Elena no podía creer lo que tenía frente a sus ojos. Su ropa parecía costosa y su expresión más amargada de lo que era de adolescente. Pero aun así, seguía siendo su hija. La hija a la a que no había visto hacia casi cinco largos años. Deborah por fin había regresado.
-Hola Elena- Deborah miro detenidamente a su madre. Los años que y las circunstancias habían sido buenas para su madre. Ya no se le veía tan insignificante como antes- Se te ve bien.
-Hija mía- Elena abrazo a su hija como en la época en la era solo una niña pequeña.
-Elena, no creo que debamos podernos dramáticas. Que te parece si me invitas a entrar a la casa, estoy desesperada por ver a mi hermana-
-Claro hija, sigue, sigue- Elena llevo a su hija al recibidor de la casa grande- ¿Quieres tomar algo?, debes estar terriblemente cansada por el viaje.
-Sí, estoy cansada- Confeso Deborah-Pero lo único que quiero es ver a mi Cristina. En estos meses he recibido sus cartas. Supe que se casó con Alejandro y tuvieron una hija. Que felicidad para ellos-
-Sí, Lucía es una preciosidad. La tienes que ver Deborah, se parece tanto a ustedes cuando eran bebés- Elena hablaba emocionada. Lucía era su primera nieta y la quería mucho- Creo que tu hermana está en su habitación. Alejandro esta en los establos, aunque no creo que tarde en regresar. Está totalmente enamorado de su hija.
-Ya lo imagino- Deborah no quería escuchar sobre la felicidad de su hermana o sobre la bastarda que había traído al mundo.
Subieron lentamente las escaleras hasta el segundo piso de la casa, el lugar donde se encontraban las habitaciones. Aquella era la casa en la que Deborah siempre había querido vivir, el lugar en el que tendría hijos para Alejandro, donde viviría para él y solo para él. Al llegar al segundo piso Elena toco la puerta del dormitorio principal.
-Adelante mamá- Se escuchó la voz de Cristina.
-Cariño, por fin se escucharon mis ruegos- Elena se acerca a la gran cama que dominaba el dormitorio principal y en la que Cristina estaba descansando.
Cristina vio los ojos surcados de lágrimas de su madre, mientras dirigía su mirada a la entrada de la habitación. Como si se tratara de una alucinación Cristina se llevó su mano derecha instintivamente a los labios intentando contener un sollozo.
-¿Deborah?-
-Hola Cristina, ¿Cómo estás?- Deborah observo concienzudamente a su hermana. Mientras que ella había tenido que dar a luz y después volver a su vida normal, Cristina tenía a todos a sus pies, cuidando de ella y de su hija.
-Estoy tan feliz de verte, acércate por favor- Le pidió Cristina.
-Cristina esta algo delicada después del parto y el médico le ordeno guardar reposo- Informo Elena.
-¿Así que tuviste una niña?- Deborah tomo asiento frente a su hermana. No deseaba escuchar sus relatos de lo maravillosa que era su vida de casada, ni de las atenciones y mimos que había tenido durante su embarazo.
-Sí, no es porque sea mi niña, pero es hermosa- Le conto con orgullo- Se llama Lucía, tal vez dentro de un rato podrías conocerla. Hace poco que la dormí y no querría despertarla tan pronto.
Deborah siguió escuchando a su hermana por unos minutos más. Elena había decidido bajar para a la cocina a prepararles algo de beber.
-¿Amor, ya está despierta Lucía?...-Alejandro se calló inmediatamente después de haber hablado. Dos pares de ojos lo miraban fijamente. Cristina, su esposa, su vida, lo miraba con todo el amor del mundo. Deborah, lo miraba con sed de venganza.
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Dolor,traición y venganza
Historia Corta"No te importo causarme la tristeza más grande que algún día pude sentir" -Dolor "La única persona en la que creí que podía confiar ciegamente, fue la que me apuñalo por la espalda" ...