Capítulo 9

2.6K 165 9
                                    

Solo habían pasado unos pocos meses después de la partida de Alejandro, pero todo parecía peor que antes. Deborah odiaba a su hermana y ahora no intentaba siquiera disimularlo. Elena no sabía cómo sus hijas habían terminado enfrentándose por un joven, al menos se tranquilizaba con saber que ninguna de las dos sospechaba que eran hijas de padres distintos o eso esperaba.

Todo comenzó siendo un día normal, Cristina y Deborah se arreglaron para ir al colegio. Elena se fue a la hacienda un poco más aliviada porque sus hijas no habían discutido aquella mañana.

-No te atrevas a dirigirme la palabra cuando estemos en clase- Deborah detuvo a su hermana en medio del camino solo para hacerle esa advertencia.

-Tenlo por seguro, Deborah- Cristina esquivo a su hermana y siguió caminando- Ya no me interesa seguir rogándote para que me perdones por algo que nunca hice.

Siguieron caminando unos minutos más hasta que llegaron, ambas entraron en el colegio y se dirigieron a su salón. Deborah había sido siempre una estudiante muy desaplicada, por lo que estaba repitiendo un grado. Y para desgracia para las dos, estaban juntas en la misma clase. Solo había pasado la mitad de la jornada cuando la secretaria de la directora llego al salón.

-Buenos días, señoritas- La secretaria espero pacientemente a que su saludo fuera correspondido para volver a dirigirse a ellas- La directora necesita a la alumna Deborah Adamo en su oficina. Ahora mismo.

Cristina vio cómo su hermana se levantaba de su sitio para seguir a la secretaria fuera del salón. No sabía que había hecho Deborah, pero imaginaba que debía ser muy grave para ser llamada por la directora.

-Yo no he hecho nada- Le dijo Deborah a la secretaria- No entiendo para que me necesita la directora.

-Deborah, yo no sé para qué te necesita la directora- Le explico la secretaria-Ella será quien te explique. Ahora entra- Le dio un pequeño empujoncito para que entrara a la oficina de la directora.

-Señora, me mando a llamar- La directora estaba hablando con un señor de no muy buen aspecto en el preciso momento en el que Deborah entro.

-Deborah, el señor aquí presente quiere hablar contigo-

-Pero yo no lo conozco, para que quiere hablar conmigo- Le hablo Deborah directamente a aquel hombre.

-Yo los dejare solos para que puedan hablar- Parándose de su silla y saliendo silenciosamente de la oficina, la directora los dejo a solas.

-Cariño, sé que no me reconoces. Eras solo una bebe la última vez que te vi-

-De que me habla- Deborah está muy confundida- No me diga cariño. Usted no me conoce.

-Claro que te conozco, yo estaba ahí cuando naciste, yo te sostuve entre mis brazos. Soy Gastón, tu papá-

Deborah se derrumbó sobre una silla cercana. No podía ser cierto, ella no podía ser hija de aquel hombre. Ella había visto una foto de su papá, él se llamaba Cristianno y en aquella fotografía se veía lo mucho que la quería, a ella y a su madre.

-¡No es cierto!- Deborah le grito a aquel extraño- Mi papá se llamaba Cristianno y nos amaba a mi madre y a mí. Por el mi hermana menor tiene su nombre.

-Hija, quiero que te calmes. Te voy a contar lo que en verdad sucedió- Gastón hablo confiado. Él había investigado lo suficiente a su ex mujer y sabía que Deborah no quería ni a su madre ni a la bastarda que esta había tenido con su amante. Gastón estaba lleno de rencor por todos los años que había tenido que pasar en la cárcel, además del abandono de la única mujer que siempre había creído que sería suya.

"Yo conocí a tu madre cuando aún éramos unos niños. Ambos crecimos en un orfanato de una isla italiana y cuando fue mayor de edad, salí del orfanato con la única intención de regresar por ella. Cuando nos casamos fui el hombre más feliz del mundo igual que cuando tu naciste. Tú fuiste siempre la luz de mis ojos, pero tu mamá no estaba tan contenta. Ella no quería embarazarse en primer lugar y cuando tú naciste busco una manera de divertirse. Yo tenía que trabajar día y noche para mantenerlas, por lo que nunca sospeche que tu madre me era infiel. No sé cómo hizo pero aquel hombre casi la mata cuando le dijo que estaba embarazada, en un último intento por protegerlo, me denuncio por la paliza que sufrió y pase algunos años en la cárcel.

-¡Mentira, eso no es cierto! ¡Eres un mentiroso!

-Nunca te has preguntado porque tu madre nunca les habla de su padre o mejor dicho de sus padres. Nunca te has preguntado porque tu hermana y tú no se parecen. Ella es una bastarda. Y tu madre una zorra, cuando aquel hombre se dio cuenta de la clase de mujer que era, la abandono. Él estaba casado y su esposa muy enferma pero a tu madre no le importó.

...

Corto pero sustancioso. Gracias por leer esta historia, no se olviden de votar y comentar.

Dolor,traición y venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora