Bloodylover

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No podía creer que algo tan fuera de lugar y descabellado estuviese maquinándose en su cabeza, por un momento pensaba en echarse para atrás y cancelar su asistencia a la boda de sus dos mejores amigos, pero caía a la cuenta que ese evento era tan esperado que su ausencia era equivalente a una enemistad que tardaría años en resarcirse. Suspiró un poco agobiada para disponerse a continuar con sus labores del dia, pues ese mismo no solo tenía que realizar una exposición sobre la nueva estrategia de mercado que utilizarían en un producto de conveniencia sino que estaba citada con ese tal "Bloodylover".

Se condujo hasta su automóvil compacto que su padre le habia regalado como finalización con honores del colegio Hogwarts, a final de cuentas, siempre había sido una niña prodigio y para él merecía siempre lo mejor. Aquel coche era de color violeta, le gustaba ese color en especial desde que tenía uso de razón y adornaba lo más que podía con el mismo ya sea sus cuadernos  u otras cosas para darle su toque personal.

El trafico era pesado, afortunadamente se tomaba el tiempo que equivalía a dos tazas de café cargado para no conducir somnolienta hasta la oficina. Escuchaba los claxon de los automóviles que pretendían abrirse paso con tan solo un toque agresivo al centro del volante, mientras tanto Hermione aprovechaba esos momentos para darse una retocada con maquillaje; al menos, lo mas necesario como lápiz labial de color rosa y un poco de rubor tenue en las mejillas para evitar que se le notasen las ojeras por no dormir adecuadamente la noche anterior.

En ese instante observaba claramente que varias personas se quedaban atónitas deteniendo el escándalo sonoro de la avenida central para mirar al cielo y poner especial atención en una lechuza que llegaba aleteando por todos los coches que alineados se encontraban esperando un poco de fluidez.

-Un búho—

 Decía una señora de alrededor de cincuenta años que llevaba a sus hijas a la preparatoria.

-Ay dios no!—

La castaña dejaba su maquillaje para salir de su coche y al momento de que cerraba la puerta, el ave se estampaba contra el cristal con una carta en el pico.

La chica solo miraba a todos lados algo espantada por la mirada de los ahí presentes que no le quedó más remedio que alzar los hombros en señal de desconocimiento. Tomaba discretamente la carta para darse cuenta que la luz verde estaba en el semáforo dándoles paso a todos los coches. Tomaba al ave entre sus brazos mientras que los demás la observaban comportarse como toda una heroína. En norteamerica les encantaban las labores altruistas.

-A quien diantres se le ocurre enviar a una lechuza a la quinta avenida, ¡Claro es tan normal como el internet!— Rabietaba un poco ahora con el ave en el asiento del copiloto mientras que la castaña lo miraba con seriedad.

-Mi coche no es retrete, de una vez te lo digo—

 Le advirtió para seguir conduciendo y poder llegar temprano a su trabajo no sin antes observar de reojo la perfecta caligrafía utilizada en invitaciones de boda.

"Harry James Potter y Ginevra Molly Weasley"

 

Claramente el tiítulo definía el acontecimiento importante que se daría lugar en unos días y tendría lugar en una de las mansiónes que ahora el ministerio se dedicaba a rentar para eventos especiales. 

Había llegado a su trabajo y ordenado todo para poder dar la mejor impresión a sus nuevos prospectos de clientes y lograr así la cuenta deseada. Llevaba un pantalón de vestir ajustado y una blusa de color azul cielo que resaltaba el tono de su piel con su respectivo maletín ejecutivo donde contenía la presentación.

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