Bendita y traviesa vida... es como un juego que nunca se sabe lo que tiene preparado o que fase o misión te va a mandar, no se sabe lo que va a venir hoy, con quien te vas a cruzar o que nuevo altercado, bueno o malo, te va a suceder. Dicen que comenzar bien es el principio de todo, en la etapa de un nuevo año es buena señal; no atragantarse con las uvas, brindar, perdir un deseo que quieres que se cumpla... personalmente no estoy de acuerdo con eso, un instante marca un instante no marca más allá, si fuera asi, ¿Dónde quedarían esas sopresas? Esas sorpresas o fases que chocan en tu vida y te desmoronan todo... sorpresas que muchas veces no son tan buenas como se desean.
Un contacto, un roce de sus labios con los mios, un simple toque que conlleva a más cuando con eso se abandonan todos los sentidos y se deja paso a eso que se encuentra escondido por algun rincón. El deseo, la pasión, el poder de sentir y de experimentar sensaciones.
No sé como conseguimos caminar pero los labios y los brazos de Chris me guiaban, me enrebada en ellos siendo yo ahora la que no veía para dejarme llevar por él y confiar en su abrazo transtornada aún por sus palabras era yo. Mi cuerpo chocando levemente contra algo blando, suave, cálido a parte de sus labios. Su cama.
Él paró, yo lo miré y sonreí, sus mejillas sonrojadas y su cara escondida como la de un niño con miedo. Tan solo pude volverlo a atraer hacia mi, guiarlo ahora yo hacia mis brazos, rozarlo contra mis sentidos ardientes por él.
-Quizás esto no sea una buena idea...
-No... Chris lo es si queremos, si asi lo sentimos y deseamos este es el mejor momento.
Aceptó mis caricias y suspiró muy cerca de mi, rozando con su nariz mi rostro, palpando casi sin tocar mis brazos.
-Eres tan maravillosa... - mi respiración se cortó. ¡Me hablaba a mi!
Lo tenía a él, allí, a escasos centímetros de mi cuerpo, besandome a mi, tocándome a mi y hablándome a mi. Era mio, esos sentimientos eran solo hacia a mi.
Ahora lágrimas inundan mis ojos al recordar. Los tracioneros recuerdos corren por mi mente haciéndome, obligándome a volverlos a vivir y a sentir que mi cuerpo se herice de la misma forma que cuando estaba con él, de cuando estaba conmigo. De cuando era mio.
Sobraron las palabras cuando él volvió a posicionar sus labios sobre los mios, cuando me estrechó entre sus brazos y colocó en la cama de la forma más delicada que sabía y podía. Sus manos me recorrían temerosamente, sus besos eran tímidos pero con ese toque de ganas pero su pasión todavía estaba reprimida. Lo abracé para despejar cualquier tensión y le susurré...
-Quiero estar contigo Christopher... no hay nada que desee más que eso.
Sentí un gran suspiro contra mi cuello en respuesta.
-Por favor... - volví a susurrar en su oido.
Entonces en la penumbra luz de aquel cuarto volví a ver aquellas gafas oscuras enfrente de mi pero lo mejor... esa matadora sonrisa en aquel rostro. Mi cuerpo petrificado y rebosante de sentimientos fue de nuevo tocado por aquellas delicadas manos, mis labios besados contra aquella sonrisa. Fue ahí cuando supe que Chris, también quería estar conmigo...
Retiré sus oscuras gafas sin temor, Chris solo se mantuvo quieto ante el acto respirando bien hondo. Volví a sufrir una sacudida en mi interior al encontrarme de nuevo con aquellos ojos perdidos, unos ojos que fueron cerrados inmediatamente, tan solo sonreí y besé sus parpados, sobé su espalda y me aferré a su torso para volverme a sentir acogida en sus cálidos brazos que recorrieron mi espalda enredándose con mi blusa.
Sus ojos se volvieron a abrir y yo los miré. Tan peculiares e indescriptibles, unos ojos que no miraban nada pero que decían todo.
Toda vergüenza desapareció, toda duda se esfumó cuando nuestros cuerpos se tocaron definitivamente. Él rozaba sus labios por mi herizada piel. Mi corazón cada vez se aceleraba más hasta tal punto de llegar a creer que me daría algo de verdad, había palpitado fuerte, con él, muchas veces pero en esos instantes lo hacía de una manera aún más descontrolada. Mi estómago cada vez más contraido con aquella procesión de mariposas hospedadas en él dispuestas a arremetir contra mi una y otra vez. Me entregué por completo a él, abandoné mi cuerpo y dejé la razón a un lado para ser completamente de él. Íbamos a hacer el amor, yo no estaba segura de poder contener mis sentimientos que en cada instante, crecían cada vez más, crecían de una forma que hasta dolía.
-Ponte esto...
Atiné a abrir mis ojos y ver primero su fuerte y desnudo pecho frente a mi, tube que hacer varios ejercicios de inspiración y espiración para poder pronunciar algo.
-¿Qué? - por mis brazos pasó delicadamente una cinta que depositó en mis manos.
De repente Chris volvió a besar mi cuello y gruñó para sí mismo. Me resultaba increible como despues de analizarme con sus manos ya me conociera y besara justo donde a mi me hacía estremecer.
-No sabes lo que daría por verte Dulce, por observarte tan solo un momento- sus manos recorrieron mi cintura con cuidado y yo me mordí el labio, llevaba mucho tiempo reprimiendo esas quejas de... placer.
Con sus dedos volvió a recorrer mi brazo provocándome leves cosquilleos, llegó hasta mi mano y cogió la cinta que antes me había dado. La sostuvo por cada esquina y lentamente la colocó sobre mis ojos.
-Chris, ¿qué haces?
Lo oí reir suavemente y hasta pude imaginarme la curva en sus labios.
-Admite que no es justo...
-Pero... - me quise negar, quería verlo.
-¡Ey! ¿Quién fue la que dijo que no hay que tener en cuenta la vista para sentir, cielo? - ¡Por dios! Creí moriría cuando me dijo así.
Al analizar la situación una adrenalina recorrió por mi cuerpo, era justo, sí pero sobre todo, exitante y... como era Chris, único.
-Tienes toda la razón – yo también sonreí e incluso colaboré a colocarme la cinta alrededor de mis ojos.
-¿Ves?
-No...
-¿Seguro?
-Te lo juro...
Y entonces lo callé con un beso para que dejara de preguntar. Ahora la que lo tendría que buscar y palpar era yo, todo era oscuro pero su respiración me guiaba, sus manos recorriendo mi cuerpo me hacían adentrarme más en él.
Ninguno veía, solo se utilizaba el tacto en aquella entrega, reimos al intentar retirar nuestars ropas, reí yo al intentar buscar en todo momento sus labios y toparme con su rostro o su rapado cabello. Chris en eso estaba mejor que yo, si yo minutos antes lo guiaba a él para encontrarme ahora era alrevez.
Tacto... tan solo el tacto. Chris me tocó, recorrió cada parte de mi cuerpo con sus suaves manos, besó cada parte que a mi me estremecía. Yo también lo toqué, palpé su perfecto cuerpo, me acobijé en aquellos brazos que no dejaban de abrazarme y estrecharme entre ellos. Chris me hizo sentir, me hizo llegar a tocar el cielo en cada entrega, cada vez que hacia suyo mi cuerpo, sensaciones y placer, sobre todo placer corría por todo mi interior. Gemí contra su oido mientras él gruñía de esa manera solo suya y también me acompañaba a la entrada al placer, a un placer mutuo que ambos sentimos a la vez, un placer que mi cuerpo acogió desde que él entró en mi, un placer guardado desde que él me besó, se intensificó de una manera extremedamente asombrosa.
Ninguno de los dos podía ver, tan solo imaginar y eso me fascinaba, me hubiera gustado ver su rostro pero preferí dejarlo así, el tampoco veía el mio de ninguna forma y me pareció algo muy especial por su parte.
Chris y yo hicimos el amor aquella madrugada, lo sentí como hombre a la vez que él me hizo sentir mujer como nunca antes había experimentado, cualquier otra experiencia se borró de mí al tenerlo a él haciéndome sentir aquella paz, aquella libertad, al hacerme sentir en general tan especial...
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Amor Ciego
RomanceAmor, ¿qué diablos es el amor? Más que cuatro letras juntas y que al pronunciarlas suenan bien seguro. Amor... la palabra más bonita que describe el sentimiento en el que más plena te sientes, en el que te sientes viva al notar que te quieren y quie...