XXVI - La Hechicera, La Rosa Y El Castillo

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Víctor Bettencourt Ortega nació en una familia común y corriente. Como toda familia, tenía una casa humilde con 6 cuartos. Como toda familia, iban de vacaciones por toda Europa, sobre todo a Francia. Cómo toda familia, era heredera de una fortuna multimillonaria, producto del arduo trabajo de sus abuelos, bisabuelos y demás antepasados.

     La familia Bettencourt fundó una gran empresa de cosméticos y belleza a inicios del siglo XX. Así que Víctor se había criado en un mar de posibilidades. Sus padres se amaban, bueno, se amaban entre infidelidades, pero al menos tenia a su niñera de turno para hacerle compañía. Después de vivir una muy traumática infancia, decidió estudiar psicología para poder combatir los demonios que tenía dentro. Todo cambió en el segundo semestre.

     Conoció a Clara, y todo pareció volverse... Claro. Era como si ella lohubiera hechizado. Se amaban, incondicionalmente, locamente, apasionadamente, poéticamente. Eran el uno para el otro. Ella le mostró la belleza del mundo más allá de su burbuja y él le mostró el universo más allá de sus fronteras. Se casaron menos de un mes después de haberse graduado. Clara quedó embarazada al poco tiempo, y eso los hizo una familia. Fueron eternos. Bueno, fueron eternos hasta el cáncer de estómago.

     Ella murió cuando Alicia tenía apenas cuatro meses. La quimio tenía que esperar a que Clara diera a luz, ya que ella se negó a arriesgar la vida de su hija. A Victor le arrebataron el amor de su vida, pero le dejó un pequeño tesoro.

     Él empezó a trabajar como consejero en una universidad dos años después. Las vacaciones largas, las libertades horarias y demás beneficios de trabajar con un montón de muchachos de alta sociedad lo atrajeron. Nadie iba a verlo voluntariamente, todos podían pagar sus psicólogos clínicos por aparte, eran muy pocos los que realmente buscaban ayuda en él.

     Alicia creció con los mismos lujos que su padre, después de todo ella era la heredera a una compañía multimillonaria. Siempre fue más pequeña que los otros niños de su clase, pero se destacaba por su inteligencia. Ella no notaba la ausencia de su madre, o al menos no hasta que en el colegio le pidieron que hiciera un ensayo acerca de ella. Víctor desesperado y sin saber cómo utilizar su título profesional para manejar la situación, recurrió a una mentira inocente, pero que cambiaria el curso de la historia. Le dijo que su madre era como una de las muñecas con las que jugaba, ya que estas estaban hechas a su semejanza.

    La idea de tener una mamá cómo Barbie cambió la forma de pensar de la niña. Se obsesiono con estas, y las disfrutaba tanto que había decidido que, como un adicto, quería más. Una tarde se acercó a su padre con una revista que había encontrado en el estudio, señaló una modelo en esta y le dijo:

     - Quiero una de estas papá, una muñeca de verdad.

     ¿Cómo podría él explicarle a la pequeña que esa no era una muñeca? Después de todo, le había dicho que su madre era una. Sin embargo intentó, de todas las maneras posibles, explicarle que no era posible; pero siempre volvían a lo mismo.

     Así decidió encontrar una muñeca real, y como arte de magia vio a Nora una tarde. La joven adolescente era de una familia humilde, así que en vez de estudiar trabajaba en la cafetería en la que tomaba Victor su café matutino. Fue poco cuidadoso, demasiado, y las cosas salieron muy mal. Él no estaba preparando para una lucha y ella no era una chica fácil, así que eventualmente las cosas se tornaron oscuras y él tuvo que deshacerse de ella. Su cuerpo fue encontrado tres meses después, nunca supieron que sucedió.

     La próxima vez, nada saldría mal. Construyó un complejo de alta seguridad dentro de la fortaleza que ya era su casa en el bosque, un castillo. Consiguió todo tipo de calmantes para tener a la próxima muñeca sedada. Aprendió Jiu Jitsu y creó una historia para él y Alica. Él era La Bestia de la historia, pero ella seguiría siendo La Bella, y ambos conseguirían un juguete nuevo, una princesa.

     Bianca entró a la oficina del Señor Bettencourt como cualquier otro estudiante de primer semestre, y él se dió cuenta que ella era perfecta. Pero no podía cometer los mismos errores, así que empezó debilitando mentalmente a su presa. Las oportunidades empezaron a caer en su regazo, era demasiado fácil, solo tuvo que desencadenarlo todo con una pequeña bala en un solitario parqueadero. Todo después de eso fue cuesta arriba; el funeral, el choque, la desaparición de su hermana y el dinero.

     Todo iba perfectamente. Alicia, aunque la encontró irritante al principio, amó su nueva muñeca. Era dócil, respondía bien a medicamentos y complacía a su hija. Todo iba perfectamente, hasta esa tarde.

     La niña entró al cuarto como acostumbraba, Víctor observaba todo desde las cámaras, se aseguraba de que todo estuviera bien. Pero Alicia decidió romper las reglas, era igual que su madre, y le mencionó a Bianca acerca del exterior, acerca de él. La joven no era tonta, sabía que el haría lo que fuera por su pequeña. Al ver el afilado cristal en su cuello corrió hacia la habitación. No tomó nada, solo abrió lo más rápido que pudo la puerta, sin pensar en que haría a continuación.

     Cuando rompió la barrera entre el mundo exterior y Bianca, se dió cuenta que las cosas solo podrían empeorar, pero no tenia tiempo para pensar. La viva imagen de su esposa, su tesoro más adorado, su preciada hija se encontraba bajo la presión de un arma cortopunsante.

     Su identidad estaba revelada, sus intenciones claras y el riesgo alto. Lo que sucediera a continuación definiría el resto de sus vidas.

Entre Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora