Hable ahora o calla para siempre

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Confundida, hastiada de aquellos acontecimientos turbios decidió que era el momento preciso de Retomar su libertad y su camino. Por mas que trataba de pensar, razonar o incluso comprender lo sucedido en ese bar improvisado de Hogsmeade aún no daba crédito a lo que sus ojos contemplaron atónitos. La sola idea le provocaba unas imperiosas ganas de vomitar mientras con fuerza corría por los campos en dirección al colegio de magia.

Ginny Weasley no solo significaba para ella una mejor amiga, una aliada e incluso cómplice en cualquiera de sus confidencias y aventuras, sino aquella hermana que la vida le negó al declararse como hija única de la familia Granger. Su mente le jugaba una pésima y lastimera pasada al volver a sentir el sabor amargo de la traición pudiendo incluso escuchar los gemidos que aquella infame pelirroja exhalaba de su boca al sentir el desgarrador miembro de su ex novio.

 Sus lagrimas nublaban el camino por donde transitaba y que milagrosamente no tenía obstáculo alguno que pudiera provocarle un accidente. Por fin pudo recomponerse, paso sus dedos por su rostro removiendo el exceso de tierra y de odio contenido; por primera vez, Hermione odiaba con todo su ser, cada fibra y poro de su piel

reclamaban despellejar vivos a esos dos que se habían burlado de su ingenuidad, de su ridícula y patética lealtad que alguna vez juraron tenerle. Sin embargo, sabía que por mas deseos retorcidos y oscuros a los que la venganza arrastraba consigo, jamás se atrevería a mover un solo dedo contra ambos.

Caminó con toda calma por el castillo del colegio evitando las miradas curiosas de las escaleras cambiantes, el revoloteo de Peeves intentando lanzarle una bola de papel que para su buena suerte no dio en su blanco esperado. Su mirada era taciturna como si fuese conducida por un infalible y bien aplicado hechizo locomotor.

Al llegar a la habitación cerraba sus ojos; y esta vez no tenía lágrimas para llorar, y en caso de tenerlas no le apetecía derramarlas, no ahora que debía conservarse entera hasta el momento de regresar a su nuevo mundo, encarar su nueva realidad de la cual debía colgarse hasta de nueva cuenta superar el hecho de sucumbir al malicioso vicio del amor.

Deseaba aminorar sus recuerdos teniendo la descabellada idea de aplicarse a si misma un "obliviate" frente a su espejo y despertar siendo otra mujer diferente, una distinta a ese mundo que siempre la consideró intachable, una heroína y a su vez la mayor de las tontas al ser parte del harem personal del magnate Draco Malfoy.

Ilusa, Idiota, Imbécil

Las tres " I" conjuntadas en una sola persona que se decía ser la más inteligente y astuta de su generación, la más cautelosa y por consiguiente aquella que siempre podría tener asegurados el éxito y la gloria la definían mucho mejor que otros calificativos –Pensaba para si misma- Se levantó de la cama secando con furia sus lágrimas intentando separar sus sentimientos nuevos por Damon Salvatore y aquellos encontrados con Draco Malfoy.

Definía que el amor siempre había sido para ella como esas enfermedades oportunistas que solo logran debilitar cualquier posibilidad de defensa, destruir palmo a palmo su integridad con la finalidad de distraerla de la que se había adjudicado como nueva vida, tan lejos de la magia y la exigencia constante de todos aquellos quienes tenían expectativas demasiado altas sobre la considerada "el cerebro del trío de oro"

Hermione Granger... ¿Quién carajos era Hermione Granger?

¿Una reservada chica dedicada a sus estudios?

¿La segunda opción de cualquier hombre como aquella ocasión del baile de navidad?

¿Una mujer desesperada por compañía?

¿Una esclava del trabajo para huir de sus problemas emocionales?

Aquellas respuestas no llegarían de inmediato, y en caso de hacerlo formarían un crucigrama tan abstracto que ni una eternidad bastaría para aclarar y resolver todos el  cuestionamiento. Bufó exasperada e iracunda consigo misma, bruscamente se dirigía al armario donde sacó maltrechamente sus prendas disponiéndose de la manera mas humana posible acomodarlas dentro de su maleta. No deseaba utilizar su varita, aquello que tanto le enorgullecía en su momento ahora le asqueaba sobre manera sin entender la razón exacta.

Amor de AlquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora