Capitulo 19

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Mes y medio de besos, mes y medio de abrazos y estando juntos. Chris me enamoraba, me sorprendía y me hacía sentir cada vez mejor, tanto conmigo misma, como con la vida y con él. No había un día que no me llamara o que yo lo fuera a visitar reclamando sus brazos y sus labios para luego él devolverme toda esa ternura como la primera vez que nos entregamos.

Incluso llegué a llevar casos para estudiarlos con él, yo se los leía y observaba como me escuchaba atento. Por casulidades de la vida, él al igual que yo había estudiado la carrera, nunca la había ejercido pero eso era lo que yo quería, ayudarlo a refrescar sus estudios. Él reía ya que le gustaba tomarse todo a chiste pero yo le hablaba en serio, incluso nos enfadábamos en broma. Simples recuerdos y moemntos, detalles que son imposible de borrar de la memoria.

¿Qué éramos? La verdad que creo que eso era algo que ninguno de los dos sabía. Yo lo quería y más de una vez tenía tantas ganas de decírselo... gritarle que dejara de sonreir o de hablarme de aquella forma ya que creía morir cuando lo hacía con tanta ternura. Claro que yo también anhelaba oir que era lo que él realmente sentía. Amigos éramos pero había algo más allá, eso por supuesto, era algo mucho más fuerte por mi parte al menos.

Yo disfrutaba cada segundo con él, los síntomas de enamoramiento no cesaban nunca, se incrementaban y eso de gustarme pasó a asustarme, no sabía como explicarle todo aquello que sentía por él, me influía de una forma excesiva, en el trabajo sólo pensaba en él, me desconcentraba al estar siempre pendiente de una llamada en la que él me hablara para quedar o simplemente hablar.

Tras varias noches pensando y dándole vueltas al tema que creía ya resultó terminé decidiendo que pronto tendría que pasar ese momento. Si el precio para estar con él y obtener sus caricias, esas que tanto necesitaba era guardarme un tiempo más mis sentimientos estaba dispuesta a pagarlo. Sabía que Chris aún tenía un cierto complejo, un cierto miedo a todo lo que entre ambos estaba ocurriendo pero él se entregaba, dejaba a un lado sus diferencias para dármelo todo. Fui yo la que deicidió dar ese tiempo a ambos, él necesitaba quizás aclararse y yo necesitaba que lo hiciera, por tanto, estaba dispuesta a esperarlo lo que él necesitara, según yo.

Las tardes en su casa eran rutina al igual que los fines de semanas juntos o los paseos con Max por las calles. Era tan reconfortante estar con él...

-¡Chris, se están quemando! - le grité una tarde en la que habíamos decidido ponernos hasta arriba de comida mientras "veíamos un película", él escuchaba atento y me preguntaba por como eran físicamente los personajes, yo disfrutaba hacerlo ya que ese quería que fuese mi objetivo, mostrarle todo.

Esa tarde tan normal, tan tranquila, tan especial como otras... Eso creía yo.

-¡Mierd..! - exclamó sacando a tientas las palomitas de microondas que se habían chamuscado debido a que se habían puesto a calentar unos minutos más de lo que permiten.

Le arrebaté la bolsa algo negra y la tiré por algun lugar al ver como se quemaba, yo también lo hice. Era como el juego de pasarce la papa caliente. Yo no pude evitar reir al ver nuestra situación y como las palomitas quemadas volaban por la cocina.

-Lo siento Dul, nos quedamos sin palomitas por mi culpa – yo le miré con ternura y me acerqué a él sosteniendo su rostro.

-Bueno... se hacen otras, igual yo tengo mi choclate también – rió mientras negaba con la cabeza.

Fue inevitable que también se enterara de mi gran adicción y amor por el chocolate, incluso a veces me sorprendía con una tableta de regalo. Un hombre extremadamente amoroso y dulce y encima que regalaba chocolate, ni aunque se lo propusiera podía dejar de conquistarme.

Reí de repente al ver a Max mordiendo con dificultad la lluvia de palomitas chamuscadas que habían volado.

-¡Max no te comas eso! - el perro ladró jugueton mientras lo empujaba, Chris también rió al deducir la situación.

Amor CiegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora