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P.D.V. NORMAL:

Scott caminaba junto con Stiles por los pasillos del instituto. Mantenía un ojo en su amigo ya que este desprendía un extraño olor a tristeza y no quería decirle por qué. Doblaron en uno de los pasillos para ir a la biblioteca y el ojimiel por poco sigue de largo, era obvio que estaba concentrado en otra cosa y no le prestaba atención al camino. El de rasgos latinos evitaba que él chocara contra las cosas o lo llamaba cuando se iba hacia otro lado, intentaba hacerlo parecer bromas de Stiles para que nadie se burlara de él. Entraron a la biblioteca y caminaron a una de las mesas vacías.

Mientras ellos intentaban terminar un proyecto de historia las puertas se abrieron y por ellas entró la Nigromante con una sonrisa triunfal y una vestimenta mucho mas colorida que el primer día de clases. Creyeron que los pasaría de largo, pero se detuvo y los saludó con un "Hola, chicos" para luego estrecharle la mano a Scott y darle un beso en la mejilla al de cabello castaño. Este se quedó con los ojos abiertos como platos, eso era algo muy nuevo en aquella chica, ya sospechaba que quizás era bipolar.

Luego de saludarlos se fue corriendo hacia donde estaban otras dos chicas, estas la recibieron con sonrisas y saludos, se las veía muy a gusto con ella. Mientras hacían el proyecto Stiles miraba a la de cabello rizado, en ningún momento aquellas chicas la llamaron por su nombre, lo cual le pareció raro ya que por experiencia sus amigos lo llamaban por su nombre por lo menos unas 200 veces al día.

- Hermano ¿Estás bien? - La voz de Scott lo hizo regresar al mundo real - Te ves algo dispersado.

El chico se quitó los pelos que tenía pegados a la cara a causa del sudor provocado por lo caluroso que estaba el clima y bufó. El joven alfa ladeó ligeramente la cabeza, viéndose como un cachorro confundido.

- Siéndote sincero... Yo no... - Antes de que Stiles pudiera hablar Kira llegó corriendo y besó a Scott.

El de ojos color miel sonrió triste y se levantó, era obvio que su amigo no iba a prestarle atención en ese momento. Pero estaba bien, no era como si fuera algo nuevo para él ser ignorado, de echo, estaba acostumbrado a ello.

Salió de la biblioteca y comenzó a caminar hacia la enfermería, sentía que su cabeza iba a estallar en cualquier momento. Para su mala suerte el entrenador Finstock se le cruzó en el camino y lo obligó a detenerse.

- ¿¡Dónde estuviste ayer!? ¡No has ido al partido! - Le gritó causándole una migraña.

- Claro, por estar en la banca requiere mucho esfuerzo... - Dijo con obvio sarcasmo.

- ¡A MÍ NO ME VENGAS CON TUS JUEGUITOS, BILINSKI, SI SIGUES ASÍ VOY A SACARTE DEL EQUIPO. BILINSKI ¿¡ME ESTÁS ESCUCHAN...?

El entrenador Finstock no pudo acabar la pregunta. Stiles le dio un golpe en el rostro y lo hizo chocar contra los casilleros, los estudiantes que pasaban por allí, tanto nuevos como de cursos superiores, se quedaron mirándolo y comenzaron a murmurar.

- Grábate este nombre, soy STILES STILINSKI - Le dijo Stiles para luego continuar caminando hacia la enfermería.

En ese momento se sintió poderoso, incluso escucho al idiota de Finstock decirle que estaba fuera del equipo hasta que el infierno se congelara y no le importó una mierda. Sus pasos por los pasillos eran decididos y los alumnos lo miraban y le cedían el paso; el chisme de que "El monstruo Stilisnki", como lo llamaron los que lo vieron, había golpeado y derribado al entrenador no tardó en dispersarse por toda la escuela. Para cuando el joven alfa se había enterado Stiles ya no estaba en la escuela, pero el dolor no había desaparecido, al contrario, se había vuelto menos soportable.

Stiles estaba ya muy lejos de la escuela, se había internado corriendo en el bosque mientras que su dolor de cabeza solo se hacía mas y mas fuerte hasta el punto en que se dio la cabeza contra un árbol por impotencia. Soltó un grito de furia y comenzó a darle puñetazos al árbol, no era tan duro como cuando tuvo que golpear el saco de boxear, pero las astillas hacían la experiencia mas dolorosa. Stiles se auto-denominada una especie de masoquista, ya que el dolor le ayudaba a relajar la furia que tenía contenida. Al bajar su nivel de enojo recapacitó todo lo ocurrido: Lo habían echado del equipo y ahora tenía el apodo de "El Monstruo", además de que Scott había vuelto a ignorarlo. Frunció el seño mientras lagrimas comenzaban a deslizarse por su rostro, cayendo al suelo y humedeciendo el pequeño sector de tierra en el que caían. Una mano en su hombro lo hizo voltear.

No Vuelvas A Irte ||STEREK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora