Cuando Bianca abrió sus ojos lo único que pudo vislumbrar fue la infinita y fría negrura que la rodeaba. Estaba recostada sobre algo suave y podía distinguir pequeñas costuras con la yema de sus dedos, al igual que con las puntas de sus pies. Sus párpados se sentían pesados gracias a el tiempo que llevaba dormida y al esfuerzo que hacia por distinguir algo entre la oscuridad. Giró su cabeza solo para encontrarse con más vacío, esperando a ser conquistado por la existencia de algún objeto o alguna persona. Todo lo que estuviera más allá de la oscuridad era tierra virgen, solo disponible para aquellos con mente abierta e imaginación inigualable.
Levantó su toroso, al mismo tiempo que movía sus brazos para ser un soporte para su espalda, y lentamente se sentó, tratando de ubicarse en el espacio. No parecían haber ventanas en la habitación que se encontraba y la luz seguía reducida a nada. Después de palpar un poco a su alrededor encontró el borde sobre lo que estaba, parecía una cama; pero por lo que se podía sentir, era inmensa. Le tomó unos segundos llegar hasta el filo de la cama, y cuando estuvo en este dejó caer sus pies, haciendo que sus rodillas quedaran en un ángulo exacto de noventa grados; la cama era del alto perfecto.
Las cortinas automáticas se movieron de repente, dejando colar poco a poco rayos de luz, los cuales iluminaron la habitación en la que se encontraba. Las paredes eran de un color gris claro, el suelo de madera granadillo y el techo además de ser increíblemente alto estaba adornado por un hermoso candelabro estilo Tiffany; el espacio era de un tamaño descomunal, casi lo suficientemente grande para considerarse un pequeño apartamento. Estaba sentada sobre una cama King size, con un duvet gris oscuro el cual tenia pequeños diseños florales blancos, encima de todo esto había una gran cantidad de almohadas y cojines. En la pared opuesta había un gran librero del mismo color que la base de la cama, el cual estaba lleno de libros, películas y revistas, además de un televisor pantalla plana de al menos 70 pulgadas, un reproductor Bluray y una consola Xbox con sensor kinect.
Una de las otras paredes era completamente la ventana, la cual ahora estaba descubierta, era fija y no parecía tener la posibilidad de abrirse, pero la vista desde arriba era hermosa. Los arboles creaban un marco perfecto para la laguna que también se podía ver; el sol brillante se asomaba no muy lejos de la alta montaña que se veía al fondo y las nubes esponjosas adornaban el brillante cielo azul. Al otro lado había un sofá espacioso color azul marino, el cual estaba acompañado de una pequeña mesita de café. En esta misma pared había una pequeña abertura del tamaño de una puerta, la cual daba a un walk in closet aún más grande que el de ella. Tenia una innumerable cantidad de vestidos, zapatos de finas marcas, carteras, perfumes y cajones llenos de ropa. Si seguía caminando por el pasillo podía encontrar un inmenso baño, el cual estaba iluminado por un tragaluz y tenia piso y paredes de mármol pulido color marfil; tenia una ducha de al menos tres metros largo y dos ancho la cual dejaba caer el agua desde el techo como lluvia, una tina en la que cabría sin doblar las rodillas cómodamente, un lava manos acompañado de mucho espacio para peinado y maquillaje.
En general, el cuarto era un sueño; tenía todo lo que Bianca necesitaba o quería, desde diseño hasta ropa. El único problema era que no sabía donde estaba, o como había llegado a ahí.
Corrió alrededor del espacio buscando una salida, solo para fijarse en uno de los espejos que su ropa había sido cambiada por un vestido con un largo hasta la rodilla de color rosa pálido. Su corazón iba a la velocidad de un tren y su respiración era cada vez más agitada, estaba encerrada en una jaula perfecta para ella. Desesperadamente palpo todas las paredes en busca de una puerta oculta o un pasadizo que la dejara salir. Solo encontró una salida, una enorme puerta de seguridad, la cual estaba asegurada con tres cerrojos; era impenetrable y probablemente imposible de derrumbar.
La desesperación invadió su cuerpo por completo y la dejó en el suelo al mismo tiempo que riachuelos de lagrimas recorrían su cara, no había salida. Dejó que su mente divagara en busca del ultimo recuerdo antes de llegar a ese lugar y se encontró con el río Grasse. Su memoria le fallaba luego de haber llegado al lugar de entrega, todo después de las once y treinta y nueve de la noche era borroso, como si hubiera sido borrado de la historia. A juzgar por el sol, se podía decir que eran las seis de la tarde, ya que este se disponía a ocultarse tras las montañas; eso quería decir que habían al menos dieciocho horas faltantes, en la que podría haber estado dormida.
Antes de que se diera cuenta unió los puntos, como un rompecabezas que no tiene sentido o una idea que surge en el momento más inesperado. Estaba haciendo la entrega a La Bestia, él era el único que sabía que ella iba para allá, que iba sola y porqué iba.
Bianca comenzó a gritar, gritar lo más fuerte que pudiera, desgarrando sus pulmones e hiriendo sus cuerdas vocales. Para que alguien la escuchara, para que Él la escuchara e incluso para escucharse a si misma. Para despertar de esa pesadilla disfrazada e sueño, para salir de ese mundo de horrores guardados en una cajita. Ella hubiera dado todo lo que tenia y todo lo que alguna vez iba a tener para poderse despertar en su cama y seguir con su rutina, ver a su familia y amigos, hasta deseaba ir a la universidad y poner atención. Todo parecía mucho mejor que estar ahí.
La inmensidad de posibilidades de lo que sucedería con ella inundaban su cabeza como agua en el Titanic, todas con el mismo tinte de final trágico y muerte súbita. Parecía que nadie nunca en la historia hubiese sentido tanta desesperación, miedo, ira y pánico como Bianca en ese preciso momento.
Para ese momento el sol ya se había escondido tras las montañas y la luz había sido remplazada por pequeños bombillos led en el techo. Y a pesar del pasar del tiempo, Bianca seguía desgarrando su garganta con los gritos que salían de esta, haciendo imposible que escuchara algo más que a ella misma. Y pobre de ella por no sentir la puerta que se encontraba a tan solo unos pasos al abrirse. Y pobre de ella por no ver los pies parados frente a ella a causa de las lagrimas. Y pobre de ella por no fijarse en la aguja que se hundía en su hombro y depositaba directamente en su torrente sanguíneo un liquido color marfil y frio.
Pobre de Bianca Vega De Paula que cayó inconsciente y drogada en el piso de su nuevo cuarto, su nueva jaula.
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Entre Las Sombras
Mystery / ThrillerLo que comenzó como un plan para llegar a la perfección amenaza con convertirse en su peor pesadilla. Bianca esta a punto de recoger los malos frutos que dio el árbol que ella sembró y su belleza y capacidad de engañar a otros pueden ser su único bo...