Solo chicas

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Sentia el ardor arribar a sus mejillas conforme pasaban las horas, no supo por cuanto tiempo había permanecido callada, sólo contemplaba con emoción que llegaba a su casa para mirar algun rostro mas familiar como el de sus padres. Recordaba que aquella noche mientras regresaban a la casa le ardía la cara de vergüenza al comportarse tan jocosa y atrevida con Damon, definitivamente ese hombre la desubicaba en todos los aspectos. No sabía como interpretar ese sentimiento que comenzaba a nacer dentro de ella y sin embargo, cualquiera que fuese el caso deseaba detenerlo a como diera lugar.

Esa noche al regresar no cruzaron palabra alguna, quizá los dos estaban tan extrañados por diferentes cosas pero enfocados a una misma. Definir lo que ahora tenían.

Hermione sin lugar a dudas era una mujer hecha y derecha forjada en el calor de la magia y adaptada al medio neoyorkino donde se encontraba, no podía evitar comparar a la chica timida con uniforme de colegio con la mujer independiente  en que se había convertido. La diferencia, era abismal, algo tan grande que ella misma se sorprendía por ese cambio, probablemente se debía a encontrarse con su antiguo amor deseando que la encontrara tan feliz y tan plena que no se detuvo a pensar en las situaciones o en este caso, personas que se encontraría a su paso para lograrlo.

Estaba ansiosa, por unos momentos deseaba ser una fumadora compulsiva pero tenía tanto asco al tabaco como las babosas de jardín, asi que cualquier cosa que intentara sería inútil para mitigar el nerviosismo que le provocaba ese hombre tan sexy, tan guapo y exótico que había contratado.

Habían llegado a la casa donde sus padres los recibían calurosamente, Damon se extrañaba que por primera vez unas personas se comportaran tan amables con el sin intenciones de clavarle una estaca al corazón. Cenaron algo de comida china que la madre de la castaña habia llevado a falta de tiempo para la cocina, mientras tanto, el pelinegro vampiro sentía ese calor de hogar que le habia faltado durante mucho tiempo aún tratándose de cena comprada.

Miraba a Hermione con una sonrisa, aún tenía que demostrar a los señores Granger que estaba pedida y locamente enamorado de su hija, sin embargo, un abismo los separaba a causa de la furtiva noche que tuvieron con algo de ropa puesta. La castaña se limitaba a sonreír un poco engullendo bocado tras bocado, tenía prisa por llegar a la cama y dormir lo mas que fuera o en su determinado caso fingirlo. No deseaba ver los ojos aguamarina de su escort, no después de casi tirárselo en medio del puente donde un millar de personas podían dar fe de lo mucho que había crecido Hermione Granger.

--¿Cómo estuvo el partido de Golf cariño?—preguntaba Jane pasando un par de guarniciones a los caballeros mirando a su hija.

--Divertido mamá, Harry como siempre resultó ser el mejor mientras que Ron es todo un desastre.

--Ya lo creo, Molly me ha contado sobre su falta de coordinación---Respondía la mujer. -- ¿Y que tal tú Damon?—Se dirigía a él. --¿Pudiste meter un hoyo en uno?

--Claro Jane, mas de alguno que incluso se sorprendían por mi puntería, no es por presumir pero soy algo así como la ley del viejo oeste. -Esbozaba una sonrisa agrandando sus ojos aguamarina, mientras tanto los señores Granger lo miraban con cejo fruncido.

--Donde pongo el ojo, pongo la bala—Sostenía la sonrisa. -Me pasó lo mismo con tu hija, pero ella era como uno de esos hoyos que cambiaban de lugar—Suspiraba- --Siempre se hizo la difícil conmigo.

--¡Damon!—lo fulminaba con la mirada. -No soy ningún "hoyo"

--Bueno entonces serías la pelotita, una dulce, y tierna pelotita.

--¿Me estas llamando gorda?—Espetaba ella sintiéndose algo irritada al escuchar las risas de sus padres, eso definitivamente la descolocaba.

--¿Y asi empezará mi vida de casado verdad?—Volteaba con Jack Granger sonriendo descaradamente al parecer gustando de hacer enojar a la castaña haciendo que aquel hombre le concediera razón asintiendo con la cabeza.

Amor de AlquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora