Capítulo 28

2.9K 128 34
                                    

Todos parecieron haber tomado los cambios con buen ánimo. Pronto Cristina se vio cediendo parte de sus obligaciones de la hacienda a Bruno. A pesar de la falta de una educación superior, Bruno era muy bueno para los negocios. Así fue como Cristina recupero un poco del tiempo que había perdido con su hija. Lucía e Ivonne eran inseparables, ambas niñas estaban cursando el mismo grado por lo que pasaban todo el tiempo juntas, ya fuera en casa o en el colegio. Diego se sentía extrañado, al fin podía ser un niño normal sin la responsabilidad de cuidar a su hermana pequeña, la vida por fin era perfecta para él. Pero lamentablemente desde muy pequeño Diego había aprendido a desconfiar de las cosas buenas.

Una mañana Cristina ayudaba a las niñas con sus uniformes, todo era risa en la habitación hasta que Lucía se armó de valor para preguntarle algo de suma importancia a su madre.

-¿Mami, los adultos no se deben besar si no están casados, no es así?- Cristina miro a su hija por un rato pensativamente mientras peinaba el cabello de Ivonne.

-Mi amor, los adultos se besan porque se quieren mucho y esa es su forma de demostrarse afecta.

-Si mami, eso lo entiendo. Pero solo lo deben hacer las personas que están casadas, ¿cierto?-

-Los adultos se pueden besar si son novios o si están casados- Cristina sabía que habían muchas situaciones más en las que nos personas se besarían, pero no quería confundir la pequeña mente de su hija- Bueno pequeños tormentos es hora de ir a la escuela, las espero en el auto.

En ese momento Cristina no logro entender lo que su respuesta había hecho en Lucia. Ahora la niña estaba más confundida que nunca, si Bruno se había casado con su madre porque besaba a escondidas a su tía Deborah.

(...)

Cristina aprovecho el lapso de tiempo que tenía libre de las niñas para revisar su correo y hablar con algunos proveedores y clientes. Hacía ya algunos días que no lo revisaba y encontró sorpresivamente un mensaje desconocido.

"Señora Cristina Baldwin, tenemos información de suma importancia para usted. Agradeceríamos que se pusiera en contacto con nosotros lo antes posible"

Aquel extraño mensaje iba firmado por una compañía de investigación privada.

-¿Que estaría sucediendo y por qué la estaban buscando de una compañía de investigación?-Se preguntó Cristina.

Con algo de temor aun, ella respondió el mensaje.

"Soy Cristina Baldwin, me interesa saber la razón por la que me están buscando y cómo fue que lograron contactarme en mi correo personal.

Espero su pronta respuesta"

Cristina siguió revisando sus correos, contestando y desechando información pero sin dejar de pensar en la extraña manera en que la contactaron. Después de casi dos horas de navegar por su buzón de entrada apareció una escueta respuesta.

"Nuestra compañía fue contratada para dar con su paradero y el de su madre, Elena Adamo. El señor Cristianno Gabrielle quiere concertar una cita con usted"

Cristina contuvo con sollozo, después de tantos años, de tantas tristezas y agonías en las cuales necesito de una figura paterna en su vida, por fin llegaba. Por fin iba a conocer a su padre.

(...)

Cristianno no se podía quedar quieto, se había cambiado el traje tres veces y se había afeitado para estar más presentable. Todo era tan nuevo, después de una semana de pensarlo su hija se había contactado con la compañía de investigación. Hoy era el día, iba a conocer a la hija que no había visto nunca. Tantos momentos valiosos de su vida que perdió, Cristianno tenía miedo que fuera demasiado tarde. Tal vez los años habían hecho mella en el corazón de su hija y el odio por las mentiras y los secretos que lo habían separado de su madre hubieran calado tan hondo que ya todo estuviera perdido.

Sin importar sus temores, ahí estaba, esperando a su tan adorada hija. En un momento creyó que lo mejor era hablar primero con Elena, pero sabía que las cosas las debía llevar poco a poco. Su hija era una de las piezas más importantes del rompecabezas en el que se había convertido su felicidad y todo lo que un día, como un iluso joven había soñado junto a la mujer que amaba. Que aún amaba.

De pronto algo en su corazón lo inquieto, alguien se estaba acercando a su mesa, una mujer joven que reconoció inmediatamente sin haberla visto antes, su hija. Cristina tenía sus mismos ojos, además de otros rasgos muy propios de la familia Gabrielle. Cristianno no pudo seguir conteniendo la emoción, se levantó y termino de recorrer el camino que lo separaba de su hija.

-¿Cristina, hija mía? ¿Eres tú?- Pregunto creyendo que estaba en medio de uno de los tantos sueños- Eres mi hija- Afirmo convencido.

-Papá- Cristina olvidó el pasado y los errores que la habían separado de su padre. Sin importar que, lo abrazo intentando demostrarle lo agradecida que estaba de conocerlo y de tenerlo en su vida.


Dolor,traición y venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora