Antes de que lo supiera ya estaba saliendo de su casa y dirigiéndose a su carro, vestida con un par de jeans, una blusa sencilla y un par de botines color beige. Era lo más arreglada que había estado en más de un mes, sobretodo después del incidente. Su carro seguía siendo un pedazo de basura en comparación al que tenía antes de que terminara destrozado, pero hacía el trabajo y eso era lo importante. Introdujo la llave en el encendido y la giró para prenderlo, quitó el freno de mano y salió en reversa del parqueadero de su casa. Antes de acelerar a fondo se puso el cinturón, ajustó sus espejos retrovisores y prendió las luces; aunque fuera de día, había oído que esto hacía del recorrido más seguro. Dieciséis horas.
Manejó hasta el banco, respetando toda señal de transito y deteniéndose ante la sospecha de una luz amarilla. Sinceramente Bianca ya no confiaba en los carros, no confiaba en ella misma o lo que era capaz de hacer y en ese momento no podía pagar las consecuencias de ir tarde por un accidente. Se parqueó en la bahía al frente del edificio y bajó del carro, dirigiéndose hacia el cajero automático. Tenía que sacar cuatrocientos dólares de su cuenta y un millón seiscientos dólares de la de su madre, eso era mucho dinero, tal vez demasiado para cargar en una cartera. Se detuvo, había olvidado la maleta para la entrega. Volvió a su carro, repitió el protocolo de seguridad que había creado en su cabeza y se dirigió a la tienda por departamento más cercana que había.
Rápidamente buscó dentro de la tienda una maleta para gimnasio, eso era lo que había visto ella que usaban en los programas donde pedían un rescate. Fue a la sección de deportes y escudriñó una lo suficientemente grande para meter todos los billetes. Vio una negra con tiras a los lados para sujetarla, la tomó y caminó con apuro hacia la caja. Pagó por ella con su tarjeta de crédito ya que tenía que mantener todo el dinero de la de débito dentro de esta. Agradeció en silencio no haber tenido un incidente como el de hace unos días, estaba segura que mataría a alguien que le hablara como lo había hecho Julieta. Salió de allí y corrió de vuelta a su carro, lo suficientemente rápido como para que unas pequeñas gotas de sudor se condensaran en su frente. También hay que añadir que estaba a punto de robar de su madre y pagar un rescate para su hermana secuestrada, eso traía presión. Quince horas.
Y lo estaba aceptando, era una ladrona; desde pequeña. Robaba la atención de sus padres; aunque no fuera por la misma razón que lo hacía en ese momento, robaba la alegría de sus amigas; restregándoles en la cara que ella tenía mejores juguetes y últimamente robaba corazones de muchachos; mucho antes de quedarse con Lucas. Era una ladrona, antes hacía esas cosas y ahora tomaba tarjetas y sacaba dinero ilegal. No era algo de lo que una persona se enorgullecería, pero vaya que le había ayudado en la vida. No podía describirse mejor que, medios para un fin; claro, medios malvados para fines peores, pero era lo que podía conseguir. Era su vida, la atención, la belleza, el drama, los seguidores, el dinero; todo era su vida.
Aunque los semáforos en rojo se vieran como una eternidad y tiempo perdido de la vida de Bianca, llegó relativamente rápido de nuevo al banco. Se parqueó en la bahía y bajó; no había muchas personas en la calle, pero el cajero tenía fila de unas seis personas. Las diez de la mañana, catorce horas. Hizo el calculo mental, cada uno se demora siete minutos en el cajero, cuarenta y dos minutos. No, eso estaba mal; una fila de seis persona en un cajero automático no se iba a demorar casi tres cuartos de hora, no podía demorarse tanto. Pasaron veinticinco minutos antes de que pudiera entrar a la pequeña cabina la maquina que le iba a salvar la vida a su hermana.
Pasó su tarjeta primero y puso la contraseña, pero se preguntaba ¿Cuál era la cantidad máxima que podía sacar por transacción? Decidió sacar doscientos mil dólares en la primera transacción. Pasó la tarjeta e introdujo la clave, finalmente puso el monto que quería sacar y presionó el botón rotulado: "Enter". Un sonido grave y molesto salió de la maquina, acompañado por un pequeño letrero en la maquina diciendo: "El monto de la transacción supera el máximo". Mierda.
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Entre Las Sombras
Mystery / ThrillerLo que comenzó como un plan para llegar a la perfección amenaza con convertirse en su peor pesadilla. Bianca esta a punto de recoger los malos frutos que dio el árbol que ella sembró y su belleza y capacidad de engañar a otros pueden ser su único bo...