Deborah estaba lista para hacerle una visita a su hermana que recién había dado a luz. Ese era el momento preciso para acabar con la felicidad de Cristina y Alejandro para siempre. Que sentiría su hermana cuando le dijera que había tenido una hija de su adoro marido. Deborah guardo en su bolso la fotografía que tanto había insistido Bruno en tomarle cuando cargo por primera vez a la niña a la que había traído al mundo. Ahora se lo agradecía, esa sería una prueba infalible.
-¿Deborah, la niña tiene hambre?- Bruno entro en la habitación principal para encontrar a Deborah haciendo su equipaje- ¿Pero, qué diablos es esto?- Bruno sostenía a su pequeña hija entre sus brazos.
-Bruno, estoy seguro que no eres ciego. Me voy a visitar a mi familia, mi hermana acaba de tener una bebé y quiero estar con ella- Eso era lo último que en realidad Deborah quería, pero debía convencer de una forma a Bruno para que se quedara con la niña.
-Muy bien- Dijo Bruno con rabia- Si te vas, llévate a Ivvy. Ella solo tiene unos pocos días de vida y no es bueno que este apartada de ti. Ni siquiera has querido amamantarla, eso no es bueno para el bebé.
-Mi familia no sabe que tuve una hija- Le confeso, intentando conseguir su compasión- Yo nunca sentí que era suficiente para mi familia, ahora imagina lo que dirá mi madre cuando sepa que he tenido una hija sin estar casada, por favor, ayúdame- Entre lágrimas fingidas Deborah le suplico.
-Está bien Deborah, tú y mis hijos son todo para mí. Aunque no te pueda dar todos los gustos que siempre has querido, yo te amo sinceramente y quiero hacerte feliz- Bruno creía que podía hacer cambiar a Deborah, la amaba tanto que la hubiera seguido hasta al infierno sin dudarlo, si ella se lo pedía.
-Me voy esta misma tarde para estar en la hacienda del marido de mi hermana, mañana temprano- Dijo con acidez, intentando no mirar fijamente a los ojos a Bruno para que no fuera testigo de su abandono. De algo estaba muy segura pasara lo que pasara, ella no volvería a aquel pobre apartamento y a aquella vida llena de carencias.
---
La luz de un buen día de verano baño los alrededores de la hacienda. Todo estaba en paz y armonía. Desde el día de la boda, seguido por el nacimiento de Lucía, solo habían sucedido cosas buenas. Aquella bebita era una bendición para todos.
Cristina recién había dejado a su pequeña en su cuna, solo eran las seis de la mañana pero Lucía se había despertado hambrienta. Cristina miro la habitación que con tanta ilusión habían preparado su marido y ella. Lucía era una hija muy deseada, pero lamentablemente seria hija única, recordó Cristina con dolor. El doctor que había atendido su parto, le había informado que era una suerte que su embarazo hubiera llegado a término, Cristina tenía un extraño trastorno en la coagulación de su sangre que con facilidad podría haber provocado un desprendimiento de placenta. El doctor había sido muy claro con Cristina y Alejandro, otro embarazo pondría en peligro la vida de Cristina y del bebé. Aun así, Cristina no tenia de que quejarse, amaba tanto a su pequeña Lucía, que con su solo presencia se sentía completa. Su hija era un milagro.
-Lucia está dormida, vuelve a la cama- Le hablo Alejandro en su oído mientras a la abrazaba tiernamente por la espalda- Deja de preocuparte tanto por nuestra pequeña y preocúpate un poquito más por tu marido.
-¿Sientes que te he dejado olvidado desde el nacimiento de Lucía?- Le pregunto Cristina, volteando lentamente entre sus brazos para mirarlo fijamente.
-Lucía es mi niña y la amo, porque es tuya y mía- Alejandro escondió su rostro entre los cabellos de su esposa- Pero eso no me impide ser un estúpido por sentir celos del vínculo tan especial que tienen. Quiero estar ahí siempre y ser parte de ese vínculo.
-Cariño- Cristina tomo entre sus manos el rostro de Alejandro- Te amo, mi vida. Y te aseguro que Lucía también lo hace y por supuesto que puedes estar ahí siempre, no quiero excluirte de ningún momento importante en la vida de nuestra pequeña. Además, créeme que cuando Lucía tenga edad suficiente ya no buscara los mimos de su madre y recurrirá a ti. Toda niña necesita un héroe y tu serás el mejor para Lucía.
-Te amo Cristina, pero no por ser la mujer de mi vida, te amo por ser mi vida entera- Alejandro besó a su amada esposa mientras la acercaba a su cuerpo. Cuando ambos sintieron que les hacía falta la respiración se separaron. Teniendo la oportunidad Alejandro tomo en brazos a su esposa y la llevo a su habitación.
---
Hola, gracias por todos sus buenos deseos para que me recuperara pronto. Aquí estoy de vuelta.
Comencé a escribir este capítulo pensando ya en la maratón, pero creo que la maratón ya será el verdadero final de la etapa de "Traición", así que la dejare para mañana. Y a partir del momento que comience a escribir "Venganza" seré mas organizada, me parece injusto no darles un día fijo para las actualizaciones. Así que les estaré avisando los días de actualización.
Gracias por votar y comentar, para una persona que escribe es importante saber que está transmitiendo algo con sus escritos.
ESTÁS LEYENDO
Dolor,traición y venganza
Short Story"No te importo causarme la tristeza más grande que algún día pude sentir" -Dolor "La única persona en la que creí que podía confiar ciegamente, fue la que me apuñalo por la espalda" ...