Capítulo 13

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Alejandro había vuelto. La realidad de verlo ahí, frente a ella inundo el corazón de Cristina. Ella quería lanzarse a sus brazos y perderse en ellos para siempre, pero las cosas ya no serían iguales. Cristina era consciente que no podía esperar que los sentimientos de Alejandro fueran los mismos que antes de partir. Además, no se sentía capaz de darle una nueva oportunidad a sus sentimientos después de que por ellos sabía que su hermana sufría. Qué hacer cuando el corazón te dice que te entregues por completo, pero la razón te frena deliberadamente.

-Sigo esperando un abrazo- Alejandro miro detenidamente el rostro de Cristina. Definitivamente era ella la única dueña de su corazón. En los años que estuvieron separados, Alejandro intento salir, conocer gente nueva y tal vez, con suerte olvidar el amor que sentía por Cristina, pero había sido inútil. Ese amor seguía ahí, intacto.

-Ale-Cristina se dejó rodear por el abrazo de Alejandro con cierta reticencia. No quería ilusionar a su corazón.

-Te extrañe, todos y cada uno de estos días- Alejandro le dio un beso en la frente tiernamente. Cristina era una chica temerosa de ser feliz, pero estaba seguro de que no había nadie mejor para hacerla feliz que él.

-Bueno, bueno creo que mi hijo ya hizo notar su presencia en la casa- La señora Amanda, madre de Alejandro entro en la cocina con una gran sonrisa en su rostro- Nada era lo mismo sin ti aquí, hijo. Ya viste a Tempestad, ese caballo cada día está más hermoso y todo gracias a Cristina, que lo cuido.

-Espero que mi llegada, no haga que dejes de cuidar de mi caballo, por favor- Alejandro tomo una de las manos de Cristina entre las suyas, en silencio también pidiéndole que no lo apartara a él de su vida.

Ambas madres se miraron en silencio compartiendo el momento que sus hijos estaban viviendo. Para ninguna de las dos era un secreto los sentimientos de aquellos jóvenes. Elena lo único que anhelaba era que su hija tuviera por fin la felicidad que ella sentía no había podido brindarles. Amanda estaba segura que Cristina sería una perfecta persona para cuidar de su hijo.

En los días que siguieron a la llegada de Alejandro, todo fue entusiasmo y júbilo en la hacienda. Para nadie era un secreto todo el tiempo que compartían Cristina y Alejandro todos los días. Desde simples caminatas por los alrededores de la hacienda, anécdotas de los días de universidad de Alejandro, recuerdos de su niñez, todo aquello los completaba porque sabían que estaban junto a la persona indicada.

Alejandro estaba completamente decidido a hacer de Cristina, la única mujer de su vida. Poco a poco casi sin darle oportunidad de cambiar de opinión comenzó a cortejarla. Cristina sentía estar viviendo en medio de un hermoso sueño, para ella todo cobraba sentido y color junto a Alejandro. Ale no quería precipitar las cosas pero todo iba tan bien con Cristina, que supo que estaba frente al momento correcto. Solo quedaba hacer una pregunta de corazón, esperando no salir lastimado.

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-Esta será la última vez- Deborah miro a Bruno aun en la cama- No quiero nada más de ti.

Bruno miro el esbelto cuerpo de Deborah, él la quería para él y solo para él. Nunca la dejaría escapar. Haría cualquier cosa, lo que hiciera falta para retenerla a su lado. Para siempre.

-Tú eres mía, Deborah- Bruno salió de la cama y acorralo a Deborah contra una de las paredes de la habitación- Hare lo que sea, lo que tú quieras siempre y cuando no me dejes. No nos dejes. Tú eres la única figura materna que conoce Diego, por lo que más quieras no me dejes.

Lo que más quisiera. Deborah solo recordaba una cosa que había querido más que nada, pero que su hermana le quito. Pero sabía que Alejandro, su amor, su odio, su obsesión, no sería ni de ella ni de su hermana. Con un sentimiento agridulce Deborah decidió alargar su aventura con Bruno, al final no tenía nada más.

-Me quedare un tiempo, no te prometo más- Deborah observo frente a ella los labios de Bruno y sin esperar lo beso con rabia, furia. Por todo lo que ella quería que fuera pero que no era- Recuerda, no me gustan los hombres débiles.

Deborah termino de ponerse su ropa, salió a buscar en la cocina un vaso con agua. En su camino se cruzó en algunos juguetes tirados por el suelo del apartamento. De forma desdeñosa lanzo con su pie un carrito que estaba en su camino, sin importarle en lo más mínimo que se estrellara contra la pared fragmentándose.

-Mi carrito- Hablo una voz aguda a las espaldas de Deborah- Mami, mi carrito

Deborah vio como el pequeño comenzaba a arrugar su cara para comenzar a llorar. Odiaba los llantos, pero aún más odiaba a los niños. Ella nunca sería madre, nunca. Miro detenidamente la pequeña cabeza cubierta de rizos oscuros y los grandes ojos verdes llenos de lágrimas no derramadas, seguro la madre de aquel mocoso había sido una mujer muy bella.

-Escúchame escuincle, yo no soy ni seré jamás tu madre- Deborah tomo el brazo del niño, llevándolo a un sillón- Tu "mami" murió y nunca la volverás a ver- Deborah salió del apartamento sin importarle los sollozos silenciosos de aquel pequeño que solo quería amor, igual que ella.

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Otro capítulo de "Dolor, traición y venganza", me siento muy contenta por toda la actividad que hemos tenido estos días y les puedo adelantar que ya nos quedan pocos capítulos de "Traición" y muy pronto entraremos a una nueva etapa.

Solo les adelantare que este pobre niño "Diego" que está sufriendo tanto, es uno de los personajes principales de "Venganza".

Gracias por todo, no olviden votar y comentar J

Además quiero extender un saludo y una bendición a todos los ecuatorianos, Dios los bendiga en estos momentos tan difíciles.

Dolor,traición y venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora