Capitulo 14

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-¿Te parece si pedimos ya la cena? Tengo hambre - se había vuelto a poner sus gafas y caminado de nuevo hasta los sofás cogiendo de un mueble el teléfono.

Sus palabras me hicieron bajar un poco a la realidad. Lo miré y tragué saliva. En mi mente solo rondaba lo recientemente razonado. Ojos, sonrisa, Christopher y amor. Los junté todo y volví a obtener la misma conclusión. Me había enamorado de Chris, ¿enamorado? Hasta las trancas. Me dio un vuelco al corazón al repetirlo de nuevo, lo hice, uno, dos tres veces, lo miré mil más y lo admití de nuevo.

Christopher había sido especial desde el primer momento, había entrado en mi vida de una manera muy repentina, en un momento que no estaba preparada, pero, ¿cuando se está para sentir todo eso?. Los nervios, los temblores, los cosquilleos en el estómago cuando reía o me hablaba de la forma en que lo hacía. Lo sabía hace mucho pero aceptado hace unos escasos instantes.

-¿Dulce?

-¡Que! - brinqué sobresaltada cuando me llamó.

-Que si te parece que... -paró y frunció el ceño- ¿Estás bien?

-¿Yo? Claro... sí, perfectamente- acababa de admitir por fin que estaba enamorada de él, ¿como iba a estar?

-Em... de acuerdo, entonces llamó ya al restaurante.

Apunto estube de darme yo misma una cachetada para salir del trance en el que me encontraba pero por suerte reaccioné. ¡Dios! Odiaba quedarme tan abobada frente a él.

-Sí pero... - miré el reloj - son la diez de la noche, ¿de verdad crees que en una fecha como hoy traeran a domicilio?

-Por supuesto si se tiene amigos en todos lados y encima te deben algun favor.

Yo tan solo reí y me volví a sentar en el sofá mientras Chris hablaba por teléfono, lo miraba en cada instante, hablaba con un tal Ramón, reía y se pedía algun favor, volvía a reir y al final al parecer aceptó, pidió la comida, algo típico pero delicioso pero más para mi ambriento estómago.

-En media hora estará aquí - se sentó a mi lado con cuidado de choarse o algo conmigo.

Suspire por inésima vez y sonreí. Aquel iba a ser el mejor fin de año de mi vida, con él, sonriendo porque realmente estaba feliz y con un plan que siempre había querido realizar.

Media hora más tarde que pasamos hablando de los planes de otros años, él los últimos tres años, despues de su accidente, los había pasado con su hermano y algunos amigos y yo, pues le conté lo fántastico que lo pasaba. Sonó el timbre y Max, que hasta ahora había estado descansando en la cocina, salió disparado hacia ella y dando un salto para apretar un botón que estaba al lado del pómulo abrió la puerta, yo me quedé anonadada con el perro ante su azaña.

Chris se levantó, saludó a su amigo y recogió el pedido de la comida, yo me quedé sentada en el sofá, me daba algo de vergüenza que me viera y que pensara algo, preferí evitar algun tipo de comentario. Cuando volví a escuchar cerrarse la puerta y una despedida aprecí en el comedor, Max vino para que lo saludara, yo lo hice y sonriente me acerqué a Chris.

-¿Te ayudo? -le dije al ver como se encontraba peleando para abrir la bolsa.

Chris levantó la cabeza, sonrió y aceptó. Yo me acerqué y juntos sacamos la deliciosa comida, era un pollo a la naranja que tenía una muy buena pinta, una ensalada, papas y dos botellas de vino... ante eso me reí.

-¿Pretendes que nos emborrachemos? - volví a reir y él me acompañó.

-Más vale que sobre que falte, ¿no? - esta vez solté una carcajada.

Amor CiegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora