Capítulo 24 - Cambio de planes [Inédito]

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- S H A Y -

14 DE DICIEMBRE DEL 2010 

Llegamos a Nueva York ayer. No he visto mucho a mamá, ella está realmente ocupada con su trabajo, pero al menos se tomó el tiempo de llevarme a cenar anoche. Cena durante la cual me hizo muchas preguntas sobre mi primer semestre como universitaria. Nos pusimos al corriente de nuestras vidas y la pasamos bien, debo admitirlo. La extrañaba mucho.

Pero debo confesar también que, aunque le hablé de muchas cosas, no le he contado nada sobre la evolución de mi relación con Axl. Le prometí a él que después de estas vacaciones podríamos decirle a todos sobre nosotros, pero no antes. Así que supongo que podemos darles la noticia a nuestros padres juntos, tal vez en la cena de Navidad o en la de año nuevo, no sé.

Creo que he estado presionando un poco a Axl al decirle que quiero que piense bien si estar conmigo es lo que quiere. No se trata de que esté empujándolo a arrepentirse o algo, claro que no quiero eso, es solo que quiero que él esté completamente seguro.

Yo no tengo dudas de que lo quiero y deseo que estemos juntos, él dice que tampoco, sin embargo, por la forma en la que se dieron las cosas entre nosotros, he creído que lo mejor era darle un poco de tiempo antes de hacerlo oficial ante los demás, así no hay ningún tipo de presión.

No negaré que estoy ansiosa por superar este tiempo de prueba entre nosotros y poder decírselo a Reese. Ella va a fastidiarme mucho, pero valdrá la pena que sepa que tenía razón, Axl y yo somos mucho más que solo amigos.

Cuando lo veo entrar a mi habitación, abro la boca, echándome enseguida el cobertor sobre las piernas porque solo estoy vistiendo una vieja camiseta suya que se me sube al estar sentada, revelando mucha piel.

—¡Axl!

Él se sienta en la orilla de mi cama y se inclina para poder besarme.

—Buenos días —sonríe contra mi boca.

—¿Cómo...?

—Sé dónde guardan la llave de emergencia —dice, rodando los ojos—. ¿Debí llamar a la puerta?

—No, solo... ¡Pudiste encontrarme desnuda o algo! Podrías haber avisado antes de entrar a mi cuarto.

—Lo siento —frunce la nariz—. Aunque no es como si resultara una idea perturbadora la de encontrarte desnuda, honestamente.

—Pervertido —le acuso, entornando los ojos.

Él se ríe.

—¿Y tu mamá?

—¡Y mi mamá, por supuesto! Ella podría estar aquí y vernos en esta situación comprometedora donde me besas. Recuerdas que aún no les damos la noticia, ¿verdad?

—Sí, pero imaginé que ella no estaría en casa —asegura.

Pongo los ojos en blanco.

—¿Entonces para qué has preguntado por ella?

—Nada más —se encoje de hombros—. Mi papá se fue hace media hora al trabajo. ¿Se fueron juntos?

—Tal vez.

—¿Desayunaste?

—Nope.

—Tampoco yo, ¿quieres invitarme a desayunar?

—Creo que te invitarías solo de todos modos —digo, poniendo mis manos en su hombro para apoyarme y levantarme de la cama.

—Si no me quieres en tu mesa, puedo irme —asegura, poniéndose de pie y yendo detrás de mí a la cocina.

Los planes de Axl JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora