•Un amor irreversible•

Mar y Sol

¡Qué disfruten leyendo!
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-¡Teresa!... ¡Teresa!

-Dígame, señora-contestó la regordeta mujer, agitada y con una olla en sus manos.

-Marisol se ha caído del columpio... ¡Mira cómo ha dejado su vestido!-Teresa me miró y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Yo sonreí tímidamente y bajé la mirada cuando mi madre me lanzó una mirada llena de enfado.

-¿Se encuentra bien, joven Marisol?-Me preguntó Teresa, tratando de no reír. Yo asentí, sonriendo de manera traviesa, pues había arruinado ese vestido a propósito. Era un asqueroso traje color rosado... Parecía una jodida princesa con vómito rosa.

-Teresa, lleva a Marisol a cambiarse, pronto llegarán los invitados y no puede estar toda sucia en la fiesta de su cumpleaños-ordenó mi madre de manera efusiva y se fue dando grandes zancadas hacia el patio trasero. Teresa y yo comenzamos a reír y juntas caminamos hacia mi habitación para cambiarme.

-Jovencita, no puede seguir arruinando los vestidos que su madre le compra, un día de estos te pegará uno con pegamento y no lo podrás sacar-me reprendió de manera divertida y solté risitas. Ella rebuscó en mi armario y sacó otro vestido color rosa. Yo torcí mi boca y me crucé de brazos.

-No me voy a poner ese vestido... El rosa es para las niñas tontas como Janette-dije y Tere miró el vestido con fingido asco.

-Tienes razón, mejor busquemos otro-sugirió y di saltitos, emocionada.

Teresa salió de la habitación y yo la esperé sentada en el borde de mi cama, jugando con mis pies. Cuando regresó, llevaba una funda grande color azabache y me levanté de la cama con el ceño fruncido.

-¿Qué es eso?-Pregunté, curiosa.

-Este es mi regalo de cumpleaños para ti, mi niña-dijo y salté, emocionada.

-¿Y qué es?-Teresa sacó de la funda un increíble y hermoso vestido color azul coral con caracoles en los bordados. Abrí los ojos ligeramente y tomé el vestido entre mis pequeñas manos.

-Es un vestido para ti, mi cielo. Yo misma lo cosí para ti... Quería dártelo después de tu fiesta, pero ya que arruinaste el otro, pensé que podrías usarlo... Si no quieres...

No le di tiempo de terminar; me abalancé sobre ella y le di un fuerte abrazo. Ella se tensó unos segundos, pero después respondió el abrazo de manera cálida y sincera.

-Gracias, Tere... Es el mejor regalo de cumpleaños-le dije con sinceridad y ella me ayudó a ponerme el hermoso vestido.

Después de varios minutos, bajamos a la planta baja y los invitados ya habían comenzado a llegar. Mis padres y demás miembros de la familia se encontraban en la sala y salí corriendo hacia papá, para que viera mi hermoso vestido.

-Hola, mi princesa-me dijo él tiernamente como siempre, subiéndome a su regazo.

-¡Mira mi vestido, papi!-le dije emocionada y él lo observó sonriendo. Las personas me miraban de manera extraña, otros de manera tierna y algunos simplemente ignoraban mi presencia. Todo eso era normal para mí, estaba acostumbrada a ese tipo de miradas. Teresa estaba en el umbral de la sala y me miraba sonriendo... Eso era suficiente para mí.

-Estás hermosa, mi cielo... ¿Y ese vestido?-Preguntó papá. Mamá estaba hablando con la bruja mala y no había notado mi presencia.

-Tere me lo regaló de cumpleaños-dije y pude ver que mamá giraba su cabeza hacia donde yo me encontraba con papá-. ¡Es el mejor regalo de cumpleaños!-dije emocionada y papá parecía nervioso. Sonrió levemente y luego miró a Teresa de manera extraña.