Girasoles

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-Buenos días-dijo Javier, causando una sensación extraña en mí. Arquímedes y Rodrigo lo observaban como si ese hombre fuera a atacar en cualquier momento. No entendía la tensión que había entre ellos dos, pero decidí no prestarles atención, pues no era momento de pensar patrañas.

-Buenos días. Usted debe ser Javier-saludó Federico, estrechándole su mano. Javier lo saludó enérgicamente, pero podía notar que estaba nervioso.

-Así es. Soy Javier Méndez Espinosa-se presentó y sonreí. Podía sentir unos intensos ojos clavados en mí, pero no aparté la vista de ese hermoso hombre ni del señor Federico.

-Señor, él me ayudará con los diseños. Es una persona capacitada para este tipo de trabajo, no dude de ello-le dije y el señor sonrió.

-No lo haré, señorita-miró a Javier-. Ha sido un placer conocerlo, señor Méndez-puso su mano en el hombro de Javier y en el mío-. Les confío mi empresa, siéntanse en su hogar, ya son parte de ella-dijo y mi corazón galopeó de alegría al oír esas palabras. Admiraba a ese señor, desde pequeña era mi sueño trabajar en Diseños Villanueva y ahora formaba parte de ella.

-Gracias-dijimos Javier y yo al unísono. Ambos reímos. Federico asintió, sonriendo.

-Bueno, ahora a trabajar, que nos espera esta noche un evento muy importante en el que quiero que ambos asistan-dijo y tuve el atrevimiento de mirar a Arquímedes. Mi corazón comenzó a latir deprisa, pues su mirada era directa, no con enojo, al contrario, había algo más fuerte que eso: amor. Sonreí ligeramente y él sonrió, cambiando su mirada hacia Rodrigo. Al menos no estaba enojado conmigo, eso pensé.

-¿Cuál evento?-Pregunté.

-El señor Miller preparó un coctel para la presentación del desfile. Vendrán patrocinadores de diferentes países y grandes diseñadores como Valentino y Oscar de la Renta-casi di un brinco de la emoción.

-¡No juegues!-exclamé, pero cubrí mi boca, pues prácticamente grité. Fue la primera vez que escuché la risa del señor Federico. Arquímedes sonreía y me miraba con ternura. Javier parecía emocionado al igual que yo.

-No juego-dijo Federico entre risas-. Será un gran evento, con prensa y cámaras por doquier. La estrella de la empresa tiene que estar presente, usted tiene que estar allí-casi desmayé al oír esas palabras.

-¡Wow, por supuesto que estaré allí, wow!-exclamé, emocionada. Javier y Federico reían, mientras que Arquímedes y Rodrigo se limitaban a observar en silencio.

-Bien. Ahora a trabajar-ordenó Federico. Me despedí de él y cuando disponía a salir de la oficina, una voz habló, haciéndome detener.

-Señorita Pérez, pase a mi oficina, la veré allí en unos minutos-dijo Arquímedes. Tragué con dificultad ante su tono seco y arrogante. Asentí y salí de allí junto a Javier.

-El señor Villanueva realmente te estima-habló Javier, mientras caminábamos hacia la oficina de Arquímedes.

-¿Tú crees? Pienso que solo está agradecido por lo que hago-dije con sinceridad.

-Por supuesto que lo está, pero puedo ver algo más en su mirada. Te estima, Marisol-dijo y rodé los ojos, lo que provocó una sonrisa en su rostro.

-Se me olvidaba con quién estaba hablando, señor leoalibrosabiertos-dije y de su garganta brotó una carcajada, llamando la atención de varias chicas que caminaban en dirección contraria a nosotros.

-Eres un caso perdido, no tienes remedio-dijo entre risas y le saqué el dedo, haciéndolo reír aún más. Cuando llegamos frente a la puerta de la oficina de Arquímedes, nos detuvimos-. ¿Quieres que te espere?-Preguntó, sonriendo.

•Un amor irreversible• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora