Tres corazones palpitaban a toda velocidad en la habitación. Uno de ellos bombeaba sangre a la herida que se derramaba, la presión que su mano hacia en el vidrio había hecho que este perforara su piel. Ahora los hilos rojos descendían por su brazos y terminaban su trayecto en el codo, para así derramarse en el suelo de madera granadillo.
La niña no había parado de sollozar. A pesar de que sólo habían pasado unos cuantos segundos desde la entrada heroica del hombre parecía que todos se hubieran quedado congelados por milenios. La mente de Bianca debía trabajar a toda velocidad para decidir que hacer, quizás podría manipular a La Bestia para que la liberara. Pero el nombre no parecía aplicar para el sujeto que se encontraba cruzando la habitación. La Bestia era un monstruo que se escondía en la sombras y devoraba los pensamientos indefensos de sus víctimas. Ese hombre no era La Bestia y ella lo sabía, lo sabía por que lo conocía.
Fueron unos breves quince minutos en los cuales ella se encontró en su oficina, pero recordaba su cara y su nombre. Víctor Bettencourt, miembro del staff de psicólogos de la Universidad Emilia Pardo Bazán, parte de la oficina de admisiones; y además La Bestia. Las piezas empezaron a caer en su lugar desde ese momento, ahora todo tenía sentido.
Desde su punto privilegiado, él tenía acceso a los archivos personales de ella, encontrando todo lo que necesitaba para manipular la situación a su gusto. Recordó la escena de Lucas en el suelo del parqueadero, el mismo que se encuentra detrás del edificio administrativo de la Universidad, y si recordaba bien, la ventana del hombre daba a este. Él podría entrar a todas sus clases y seguirla por todo el campus con facilidad gracias a su tarjeta de acceso. Ella era la presa perfecta, y las cosas habían sido demasiado fáciles. Hasta ese momento.
Las mesas habían girado, y ahora la ventaja la tenía ella. Sólo tomaba un rápido movimiento de muñeca para tener a la pequeña criatura desangrandose en ese mismo lugar. Pero eso no era una decisión sabia, y Bianca lo sabía. Sin embrago podía seguir utilizando la ventaja que poseía en esos momentos.
- Las manos donde pueda verlas - dijo. Inmediatamente se arrepintió de su elección de palabras, ahora sonaba como un vaquero y había quedado en ridículo. Víctor no se movió, parecía que él siguiera pensando como actuar ante esa situación, pero Bianca no estaba complacida con su respuesta. - ¿No? Entonces averigüemos cuanto tiempo me demoro en destripar un pez. - En lo que apretaba más el vidrio a la garganta de la niña, que ahora se encontraba en un llanto desesperado, escucho la voz.
- ¡No! - gritó en respuesta. - Déjala ir, esto lo podemos arreglar tu y yo Bianca.
- ¿Tu y yo? - preguntó desquiciada - Podríamos, si tu no hubieras mandado a tu pequeña criatura a manipularme. Ahora lo resolveremos los tres.
Terminada la frase, apretó el agarre de la niña y caminó hacia atrás, esperando que las amenazas y las aparentes acciones que iba a tomar asustaran al padre y lo obligaran a negociar.
- Bianca, tu no quieres esto - dijo Víctor con un tono demasiado calmado para la situación. - Tu nunca has querido esto. Lo único que quieres es ser aceptada.
- No sabe lo que yo quiero - le escupió en respuesta.
- Pero lo se, yo lo se todo. - siguió - Se que quieres complacer a tus padres, ser una hija perfecta. Se que quieres ser una buena novia, pero Lucas nunca lo apreció, y en agradecimiento se iba con cualquiera. Se que quieres ser una buena estudiante, pero no has encontrado lo que te gusta. Se que te duele, y luchas con los sentimientos que tienes. Pero no debes seguir luchando, este es un lugar seguro, un santuario donde puedes refugiarte.
Las palabras del hombre habían hecho que Bianca se desconectada ligeramente de la situación. El psicólogo había entrado en su cabeza, y todo era verdad.
- Acá te valoramos por quien eres - dijo cuidadosamente. - Lo único que tienes que hacer es entregarme el vidrio. - Mientras hablaba, Víctor había estirado su mano cuidadosamente.
Las últimas palabras entraron en el cerebro de la joven y la despertaron del trance en el que se encontraba. La adrenalina volvió a correr por sus venas y los pensamientos empezaron a tomar forma de acciones.
- ¡No! - le espetó de vuelta en lo que volvía a apretar a la niña contra sí - No soy una buena hija, o amiga, o novia. Soy una mala persona y eso está bien. Por que en este mundo, todos somos monstruos. Y no voy a dejar que usted, ni nadie se meta en mi cabeza otra vez. - siguió con palabras sonoras - Así que es muy fácil, o salgo de acá hoy, o la niña muere.
La severidad de la situacion, junto al shock de ver que sus tácticas no funcionaron, produjeron en Víctor una sonrisa. Y esta en pocos segundos evolucionó a una risa, una carcajada que parecía traída desde el mismísimo infierno. La ruidosa burla se esparció por toda la habitación como un virus, haciendo además que Bianca sintiera escalofríos bajar por su espalda.
- ¿Tu crees que vas a salir de aquí? - dijo Víctor todavía entre risas. La forma en que hablaba se asemejaba a la de un villano de televisión. - Tu sabes que soy capaz de hacer Bianca, y no me detenderé ante una niñita con un pedazo de vidrio. Mátala y las consecuencias que tendrás harán ver a Lucas como un acto de caridad.
Nadie podría describir las acciones de Bianca en ese momento, mucho menos lo que pasaba por su cabeza. Pero después de unos cuantos segundos de discernimiento la joven se vio acatando el mejor y peor plan que había pensado en su vida.
Soltó a la niña, y con el mismo brazo que la sujetaba la empujó a los brazos de su padre. Justo después lanzó su mano acompañada por el vidrio a su muñeca. Con un poco de presión y mucha agilidad, abrió profundamente la piel que se encontraba desde la base de su palma hasta la parte interna de su codo. Rápidamente cambió el vidrio entre sus manos e hizo lo mismo con su otro brazo. La sangre no se hizo esperar, y mares rojos empezaron a pulular de las aberturas que ahora tenía en cada extremidad. Acto seguido soltó el vidrio.
Se dejó caer en la cama, esperando que la negra oscuridad se la llevara.
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Entre Las Sombras
Mystery / ThrillerLo que comenzó como un plan para llegar a la perfección amenaza con convertirse en su peor pesadilla. Bianca esta a punto de recoger los malos frutos que dio el árbol que ella sembró y su belleza y capacidad de engañar a otros pueden ser su único bo...