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[NARRADOR]

Stiles estaba nervioso, muy nervioso, mierda que si no tuviera amor propio ya se hubiera orinado de miedo.

Frente a él, la Nigromante intentaba encontrar una forma simple de explicarle uno de los trucos más difíciles de realizar. Stiles no tendría que haber aprendido a dejar su cuerpo hasta mucho más adelante, cuando también entendiera bien como camuflarse y volverse intangible, pero la circunstancia ameritaba que lo hiciera en el momento.

— Si te sirve para estar más relajado, puedes acostarte –Le aconsejó la Nigromante.

El ojimiel hizo caso y se recostó en el suelo de la cueva, temblando un poco cuando su nuca tocó la helada piedra. Estando recostado se notaba mucho más el drástico cambio de la temperatura. Mínimo debería haber cuatro grados menos que en su tiempo.

— Intenta pensar en cosas que te relajen.

— Normalmente la música me relaja.

— No tenemos música aquí, Stiles –Le recordó la italiana.

— ¿Cómo vivía la gente en esta época?

La castaña se llevó una mano al rostro y se rascó el puente de la nariz mientras pensaba seriamente en sus decisiones de vida.

— En momentos como este me pregunto por qué no te maté –Dijo poniendo los ojos exageradamente en blanco.

— ¡Hey! –Se ofendió el menor.— Solo era una pregunta.

— Deja de hacer preguntas idiotas y concéntrate en relajarte, ya estoy harta de estar aquí contigo.

— Como si tú fueras alguien cuya presencia da gusto –Murmuró entre dientes Stiles.

— ¿¡Qué dijiste!?

— Nada.

El ojimiel volvió a cerrar los ojos y suspiró, relajando de esa forma cada uno de sus músculos mientras intentaba recordar cosas que pudieran ayudarle a relajarse. Pensó en muchas cosas, como en cuando aún no sabía nada acerca de lo sobrenatural y con Scott eran solo dos adolescentes que por lo único que se preocupaban era porque los profesores no les vieran usando el móvil en clase, también recordó cuando apenas conoció a Derek y ese pensamiento le llevó a recordar la tarde en la que el lobo le encontró en el bosque, esa vez en la que ambos se besaron como si nada más importase y por poco y acababan teniendo sexo en el suelo del bosque.

Repentinamente se sintió demasiado ligero, como cuando estás a punto de quedarte dormido pero aún estás lo suficientemente consciente como para moverte. Abrió los ojos y vio que estaba de pie junto a la Nigromante y, junto a ella, estaba su cuerpo. Se sorprendió al verse a sí mismo, era como estar dormido.

Pasó su mano frente a los ojos de Micaela, queriendo ver si ella podía verle o sentirle. No, ella ni siquiera se percató de su movimiento de mano frente a ella.

Salió de la cueva y se sorprendió al ver que en el suelo había marcas de colores, como si fueran líneas que marcaban diferentes caminos.

— ¿Qué son estas marcas en el suelo? –Se preguntó mientras intentaba tocarlas.

— Son rastros.

Stiles nunca iba a admitir que casi le dio un ataque al corazón al escuchar la voz de la Nigromante como un eco dentro de su cabeza. Se volteó hacia la cascada para ver si ella había salido, pero no, él era el único que estaba fuera.

— ¿Por qué escucho tu voz si hace apenas unos segundos no me veías?

— Porque lo que dices allí también lo dices en tu cuerpo, tonto –Explicó la Nigromante.— Es como si hablaras dormido.

No Vuelvas A Irte ||STEREK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora