puso de cuclillas junto a mí y comenzó a quitarme los cabellos de la cara, tenía una expresión de preocupación digna de sacarle una foto.
- ¿¡Qué ocurrió!? Cuando te vi entrar pensé que eras el Nogitsune o...
- ¿Por qué pensaste eso? - Pregunté levantando una ceja.
Ambos lobos se miraron para luego mirarme con expresiones serias, tragué grueso al ver esas miradas, cuando Derek y Scott miraban así no era nada bueno, que lo hicieran al mismo tiempo era algo aun menos bueno.