Capítulo 16

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Escena hot, baby's... leer bajo responsabilidad, por favor 🌝🌝🌝🌝🌝🌝

Reagan acarició mi pómulo de forma lenta y tremendamente provocativa. Miré sus ojos de nuevo, aquel profundo océano que me analizaba desde dentro, luego sus labios, gruesos y algo rosados. Él hizo mi mismo recorrido, deteniéndose en mis labios. Una mitad de mi cerebro me decía que estaba mal, que yo sólo era su protegida y además tenía un hijo al que cuidar, por no hablar de que me sacaba diez años.

Pero por otro lado, una parte en el fondo de mi me decía que debía arriesgarme, que le besara y que olvidara lo demás, después de todo, ambos nos atraíamos de una forma extraña. Finalmente, y contra todo pronóstico, fui yo la que se separó poniendo las manos sobre sus hombros, suspirando y levantándome para poner distancia. Le oí maldecir en voz muy baja antes de levantarse y pasarse la mano por el pelo, un signo de que estaba frustrado, molesto o confuso. Dios, incluso yo me sentía así. Pasé un mechón de mi cabello tras mi oreja y me mordí el labio.

—Compréndeme, Reagan. Tú y yo no podemos funcionar.

—¿Y lo dices tú porque lo piensas o porque es tu deber? – cuestionó con el ceño fruncido.

—Reagan, yo...

—No digas nada más – ordenó caminando precipitadamente hacia mi. Antes de que quisiera darme cuenta, tenía sus labios presionando sobre los míos de forma posesiva, con una mano sobre mi cintura y otra presionando mi nuca.

Por un momento me tensé, no pude reaccionar pero un momento después correspondí su beso torpemente antes de pasar mis manos por su nuca, enredando mis dedos entre su pelo. Era una extraña sensación, pero se sentía bien. Comenzó a arrastrarme hasta que dimos con la pared, más concretamente, la puerta, cuando se apoyó en ella, pegándome a él de forma casi depredadora. Comenzó a pasear las manos por mis costados, sin sobrepasarse íntimamente hasta dar con mis caderas. Se separó unos segundos de mi, haciendo que abriéramos los ojos. Yo quería más, él quería más...

Sonrió y se agachó un poco más para cogerme por los muslos. No pasó ni un segundo cuando me volvió a besar, aún con más fiereza, introduciendo su lengua en mi boca. Enrollé mis piernas en sus caderas y él me sujetó por el trasero pasando sus besos por mis mejillas hasta mi cuello y mi clavícula. Dejé hueco para que tuviera libre acceso y eché la cabeza hacia atrás jadeando. Debíamos parar. No era ni el momento ni el lugar para hacer esto. Reagan ocultó su rostro en el hueco de mi cuello y se detuvo unos instantes. Acaricié su pelo con lentitud, disfrutando del contacto.

No creía que después de esto fuera a suceder algo más entre nosotros, simplemente dejé vagando mis manos entre sus hombros y su cabeza. Lo peor de todo era que notaba las constantes pulsaciones de la entrepierna de Reagan donde mis piernas se unían, y se sentía bien... maldita y erróneamente bien.

—Deberíamos intentar que esto no vuelva a suceder – murmuré, deseando que aquellas palabras no hubieran salido de mi boca – Eres mi capitán, tu protegida y además tienes un hijo...

—Lo sé, Caris... desgraciadamente lo sé – una de sus manos subió hasta mi cintura, internando sus manos en mi camisa lentamente, acariciando mi espalda de forma lenta – Pero no puedo evitar lo que tenemos.

—No hay nada entre nosotros, Reagan – aclaré, quizás sonando más dura de lo que quería. Pasé las manos por su nuca y sus hombros – Entiende que lo nuestro no puede suceder...

—¿Alguna vez te has dejado llevar, Caris? – despegó su rostro de mi cuello y me miró con los ojos más oscuros que de costumbre, involuntariamente aguanté la respiración sin poder dejar de mirarle – Hazlo por una vez en tu vida.

Bajé la mirada y Reagan me dejó caer suavemente en el suelo, pasando sus manos por mi cuello y mis mejillas. Me puse de puntillas y le di un beso en la mejilla, no porque le estuviera rechazando, sino porque quería dejar claro que uno de los dos tenía que tener la mente fría en esta situación y con algo de cordura. Le miré. Estaba dolida conmigo misma por saber que él se sentía atraído por mi pero yo debía hacer lo correcto. Pero yo también lo quería. En sus brazos me había sentido tan bien, a gusto y protegida... me había olvidado completamente del ataque de John, de mi supuesto padre William Ford, de Derek, de mi pasado... todo había desaparecido de mi mente cuando tuve sus labios con los míos.

—¿Quieres que te lleve a ver a Jonathan? – preguntó rascándose la nuca, intentando sacar este momento incómodo. Entonces caí. Era tan atractivo que no podía resistirme a él, a aquella mirada, aquellos labios, su cabello despeinado inconscientemente, su sonrisa y lo más importante: me quería a mi.

Negué y extendí las manos hacia su pecho, abriendo su camisa negra ligeramente. No tenía el típico aspecto de macho pecho peludo, es más, no tenía un solo vello en el torso a excepción de un pequeño camino bajo su ombligo, hacia su ingle. Pasé los dedos por su cuello, acariciando cada músculo, cada nervio... continué por sus hombros y sus brazos ligeramente expuestos para pasar por su pecho, bajando las manos por sus abdominales, sin dejar de mirarle a los ojos. Rodeé su cuerpo con los brazos para acariciar su musculosa espalda y bajar muy lentamente hacia el dobladillo de sus pantalones.

—Si cruzas esa línea, no me contendré, pequeña... – me mordí el labio intentando ocultar una sonrisa. Reagan acarició mi labio inferior con el pulgar y cerré los ojos, disfrutando de su contacto, alzando levemente el mentón. Bajó la cabeza y besó mi barbilla antes de morderme suavemente, subiendo sus besos y mordiscos por mis mejillas y mi cuello.

En un ataque de valentía, interné una de mis manos en el pantalón, ni siquiera completa, pero eso bastó para que el cuerpo de Reagan reaccionará y me atrapara contra la puerta metiendo sus manos dentro de mi camisa, subiendo por mis costados hasta mis axilas, donde se detuvo y buscó el contacto de mi espalda. Mordió mi cuello sin llegar a hacerme daño, como si quisiera comerme lentamente.

Desgraciadamente, no todo podía ser perfecto. Unos golpes repetidos en la puerta hicieron que nos separáramos como si nuestras pieles quemaran, enviándonos a cada uno a una esquina de la habitación de forma precipitada. Me crucé de brazos y dejé que el cabello corriera sobre mi rostro para ocultar mi vergüenza al ser casi atrapada en esta situación. Para nuestra sorpresa, fue Derek quién abrió la puerta. Al verme se precipitó hacia mi y me abrazó por las piernas como si no me hubiera visto en años.

—¡Caris! ¿Ya estás mejor? Papá y Jack me dijeron que no te encontrabas bien – reí por su precipitada aparición y me agaché para darle un beso en la frente.

—Sí, ya estoy mucho mejor – sonreí y Reagan puso una mano sobre mi hombro, haciendo una caricia casi íntima, o así lo veía yo.

—¡Genial! Porque Jack dice que te echa de menos y las comidas no son lo mismo sin ti – Derek hizo un tierno puchero y revolví su cabello, quedando un niño exacto a su padre. Me mordí el labio mirando a Reagan sobre mi hombro antes de levantarme lentamente cogiendo la mano del pequeño.

—Entonces iré a echar una mano – me giré cuando estuve en la puerta y observé cómo el capitán se había puesto la camisa por fuera intentando tapar el bulto entre sus piernas, haciendo que me riera.

—Recuerda que hoy cenarás con nosotros – asentí con una tímida sonrisa y desaparecí por el pasillo siguiendo a Derek.

En ese momento me atacó la realidad. ¿Cómo demonios había dejado que eso sucediera?



Hello, it's me 🌝🌚 qué les pareció?

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