Tal fue el tiempo que Elena estuvo despierta pensando, que cuando tuvo que irse a trabajar tenía mucho sueño y no estaba tan vivaz como siempre. Como cualquier otro día Elena llego a la zona alta de la isla, en aquel lugar estaban las casas de veraniego de muchas familias ricas, con grandes patios llenos de árboles frutales. Elena inspecciona la zona, subió un muro no muy alto y cayó en el patio trasero de una de las casas, mientras cogía algunos mangos, para después lanzarlos en su bolsa un ladrido la detuvo. Era un gran perro negro que estaba justo debajo de la rama en la que se encontraba Elena y esta estaba segura de que con sus ladridos ya había advertido a sus dueños de la presencia de un intruso.
-Zeus- Le grito un joven al perro desde la puerta del patio trasero, Elena solo esperaba que aún no la hubiera visto- ¿Que estás viendo, muchacho?- Le volvió a hablar al perro mientras se acercaba al árbol.
Unos profundos ojos verdes miraron fijamente a Elena desde abajo.
-Así que eras tú- Dijo el joven dirigiéndose a Elena- Baja de ahí ahora mismo muchacha o llamare a la policía-La amenazo.
-¿No me hará daño, no es así?- Pregunto Elena, pero al ver la confusión en la cara del joven tuvo que aclarar- El perro, quiero decir.
-Claro que no, Zeus es un perro muy tranquilo.
Elena hizo dotes de su destreza para subir y bajar arboles cayendo limpiamente frente al joven. Él debía ser, a lo mucho unos tres o cuatro años mayor que ella, pero con todo lo que ocurría en su vida Elena ya no se sentía como una muchacha de diecinueve años sino como una mujer de sesenta.
-¿Cómo te llamas?- Le pregunto él.
-Elena-
-Así que Elena- Dijo el cómo probando su nombre en sus labios- Yo soy Cristianno, un placer conocerte- Cristianno le tendió su mano esperando pacientemente a que Elena hiciera lo propio, y así fue- Bueno Elena, ahora que nos hemos presentado me aceptarías que te invitara a un café mientras me cuentas porque estas robando los frutos de mi casa...
Elena había pasado doce años de su vida en un orfanato pero no era tan tonta como para no sospechar de las intenciones y galantería de Cristianno.
-Tengo una hija- Le dijo Elena- Y un esposo, para que lo sepas.
Cristianno se quedó sorprendido, como era posible que una mujer tan hermosa y joven ya estuviera atada a alguien más por el resto de su vida. En ese momento siento curiosidad, quería saber que se escondía detrás de aquel rostro de gesto serio que parecía no brillar como debería.
-¿Te he hecho algún comentario indecoroso?- Le pregunto Cristianno suavemente a Elena.
-Pues, no- Elena se sentía abochornada, sería que había malinterpretado las atenciones de él.
-Entonces, vamos por ese café y cuéntame de ti- Le dijo él, mientras le mostraba el camino al interior de la casa-
Elena se había sentado en un taburete de la cocina mientras Cristianno preparaba el café. La casa era muy bonita con muebles de madera cálidos que la hacían parecer el lugar perfecto para descansar. Elena estaba tan ensimismada soñando en criar a su pequeña en una casita así, que no escucho lo que Cristianno le preguntaba.
-¿Disculpa, que me dijiste?- Le pregunto Elena confusa.
-Te preguntaba, que edad tienes- Le contesto él.
-Diecinueve años-Elena dijo sinceramente. Sabía que él, como muchos otros podría juzgarla por haberse quedado en embarazo tan joven pero ella aun así era muy feliz.
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Dolor,traición y venganza
Short Story"No te importo causarme la tristeza más grande que algún día pude sentir" -Dolor "La única persona en la que creí que podía confiar ciegamente, fue la que me apuñalo por la espalda" ...