Capítulo 9

2.2K 210 4
                                    

Ya había comenzado a anochecer para cuando el cocinero y yo compartíamos recetas mientras terminábamos de preparar la cena. Era un hombre muy simpático, se llamaba Jack y había dejado a su mujer y a su hija en tierra desde hacía casi un año. Volvía cada vez que llegaban a puerto y a veces iba verlas y pasar una pequeña temporada con ellas. Era un hombre algo regordete y bonachón, con un pequeño bigote sobre el labio y una barba no muy poblada, de carácter alegre y sincero, tenía el rostro endurecido por el paso de los años y sus ojos daban a entender lo mucho que había visto.

Según me contó, él llevaba trabajando para Reagan mucho antes de que su padre le cediera el cargo a él. También dijo que pensaba retirarse después de final de año para dedicarse entera y profundamente a su familia, y que esperaba volver a verme según sucedieran los años. Yo tampoco sabía lo que duraría en el barco, quizás no demasiado, pero... esperaba continuar viva para cuando cumpliera los dieciséis.

—¿Y tú qué, pequeña Caris? – me preguntó mientras sacaba los platos de madera para todos los del barco – ¿Qué hay de ti? ¿Cuál es tu historia? – insistió mientras ponía una mano debajo de su barbilla.

—Bueno... eh... su-supongo que no soy nadie especial – bajé la cabeza y me rasqué el brazo.

—Todo el mundo es alguien, Caris.

—Porque todos tienen una historia que contar, Jack – enfrenté su mirada y nuevamente la bajé, sin saber qué contarle para saciar su curiosidad – Yo no conozco la mía...

—¿Y qué hay de lo que eres? – fruncí el ceño ante su pregunta.

—¿Quién soy? – me senté en unas banquetas de la minúscula cocina y puse una mano bajo mi barbilla – Supongo que soy una chica más.

—No eres una chica más si el capitán ha decidido que formes parte de su tripulación – arqueó una ceja en señal de victoria. Solté una risa seca y amarga y negué con la cabeza.

—Él necesita mi ayuda y yo la suya. Solo es un trato, nada en especial – me encogí de hombros, pero él no pareció convencido – Vale... ¿qué quieres saber de mi? – pregunté echándome hacia atrás, cruzándome de brazos y piernas.

—Jovencita – me señaló – Tienes un pasado que ocultas muy bien, pero también un gran futuro por delante – fruncí los labios. ¿Tanta pena daba que hasta el cocinero que he conocido hoy me lo decía? – No lo digo por nada, Caris. Tienes carácter que soltar...

—¿Qué?

—¿Crees que no he oído lo que habéis discutido el grumete nuevo y tú? – abrí la boca para contestar, pero no se me ocurrió nada, ¿no se supone que hay unas enormes tablas de madera que recubren toda la cocina? – Desde aquí se oye todo para estar bajo la primera cubierta, ¿eh? Te enteras de todos los cotilleos – me guiñó un ojo, a lo que me reí a carcajadas – El caso es, Caris, que no siempre vas a poder ocultarte. No creas que pasas desapercibida, jovencita... todos hablan de ti desde que te rescatamos del ataque.

—¿Y eso qué? Yo solo quiero algo seguro. Quiero poder ganarme la vida independientemente, Jack. ¿De qué me sirve si paso o no desapercibida? – pregunté encogiéndome de hombros como si nada me importara.

—Hija, hoy en día las mujeres solo sobreviven siendo putas, esclavas, esposas o monjas – fruncí los labios. Yo no quería renunciar a mi libertad y menos a mi dignidad, yo quería... vivir mis propias aventuras, sin tener que depender de nadie – Y no creo que encajes en ninguno de esos grupos – suspiré, sin ganas de responder.

—He sido esclava durante mucho tiempo, Jack – susurré inclinándome hacia él – Y mi libertad es mi mayor tesoro ahora – indiqué levantándome para tomar una manzana de un pequeño cesto.

—No te lo niego, pero con la actitud de niña asustadiza que no ha roto un plato en su vida, solo lograrás que te muelan a palos – nos quedamos en silencio durante unos segundos, golpeó la mesa y yo di un pequeño salto – ¿Lo ves? Te asustas a la primera de nada.

—¡Estábamos en completo silencio! ¿Qué esperabas?

—¡Saca tu carácter, Caris! Sé que lo tienes, ¿por qué te lo guardas para ti? ¡Muéstraselo al mundo! – gritó alzando las manos y señalándome – En el fondo sabes que tengo razón.

—Quizás. ¿Por qué quieres que muestre mi carácter? – pregunté mientras masticaba con lentitud antes de que Jack me golpeara la mano. Seguramente se enfadaría porque no comería de su comida después.

—Porque llegarás muy lejos, jovencita – me señaló con el cazo mientras esperaba a que la puerta se abriera – Pero solo si te haces respetar y valorar. ¿Crees que Reagan ha llegado tan alto siendo bueno?

—No es muy buen ejemplo, Jack. Él es un pirata... – él intentó no reír ante mi comentario.

—Da igual, ¿crees que los grandes conquistadores llegaron lejos siendo amigos de todos? – preguntó, haciendo que yo apartara la vista. ¿No había otro tema de conversación más interesante?

—No, pero...

–¡Ahí está el punto! – gritó, puse los ojos en blanco y miré al cielo en busca de ayuda. ¿Qué te hice yo, Dios? – Y tú llegarás a ser como esos grandes.

—Deja de decir estupideces, Jack... – negué.

—¿Te quieres apostar algo? – preguntó mientras se cruzaba de brazos. Era obvio que no le creía ni una sola palabra, porque ¿quién creía que yo iba a llegar lejos? Una chica que no tenía nada que perder más que su vida...

—No hace falta. No tengo nada que apostar – me encogí de hombros y observé por una pequeña ventanita que el sol casi se había ocultado.

—Por algo se empieza – contestó justo en el momento en que la tripulación entraba a trompicones para recoger su comida – Ah, y cósete esa camisa a tu medida, no quiero desperdiciar comida con estos cerdos...

Miré a lo que se refería y no pude enrojecer más. A partir de ahora creo que sí tomaré la palabra de coserme la ropa de una maldita vez. Me sentía cargando un saco a cada paso que daba.

—Creo que iré ahora mismo.

—¿Está aquí Caris? – preguntó alguien en la entrada. Yo fruncí el ceño y alcé la mano hasta que él suspiró aliviado y me señaló la puerta – El capitán Black quiere que cenes con él – boqueé un par de veces hasta que reaccioné y caminé junto a aquel pirata.

¿Qué quería de mi el capitán ahora?

Hello... it's me....

No tengo razones para publicar con un par de días de antelación, pero bueno, es que ahora que estoy de vacaciones me cuesta siglos coger el sueño y pos me aburro mucho. Es la una de la mañana, me he zampado casi un paquete de galletas y hace un calor acojonante, pero tras eso me he dicho: voy a daros un pequeño gusto y publico un par de días antes, total, mañana me voy a morir comprando con mi madre 😩 ya suficiente tuve con los vestidos de boda de ayer...

No se olviden de la estrellita 🌟

One more pirateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora