Capítulo 15 - Westwood

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- A X L -

03 DE SEPTIEMBRE DEL 2010

Luego de un largo viaje de más de diez horas en auto, finalmente Shay, Matt (quien viene en su propio vehículo) y yo llegamos a la que será la ciudad donde viviremos nuestros años universitarios.

Reese llegará hasta el domingo por su cuenta. Ella y Shay se han matriculado en Arquitectura, mientras que Matt ha escogido Negocios Internacionales y yo Relaciones públicas. Quién diría que yo, que de niño solía costarme tanto relacionarme con los demás, he terminado yendo por una carrera como esa.

Papá estuvo de acuerdo en mi decisión, nunca intentó persuadirme para que me convirtiera en un arquitecto como él, lo cual le agradezco. Lo que me lleva a pensar en Shay y su carrera, ella parece emocionada, siempre tuvo claro que Arquitectura era lo que estudiaría, pero hay algo que me dice que realmente no es lo que quiere. Su emoción no parece real para mí, aunque lo es para los demás. Solo espero de verdad que si ella se arrepiente, no sea demasiado tarde.

Matt se queda en el camino, en la residencia donde vivirá. Reese también estará allí. Aunque es una residencia mixta, las habitaciones solo se pueden compartir con alguien de tu mismo género. Shay y yo, por tanto, optamos por rentar un apartamento por nuestra cuenta. Está en una buena zona y cerca de la universidad, lo que nos viene perfecto.

Conduzco hasta allí con ayuda del Google Maps y, unos veinte minutos más tarde, llegamos. El vecindario es bonito y Shay parece emocionada ante la perspectiva de este nuevo comienzo.

Yo simplemente estoy gritando en mi interior. Finalmente creo que es nuestro tiempo. Solo tengo que encontrar la forma de decírselo sin asustarla y hacer que corra lejos de mí. Diablos, sí, no es tarea sencilla, pero creo que puedo hacerlo.

—Hogar, dulce hogar —dice Shay cuando abre las puertas de nuestro nuevo apartamento.

Suelto un silbido y sonrío ampliamente.

—Se ve mejor de lo que pensaba.

Ella ríe, entrando de primera y dejando la puerta abierta para mí, que la sigo enseguida.

—Axl, vimos las fotos por internet. Está justo igual.

—Hablaba de tu trasero en shorts en realidad —bromeo, haciéndola rodar los ojos y darme un golpe en el brazo.

—Tonto.

Frunce la nariz hacia mí y yo rio, dejando nuestras maletas en el suelo.

—Solo bromeaba, Conejita. —Le pongo las manos en las mejillas, apretando suavemente, haciendo que sus labios sobresalgan y las ganas de besarlos me consuman. Soy un jodido masoquista—. Aunque en realidad tienes un buen trasero para apreciar, ¿sabes?

Ella pone los ojos en blanco y suelta un bufido diciendo algo como «¡Hombres!» antes de apartar mis manos de su rostro, tomar su maleta y arrastrarla a la habitación de la derecha con un simple «¡Me pido esta!», lo que me deja a mí con la habitación que se encuentra pasando la diminuta cocina, junto al baño.

Después de dos horas hemos terminado de acomodar la ropa en nuestros respectivos guardarropas. También he bajado del auto algunas otras cosas que trajimos con nosotros, pero no son muchas, por lo que parece que todo está listo. El apartamento es semi-amueblado, aunque me parece que hace falta un sofá. La sala de estar es un espacio compartido con el comedor, la mesa está en un lado, es pequeña, redonda y con dos sillas nada más. Tenemos un mueble donde hay una pantalla plana, un regalo de papá por habernos graduado, pero no hay sofá.

Los planes de Axl JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora