Trato hecho, jamás deshecho

2.2K 138 5
                                    

La media tarde en aquel restaurante había resultado amena para la castaña, no tanto por el hecho de planear su entrada triunfal a Londres para fingir un compromiso sino por que se notaba que aquel hombre era de lo más profesional en su trabajo. Constantemente miraba sus ojos aguamarina preguntándose una y otra vez el por qué un galan que podría derretir a muchas chicas se dedicaba a venderse como bollo recién horneado de panadería.

El hombre la miraba, no dejaba de contemplar sus facciones que por mas que se resistiera debía admitir que era guapa, bastante hermosa; pues ese rostro de niña, esos ojos color caramelo no pasaban desapercibidos por nadie y seguramente tenía una fila repleta de galanes esperando tan solo la oportunidad de salir con ella. Tambien de su parte, existía la pregunta, ¿Cómo una chica tan hermosa, con ese rostro tan limpio buscaba alquilar a un hombre para fingir una boda?. Eso, definitivamente no lo sabría pero se empecinaba en descubrir la razón.

Habían terminado de comer, la castaña tan solo pidió un filete mignon con algo de ensalada mientras que él solo jugueteaba con el tenedor en la boca, pues precisamente aquella comida no era lo que se denominara alimento. Menos para un ser de su "condición". Suspiró un poco observando la forma en la que movía el tenedor, los cubiertos, tocaba la ensalada mordiendo lentamente y sin ruidos con tanta educación y clase que parecía haber sido sacada de un libro de cuentos.

-Y cuando partiremos a Londres?, sabras que tengo que dejar asuntos… digamos pendientes aquí en Nueva York y sobre todo hacer un par de llamadas- Mencionaba el con tranquilidad y una sonrisa que robaba el aliento de cualquier chica que pasaba por la mesa y que lo miraba con ganas de comerse a ese exótico manjar de ojos azules.

-En quince días, no te preocupes Damon, y referente al pago, deseas que te de una parte ahorita y la otra cuando hayamos terminado?- Esa pregunta había dejado fuera de lugar al hombre pelinegro quien arqueaba la ceja al sorprenderse de la forma tan fría en la que se refería a todo aquello como una simple compra venta. Era obvio, pues en escencia lo era.

-Se nota que eres una chica de negocios, ahora.. - El pelinegro observaba sus ojos, se detenía en ellos intentando indagar la razón por la que ella habia tenido que recurrir a ese medio para guardar las apariencias ante sus amigos. Alquilar a una persona para fingir una relacion; sencillamente, eso no era algo común de ver.

-Yo no he decidido aún si quiero ser parte, asi que primero debo de poner mis "clausulas" antes de… hacer negocios contigo pequeña.-

La castaña se sorprendía un poco por la forma tan claridosa y fresca de dirigirse a ella como "pequeña", podría ser que la estuviera tomando como una chiquilla caprichosa que solo deseaba buscar aventuras y con eso fastidiar ya sea a sus recatados padres o amigos. Estaba a punto de objetar aquella frase pero cayó a la cuenta que con el tiempo que se le venía encima era complicado encontrar a un hombre que pudiese dar la talla, y tardaba en reconocer, que ese tal Damon Salvatore podría ser demasiado buen actor.

-Me gusta- Ella suspiraba tomando un poco de agua ladeando la cabeza tratando de interpretarlo. Podría usar legermancia pero no deseaba arriesgarse a una multa por parte del departamento de regulación mágica en Londres.

-Como en todo contrato, las debe haber, y sobre todo debe ser comprensible para ambas partes, asi que soy toda oídos- Ella colocaba en su rostro una expresión seria, sus ojos se fijaban en los orbes aguamarina del hombre sin apartarlos un segundo. Esto provocó que aquel se sintiera algo nervioso a pesar que sabía tratar con toda clase de mujeres que recurrían a él por perversión o incluso por sexo ocasional.

-No me pagaras hasta que me digas que tu satisfacción es totalmente garantizada- El bebía un poco de Weaskey subiendo el pie en otra de las sillas para adoptar una postura mas relajada.

Amor de AlquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora