Capítulo 16 - Perdiendo [Inédito]

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- S H A Y -

11 DE SEPTIEMBRE DEL 2010 

Axl y yo estamos sentados con las piernas cruzadas a lo indio en el suelo, frente a frente, mientras nos observamos muy fijamente a los ojos.

—¿Con cuántas chicas has salido realmente? —le pregunto, entornando los ojos hacia él.

—Cuatro.

—¡Sandeces! ¿Cuatro nada más? Imposible.

Él frunce el ceño y pasa sus dedos por su cabellera rubia, cepillándola.

—Cuatro, solo eso. He coqueteado con más, lo admito, pero no ha pasado nada.

—Matt estaría decepcionado de su pupilo —comento, tomando un puñado de palomitas que me llevo directo a la boca.

—A Matt no le importa —asegura.

Termino de tragar rápidamente para poder debatir.

—¿En serio cuatro nada más? Pero te he visto coqueteando con muchas. Ya sabes, en las fiestas y clubes nocturnos...

—Coquetear es una cosa, salir con ellas otra.

—Qué odioso —le frunzo la nariz—. Y, dime, ¿piensas comenzar la cacería en Charleston? Toda la semana he escuchado mucho de un lugar al que llaman Black Panther, seguro que allí puedes encontrar alguna chica...

Por Dios, soy una idiota.

Okay, decirle que vaya a conquistar a alguna chica no era mi plan. No tenía un maldito plan, honestamente, yo solo quería tener más información sobre su vida amorosa y quizá averiguar si él está interesado en la chica rubia con la que lo vi hablando el otro día, Cindy Parker.

Tengo jodidos celos. Yo odio sentir celos, pero cada vez que ella lo mira tengo este instinto de sacar mis uñas y gruñirle, aunque me controlo muy bien, hay que admitir.

—También oí mucho sobre ese lugar. Tal vez deberíamos ir luego.

—¿No arruinaría tus conquistas el hecho de ir conmigo?

—No —frunce el entrecejo—. Para nada.

Vale, claro, ¿por qué siendo su mejor amiga sería un problema? Ridículo.

—Okay —me obligo a sonreír.

—Vale, ahora es mi turno para preguntar. Más bien es algo que quiero que me cuentes.

—¿Y eso es...?

—¿Recuerdas esa vez, hace más o menos dos años, cuando estuviste llorando mucho y no quisiste decirme el motivo? —asiento muy lentamente—. Pues soy todo oídos.

Me aclaro la garganta, incómoda, y llevo una mano a mi cuello brevemente.

—Ese es un tema que no me gusta.

—Bueno, no siempre puedes salirte con la tuya y evadir los temas que no te gustan, Conejita.

—A, odio que me digas "Conejita". Y b, está bien, supongo que es momento de sacar lo de ese día.

—Estoy escuchándote —asegura, inclinándose hacia delante y mirándome con mucha atención.

Váyanse putos nervios y latidos rápidos del corazón.

—La cosa es que mamá estaba bebiendo un poco de vino con su amiga Terri esa vez. Y, bueno, mamá nunca bebe, de hecho fue algo raro que lo hiciera esa vez, pero el punto es que lo hizo. Ellas creyeron tal vez que ya me había dormido, estaban muy ebrias y hablando.

—Escuchaste algo que no te gustó —adivina.

Arrugo el ceño y hago una mueca.

—Bueno, no creo que a nadie le guste escuchar la historia de cómo no fue una bebé planeada, ¿verdad?

—Vaya...

—Ella me ama, sé que lo hace, pero de todos modos dolió oírla hablar sobre cómo llegué por accidente a su vientre, cómo por ello no pudo ir a la universidad que deseaba y dejó su sueño de ser una exitosa arquitecta para poder ser la esposa de papá y mi mamá.

Se me pone un nudo en la garganta y mis ojos pican. No me gusta hablar de esto. No me gusta pensar que en algún momento mamá pudo pensar en mí solo como un error o un estorbo.

Caray, eso duele.

—Oh no, no vas a llorar —dice, tomando mis manos—. Diane te ama y tú la amas a ella. El cómo llegaste a su vida no es lo que importa. Y ella quizá no pudo ir a la universidad, pero trabaja en el despacho de arquitectos con mi papá y tiene una maravillosa hija, seguro que ha sido feliz. Tenía un sueño, sí, pero a veces debemos dejarlos ir por cosas mejores.

Sostengo sus manos con fuerza y le sonrío.

—Tú tienes una manera de decir las palabras correctas, en el momento ideal... Haces que te ame tan fuertemente —me doy cuenta de lo que acabo de decir y, con la boca abierta, mis ojos se ensanchan y hago la cosa improvisada de lanzármele encima, rodeando su cuello con mis brazos y haciéndolo caer de espaldas—. Gracias por ser... mi mejor amigo —digo para salvar mi pellejo, con el corazón latiéndome a toda prisa.

La cosa es que en el verano fracasé las suficientes veces mientras intentaba decirle cómo mis sentimientos por él han estado cambiando, por lo que se metió en mi cabeza la loca idea de que todos esos intentos frustrados son una señal para advertirme de que es un error querer más de lo que Axl me ofrece.

El problema es que no puedo evitar querer más.

Levanto el rostro, rogando por no estar sonrojada, y lo suelto, apoyando mis manos del suelo para ayudarme a quitármele de encima. El hecho de que él me esté gustando tanto hace que los acercamientos de este tipo tampoco sean una buena idea.

—Lo siento —me disculpo mientras él se incorpora.

—Descuida, no... Eh, no pasa nada.

—Bien —me pongo de pie, tomando el tazón con las palomitas—. ¿Qué te parece si jugamos a los videojuegos?

—Vale —él se pone de pie también—. Pero debo recordarte que no he traído el Guitar Hero. Lo traeré cuando vayamos a casa en Navidad.

—¡Injusticia! Ese es el único juego en el que soy medianamente buena.

Él ríe.

—Sí, y solo porque juegas a velocidad súper lenta y nivel principiante —me recuerda, por lo que le doy una mala mirada.

—¿Te conté que también tienes esta habilidad de desagradarme de un momento a otro?

—Yo no te desagrado, mentirosa —dice riendo.

—En este momento lo haces —replico.

Axl se acerca, pone sus manos en el tazón de palomitas que yo sostengo y se inclina hacia mí hasta que sus labios están a la altura de mi oreja derecha.

—No, no lo haces —susurra, presiona un beso en mi cuello que me deja con un cosquilleo y roba el tazón de palomitas de mis manos—. Vamos a jugar, ya quiero ganarte.

—¡Púdrete! Voy a patear tu trasero presumido, Jones.

—Sí, lo que digas.

Lamentablemente la única que acaba con el trasero pateado al final soy yo. Pierdo asquerosamente en los videojuegos y pierdo en mi intento de no sentir nada más allá de la amistad por Axl.

Los planes de Axl JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora