[NARRADOR]
Luego de varios intentos por derribar aquél árbol, el toro se cansó y se fue por donde había llegado. Como un perro que se cansa de perseguir a un par de gatos y regresa con su dueño con el rabo entre las patas.
Aún con la ida del peligro, Stiles no reaccionaba. La Nigromante acababa de decirle que escuchaba no uno, sino dos latidos dentro de él. Además de haber agregado la frase "Creo que estás embarazado".
- Stiles, manten la calma -Pidió la italiana.- Quizás me equivoqué.
- ¡Me dijiste que nunca te equivocabas! -Le gritó el chico asustado.
- Si, pero fijate que soy una emisaria de los MUERTOS -Le recordó.- No sé mucho de seres que se mantienen con vida ¿Quién sabe? Quizás hablé antes de tiempo y solo es un latido pausado o el Nogitsune.
La Nigromante sabía que lo que estaba diciendo era mentira. Ya que el Nogitsune era parte del alma de Stiles, por ende no tenía un latido propio. Además de que el segundo latido que había sentido era más lento que el primero, el cual era el de Stiles porque estaba asustado, así que el segundo latido venía de un corazón aparte. Pero le había dicho eso para que no entrara en pánico, no era el momento ni el lugar adecuado.
Cuando el ojimiel finalmente se calmó, ambos se bajaron del árbol. Teniendo cuidado puesto que en cualquier momento aquél toro podría regresar.
Al alejar la mano del tronco, Stiles sintió como si una ligera e inofensiva descarga eléctrica le hubiera recorrido el. Como cuando pones las manos en un televisor viejo y la estática hace que se te ericen los pelos del brazo.
- Sácame de aquí, por favor -Le pidió Stiles.- Quiero regresar a mi tiempo.
Hubo un silencio de al menos cinco minutos, de los cuales la Nigromante se pasó tres haciendo caras extrañas. Como si estuviera intentando concentrarse y le doliera la cabeza.
- ¡Mierda! -Exclamó de repente la italiana mientras se acariciaba las cienes.- Me duele la cabeza.
- ¿Qué ocurre? -Preguntó el ojimiel.
- Tenemos un problema -Micaela hablaba con seriedad.- Algo o alguien me está impidiendo volver.
- ¿C-cómo que te están impidiendo volver? -Stiles volvía a estar nervioso.- ¡Se supone que eres una Nigromante, la criatura más poderosa que jamás piso la tierra!
- ¿Qué? No exageres -Le pidió la italiana.- Puedo ser poderosa y lo que quieras, pero hay muchas criaturas más fuertes que yo.
- ¿Como qué?
Stiles se arrepintió casi al instante por haber preguntado, hubiera preferido un millón de veces quedarse callado. Pero como su filtro entre cerebro y boca era nulo, la pregunta escapó sola de sus labios.
Pudieron ver como, entre la vegetación, varios pares de ojos les observaban insistentemente, sin siquiera parpadear. No eran de un color normal, pero Stiles podía darse cuenta de que eran ojos humanos, o por lo menos de alguien que alguna vez había sido humano.
- Vaya vaya vaya... -Una voz que sonaba como varias personas habló.- ¿Qué tenemos aquí?
Stiles y la Nigromante se voltearon, viendo que detrás de ellos se encontraba un hombre que Stiles quería no volver a ver. Le reconoció al instante por la sonrisa torcida, era la mala copia de Derek.
- ¡Tú, maldito bastardo! -Le gritó furioso el ojimiel.
- Je... Me alegra que me recuerdas, pequeño -El hombre sonrió aún más.- Me he quedado con ganas de hacerte un par de cosas después de nuestro último encuentro.