Capítulo 23 - Acción de Gracias

27.7K 3.2K 457
                                    

- A X L -

26 DE NOVIEMBRE DEL 2010

Shay no ha querido que hagamos público el hecho de que lo estamos intentando, y yo he accedido a su única petición, sin embargo ha sido realmente difícil verla en la universidad y que el amor no comience a brotar por todos mis poros.

Soy un jodido cursi sin remedio, lo sé.

Ella, por otro lado, es más tranquila respecto a eso. A veces me pregunto cómo le hace para tratarme con tanta naturalidad, como si no nos hubiésemos derretido el uno contra el otro la noche anterior.

Diablos, eso de salir con nuestros amigos es la cosa que menos hacemos ahora. Estar en casa con ella, mimarla y besarla es mi plan favorito. Claro que eso es después de que termine mi entrenamiento de béisbol y de que ella haga sus deberes. Está bastante aplicada tratando de sacar las mejores notas; y con el temible hecho de que se acercan los finales, ella se ha propuesto estudiar al menos una hora todas las tardes además de hacer sus deberes y proyectos. Es por eso que amo esta semana libre que tenemos por el día de Acción de Gracias.

Estoy sentado sobre una cobija en el suelo, apoyándome del sofá, mientras que Shay se encuentra sentada en mi regazo. Estoy tomando sus manos y simplemente nos observamos el uno al otro. Hay una sonrisa en su rostro, aunque también está el ceño fruncido.

—¿Qué pasa? —le digo, poniendo mis manos en su cintura y tirando de ella hacia delante para tenerla contra mi pecho.

—¿No es esto que hay entre nosotros algo extraño? —me pregunta, tamborileando con sus dedos en mis hombros—. A veces creo que es extraño.

Paso mi pulgar con suavidad sobre su frente, borrando el ceño que tiene allí, y luego acuno su rostro.

—¿Te arrepientes de esto? —le pregunto, un poco temeroso de su respuesta.

—Um... ¿honestamente? —asiento y ella deja salir una bocanada de aire—. No.

—¿Entonces por qué es raro?

—Porque... no sé —hace una mueca—. Eres el chico que conoce todo de mí. Mi mejor amigo.

—¿Y no lo hace menos incómodo? —murmuro, acariciando su mandíbula con la punta de mi nariz, aspirando su aroma—. No tienes que preocuparte porque te vea sin maquillaje o despeinada o usando mis viejas camisas para estar en casa, te he visto así cientos de veces y me sigues pareciendo igual de hermosa. Sé también que cuando estás de malhumor con tu periodo no quieres hablar con nadie y te duele, pero entonces puedo hacerte un té, darte mucho chocolate y abrazarte hasta que el dolor pase mientras vemos alguna película que te hará llorar porque te encuentras muy emocional. Y puedes ser honesta conmigo, porque nada de lo que digas me hará dejar de quererte.

Shay me hace mirarla a los ojos, los suyos se encuentran vidriosos y parece que algo está atorado en su garganta.

—¿Cómo te atreves a hacerme esto? Voy a estar arruinada para siempre Axl, porque después de esto el único chico con el que querré salir serás tú.

Le doy un rápido beso sin poder evitar sonreír contra sus labios.

—Eso suena perfecto para mí —murmuro—. No tienes que querer salir con nadie más nunca, me tienes a mí.

Ella me echa los brazos al cuello y me abraza con fuerza.

—¿Y si te aburres de esto?

—Eso no pasará —le aseguro, porque ella no tiene ni idea de lo que está diciendo—. Puedo verme a mí mismo sosteniendo tu mano mientras vemos a nuestros nietos correr alrededor.

Los planes de Axl JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora