Capítulo 25 - Mal presentimiento

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- A X L -

26 DE DICIEMBRE DEL 2010

Las cosas están tensas en casa. No sé el motivo, ni nada, solo sé que algo extraño está pasando, algo que mamá y papá están ocultando de mí. Ellos apenas se hablan, creo que si lo hacen en realidad es solo porque yo estoy alrededor, dándome cuenta de todo.

La pasada Nochebuena no fue como las de los últimos años. Mamá dijo que no cocinaría nada, ella quiso salir a cenar fuera solo los tres, y eso fue lo que hicimos.

La tradición de cenar con las Miller en casa se rompió. Shay y su mamá también salieron a cenar, solo que no lo hicieron con nosotros.

No me gustó que las cosas cambiaran.

Shay y yo teníamos la costumbre de bebernos las botellas del jugo espumoso de manzana mientras platicábamos a altas horas de la noche en el pasillo, cuando los adultos ya se habían ido a dormir. Este año no hicimos eso. No sé con exactitud a qué hora regresó de la cena con su mamá, pero fue tarde, mientras que en mi casa todos nos fuimos a la cama temprano. Mamá tenía dolor de cabeza y al parecer contagió a mi papá. Y como el celular de Shay se quedó sin batería, cerca de la una de la madrugada dejamos de hablar y terminé por quedarme dormido también.

El día anterior mamá nos hizo ir con el tío Joseph, por lo que tampoco fui capaz de ver por mucho tiempo a Shay, sin embargo está todo bien, ya que hoy ella y yo saldremos a una fiesta en casa de Leigh. La mayoría de nuestros antiguos compañeros del instituto están en la ciudad por las vacaciones, así que es genial poder reunirnos.

Toco la puerta de su casa y ella abre poco después. Está vistiendo unos pantalones de pitillo que se amoldan a sus piernas como un guante, un suéter negro y zapatillas de tacón que la hacen ver un poco más alta.

No puedo evitarlo, lo primero que hago es saludarla con un beso profundo y entusiasta.

—¡Axl! —murmura, riendo—. ¿Estás loco? Acabo de aplicarme el lápiz labial, lo arruinarás.

—Y estoy dispuesto a arruinarlo miles de veces más.

Ella rueda los ojos y pasa sus dedos por mis labios, quitando las manchas de su labial mientras me mira con una sonrisa en el rostro.

—Estoy tan malditamente emocionado porque faltan solo unos pocos días para que terminen las vacaciones de navidad —suspiro, estrechándola entre mis brazos y respirando en su cuello.

—Sí —responde, besando mi mejilla antes de deshacerse de mí e ir hacia su habitación rápidamente a buscar su bolso—. Sigue en pie lo de gritarle a todo el mundo lo nuestro, ¿verdad? —me pregunta, mordiéndose el labio inferior con algo de duda.

—Jamás he vacilado al respecto —le aseguro, tratando de eliminar ese rastro de inseguridad en ella—. Ni por un segundo, Conejita.

Le tomo de la mano y salimos de su casa. Vamos hasta la de Leigh caminando, ya que no vive demasiado lejos.

Al llegar a la fiesta, estoy completamente decidido a que todos vean que hay algo entre Shay y yo, incluso aunque no se los gritemos. No dejo de entrelazar nuestros dedos en ningún momento, por si el hecho de que yo la mire como un idiota enamorado no es una señal clara de lo que pasa.

Beatrice se acerca a mí cuando tiene oportunidad y me ofrece recordar el pasado.

Al diablo eso.

No me interesa recordar nada, tengo todo lo que quiero y necesito junto a mí. A Shay.

Dejo la botella de cerveza que he sostenido toda la noche en mi mano libre sobre una mesa de forma disimulada, el líquido está intacto. Yo solo la he estado sujetando para que ellos dejen insistir en que beba.

Los planes de Axl JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora