En serios aprietos

2.4K 125 16
                                    

Definitivamente no estaba lista todavía para ese encuentro, se mordía los labios imaginando ver de nuevo al hombre que no solo habia sido su verdugo durante su estancia escolar sino que también equivaldría a encontrarse con un mar de recuerdos que no estaba dispuesta a revivir. Su madre estaba impaciente, pues al parecer el chico se había enterado de su llegada ya sea por algun chisme que rondaba cerca de los de la boda.

Jane no encontraba las palabras exactas, conocía perfectamente al platinado y no se dio por enterada de las causas por las que su hija decidió dejarlo. Como parte de su vida, su misión era hacer que ella se sintiera cómoda, feliz y realizada a pesar de las decisiones que tomara. Tan solo suspiró un momento mirando de reojo al cuarto de baño donde Damon se estaba arreglando.

--Dile que estoy ocupada mamá, pero, no le digas que vine acompañada ¿Quedó claro?—Ella comentaba decidida mientras que su madre ladeaba la cabeza también mirando de reojo el piso de abajo donde un rubio impaciente esperaba.

--¿Por qué no bajas y se lo dices tu misma?—

--Porque, Porque… --No se atrevía a decir la verdad todavía, asi que tan solo cerraba los ojos. -Simplemente no quiero verle la cara mamá, no ahora, además Damon y yo tenemos cosas que hacer antes de llegar a la reunión de esta noche.

--Sabes hija—Se apresuraba a decir cuando en ese momento observó que el hombre pelinegro cruzaba la habitación con tan solo una toalla diminuta que enmarcaba sus caderas; gotas de agua se acomodaban estratégicamente en el pecho y torax de ese hombre haciéndolo lucir totalmente sensual a tal grado de desear tener diez años menos.

--¡Mama!—Susurraba  la castaña.

--Oh perdón Hermione—Se acercaba a ella sonriendo. -Debo admitir que ese hombre es todo un manjar.

--Madre, no estamos aquí para discutir que tan comible esta Damon sino para ver que hacemos con el … otro bombon comible rubio que esta allá abajo.

--Ya lo se hija, pero dime una cosa—

--Nunca entendí que fue eso que Draco te hizo para que lo dejaras, tu… tu sabes a lo que me refiero—La madre de la chica intentaba por todos los medios no cometer una imprudencia pero era inevitable hacer regresiones del pasado desconociendo las causas de esa decisión tan abrupta.

--Simplemente, me cansé de él eso es todo—Se recargaba en el marco de la puerta y pudo observar la sombra de un hombre desesperado en la sala.

--Hija—Le sonreía su madre. -Tu no eres una mujer que se cansa de los hombres, tu sabes que nunca lo fuiste y de haberlo hecho creo que por lo menos le hubieras explicado a Draco tus razones.

Damon estaba sentado en la cama, tal vez esperaba que la madre de la chica se fuera del lugar para comenzar a vestirse, aunque bien pudo hacerlo en el cuarto de baño para dejarlas conversar como se debía. Pero en realidad aquel hombre estaba escuchando detenidamente la conversación contando que los vampiros podían escuchar sonidos a kilómetros de distancia como parte de sus cualidades sobrenaturales.

Tomó de su maleta su ropa interior de algodón, era ajustada, ahormaba a la perfección sus atributos masculinos acomodando "todo en su lugar". Caminó hasta el cuarto de baño para quitarse la toalla y comenzar a vestirse poniendo especial atención en la conversación de las dos mujeres haciendo un chiflido para despistar que estaba escuchando.

--Hay cosas que aun no conoces de mi mamá—Hacía una pausa. -Yo cambié mucho con la distancia—

--Pues por más distancia y tierra que quieras poner de por medio hija no creo que hayas dado un giro brutal de ciento ochenta grados. -Suspiraba tomando su rostro.

Amor de AlquilerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora