Él primero se mantuvo callado, miró hacia otra dirección un momento y luego me volví a ver reflejada en los cristales oscuros de sus ojos, soltó un suspiro y asintió suavemente con la cabeza.
-De acuerdo, pero las damas primero Dulce – sonrió y yo no pude evitar acompañarlo. Él corazón se me aceleró más de lo que por sí ya estaba. Sonreía como tonta y no podía apartar mi mirada de su perfecto rostro.
-Y... ¿qué quieres que te diga de mi? -suspiré pausadamente – Te he contado mucho ya.
-Dul... - suplicó – sabes a lo que me refiero -al igual que yo (que lo hacia más amenudo) suspiró – No te puedo ver y, por lo tanto, solo puedo imaginarte, anda dime...
Se me cortó la respiración, sudé frío... todo tipo de síntomas acompañados por una gran punzada en el estómago invadieron mi cuerpo tras escuchar sus palabras.
-Es que... no sé que decirte. Se me da muy mal decir como soy, no sé... - claro, básicamente por si para variar, los nervios ocuparan toda mi razón para decirle de más o de menos y que él se imaginara algo extraño.
-Vamos... no lo veas tan difícil, tan solo descríbete.
Me mordí el labio pensativa, creo que en esos momentos se me olvidó hasta como era mi rostro.
-¿Tan dificil te parece? - su expresión se mostró seria con un punto de preocupación o quizás frustración, no supe muy bien como definirla.
-Sí... -contesté tímidamente. Si tan solo respirar me resultaba difícil con él al lado, tener que describirme bastante más.
-Bueno... si quieres te lo puedo poner más fácil.
Antes de que a mi me diera tiempo a preguntar, fruncir el ceño o tan solo pestañear, Chris se había deshecho de la manta que tapaba nuestras piernas y se había puesto de pie tomando mi mano, yo la miré y luché para controlar el repentino temblique en ella. Por un leve jalón de Chris atiné a ponerme de pie junto a él. Chris caminó aún con mi mano entrelazada a la de él.
Con desición y confianza caminó por la casa, esquivó la mesa, pasó entre los sofás, siguió hasta el pequeño tramo que conectaba al salón con el comedor y se paró. Alcancé a ver su sonrisa, que una vez más me deslumbró, me atrajo hacia él y en ese momento creo que agradecí que no pudiera ver para que no fuera consciente tan directamente de mi estado, estaba acalorada pero a la vez tenía frío, las piernas me fallaban, mi pecho subía y bajaba con bastante ritmo e intentaba con todas mis fuerzas ocntrolar mi tan agitada respiración.
-Ven... - de nuevo me atrajo hacia él, subio su mano rozando mis brazos con cuidado hasta llegar a mi hombro y sujetarlo suavemente. Chris se posicionó detrás de mi, siempre palpando mis hombros para situarse.
Fue entonces cuando me di cuenta que estaba delante de un espejo, miré mi rostro. Estaba extremadamente colorada, parapadeé varias veces y mojé mis labios mientras los apretaba para que cogieran un mínimo de color ya que en ellos no quedaba ni rastro de un poco de gloss.
-A lo mejor ahora te resulta más fácil. - su susurrante voz junto a mi oido me hizo dar un respingo, miré de nuevo mi reflejo y le supliqué que por favor se relajara – Dulce te conozco muy bien por dentro, sé muchas cosas de ti pero es un poco incómodo no poder darte una imagen en mi cabeza – yo seguí sin responder, haciendo mi yoga interno, al mismo que otras veces había tenido que recurrir para relajarme – Por favor...
El último susurro en su oreja desvaneció todo plan de control que tenía en proceso. Cerré los ojos y sus palabras volaban por mi cabeza, su voz susurrante hacía que por mi espina dorsal corriera un leve calambrazo. Mis hombros casi ardía al tener sus manos posadas en ellos y entonces abrí los ojos y lo ví a él, con su reflejo junto al mio, con una sonrisa, la perfecta de siempre, esperando.
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Amor Ciego
RomanceAmor, ¿qué diablos es el amor? Más que cuatro letras juntas y que al pronunciarlas suenan bien seguro. Amor... la palabra más bonita que describe el sentimiento en el que más plena te sientes, en el que te sientes viva al notar que te quieren y quie...