Hoyo en uno

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Malfoy no dejaba de mirar de reojo a la castaña; a ese amor que habia perdido por haberse metido en un terreno peligroso que no se debía tocar, pues haciendo memoria de su antigua relación con ella se daba cuenta no solo de lo que perdió  en su momento,  sino de lo mucho que la extrañaba todos esos años de no saber de ella. Sintió una delicada mano enredándose en su brazo izquierdo, justamente donde aún conservaba la marca de mortifago creada hace muchos años. Daba un largo suspiro para reponerse y volver a la tierra. Miraba a su nueva acompañante esbozándole una sonrisa.

La morena de cabellos chocolate se acercaba para poder acariciarle el mentón, le regalaba una sonrisa acurrucando la cabeza en su hombro. Deseaba que Hermione lo viera, que se diera cuenta que no era la única en su vida que podía entrar tan fácil como cuchillo en la mantequilla, demostrar simplemente que el seguiría siendo el príncipe que muchas deseaban.

Los ojos de plata liquida eran lo mas fascinante que una mujer tan antigua como Katherine Pierce había visto, jamás en toda su vida contempló orbes tan hermosos y exóticos como esos, pero más alla, estaban los ceros a la derecha que disponía en cada una de sus cuentas. Draco Malfoy significaba para ella quizá una excelente oportunidad para tenerlo todo en la vida; dinero, prestigio, ser de nuevo la reina dentro de un castillo para sentirse la soberana sobre todos los demás. Aunque conociendo los antecedente de Katherine Pierce, era imposible saber cual era su verdadero objetivo.

Hermione no la conocía, era evidente; sin embargo, algo en ella no le gustaba totalmente, pues la foma en que caminaba, exhibía sus caderas al caminar, sus largas y morenas piernas, su cabellera ondulada callendo sobre sus hombros como azúcar moscabada liquida, su sonrisa retorcida y cinica que constantemente les lanzaba a ellas era un sinónimo de territorialidad. La pelirroja quien la miraba solo rodaba los ojos, por algun motivo también le incomodaba sobremanera, y lo mejor en ese caso era tratar de ignorarla.

--¿Crees que Draco esté enamorado de ella Ginny?—Preguntaba la castaña caminando junto a su amiga para apartar el espacio donde iban a tirar, pues era su turno de jugar. Mientras tanto la pelirroja se sobresaltó un poco mirando con interés a ese par de recién llegados. --¡Ginny te estoy hablando!

--Oh , si, perdón, es que estaba pensando en la despedida de soltera—

--Piensas en tu despedida cuando una extraña acaba de llegar?—

--Bueno, tan solo mírala, se enreda a Draco como si fuese la versión femenina del lazo del diablo.

---Ginny, el lazo del diablo es una planta, por lo tanto es asexual.

--Pero te aprieta igual siendo macho o hembra Hermione— Resoplaba un poco tomando uno de los palos de golf para dar su primer tiro.

La castaña no dejaba de mirarlos, podía apreciar que el platinado la tomaba de la cintura bailoteando un poco a la par de las caricias tan empalagosas que la mujer exótica le propiciaba. Podía verlo sonreir, jactarse de tener a una mas en su lista negra que de seguro estaba repleta de conquistas; pensó por unos instantes el numero exacto en que ella se encontró en su momento. Quizá el saberse la numero treinta y dos en la vida de Draco Malfoy era un triunfo que muchas querían.

--Tienes razón Ginny, además lo mio con Draco es agua pasada—En ese momento la pelirroja la tomaba del hombro para hacer que mirara a otro sitio, probablemente consideraba que todo aquello era tan inadecuado que podía estar abriendo heridas no suturadas en su totalidad todavía.

--Perdón que me entrometa Hermione, pero nunca entendí la razón por la que lo abandonaste—Suspiraba lentamente al recordar aquellos días en el que su mejor amiga se encontraba tan feliz y plena que pensaba sería la primera en cruzar el altar con el tan afamado ramo de novia. ---Simplemente lo dejaste, te fuiste de Londres y no volvimos a saber de ti en mucho tiempo.

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