Llegamos a la Grita un día y medio después, asegurándonos de que nadie nos seguía y en ese tiempo he estado evitando de nuevo a Reagan. Me trató bien, me susurró cosas bonitas, me hizo sentir especial... pero sabía dónde estaban los límites y habíamos sobrepasado todos y cada uno, lo que no quería decir que me arrepintiese.
Había estado encargándome de Derek como se me había ordenado desde un principio. Había estado practicando modales y baile con la tripulación y Jack mientras estábamos en el barco y, para qué mentir, me sentía nerviosa no, lo siguiente.
No sabía a qué tendría que enfrentarme para poder ayudar a Reagan y ni siquiera sabía lo que tenía que hacer, aunque supuse que lo que me dijo era una pequeña pista: engatusar y subir a su despacho. No parecía tan difícil, luego ya sería intentar seducir a un hombre que no conozco de nada, aunque haya conseguido información importante de él de entre los tripulantes y Derek.
—¿Preocupada? – salté en mi sitio, sujetándome en la baranda mientras volvía mi cuerpo hacia detrás, encontrándome a Reagan de brazos cruzados, con una ceja arqueada y una sonrisa burlona.
—Más bien... nerviosa – suspiré y aparté la vista con una tímida sonrisa naciendo en mi comisura – Hola...
—Hola – sonrió de forma más sincera, avanzando un paso más hasta casi tenerme acorralada contra la madera – La fiesta es mañana por la noche, te dejaré que vayas por la isla pero nos iremos a la mañana siguiente de la fiesta – asentí.
—¿Puedo preguntar qué es eso tan importante que tienes que hacer? Quizás si me lo cuentas podamos ir más deprisa... – propuse cruzándome de brazos. El vestido que llevaba había comenzado a tornarse incómodo a medida que pasaban las horas y tenía que realizar mis tareas en el barco o simplemente practicar con alguno de mis compañeros. Pero había hachado de menos el pasar desapercibida entre ellos (obviando el hecho de mi feminidad).
—Está bien... – suspiró y se rascó la nuca, despeinando su pelo – Hace unos cuantos meses tuve un soplo de información acerca de los negocios sucios del gobernador. Me puse a investigar con mis diversas fuentes y descubrí sus negocios esclavistas, narcotráfico de opio y tráfico de mercancías como el té inglés, telas, armas extranjeras...
—¿La fiesta es una reunión entre traficantes? – asintió – ¿Y qué tienes que ver tú en ello? Que yo sepa solo le declaras la guerra a los esclavistas por mar – comenté con los ojos entornados.
—Hay una persona a la que le debo un gran favor – comenzó de forma lenta y pausada, pensando en sus palabras – Me pidió ayuda y yo estoy dispuesto a dársela.
—Entonces es personal – pensé en voz alta. Ahí no debía meterme, así que simplemente debía respetarlo e ignorar los planes de Reagan. Me di la vuelta, mirando el puerto otra vez. No se parecía en nada al puerto de Puerto Plata, donde todo estaba sucio y descuidado.
Era un sitio limpio, lleno de vida por parte de los habitantes, y todos parecían tener una buena vida. Al contrario que en Maracaibo, el mercado estaba más cerca de la plaza que de los embarcaderos y había varios peñones donde se habían construido casas bastante bonitas y rústicas. Sentí la mano de Reagan en mi hombro y y le observé de reojo: miraba a las mansiones de las colinas, al mercado, a las personas que iban y venían, a mi... No puedo asegurar lo que estuviera pensando, pero me incumbía.
—Cuando era pequeño tenía un loro – comenzó con voz entusiasta – Un día salió volando y no le volví a ver – fruncí el ceño – Pero nunca se lo reproché porque debía estar en libertad.
—No le debiste educar bien – una carcajada brotó de su garganta hasta que se obligó a respirar y calmar su risa.
—No, admito que era un buen loro, siempre fiel... pero un día voló. Poco después me enteré de que algunas especies de animales se alejan de sus seres queridos cuando están a punto de morir para evitarles el sufrimiento. Quiero pensar que se marchó por eso – me encogí de hombros, pensando en la posibilidad pero confusa porque él me contara eso.
—Algunas personas actúan igual solamente que no es solo por la muerte – me giré y le observé directamente – ¿no crees?
—Sé que fuiste tú quien liberó a Jonathan – arqueé una ceja – y que también le estuviste cuidando.
—¿Y?
—Desobedeciste una orden directa – fruncí el ceño y me crucé de brazos, intentando ignorarle completamente.
—No iba a quedarme quieta cuando tú casi le matas de frío y hambre.
—Se lo merecía por haberte puesto las manos encima – siseó con la mandíbula tensa – Eres mía, Caris. A partir de ahora lo eres. Así que deberías aprender a acatar órdenes.
—Y yo creí que te importaba lo más mínimo cuando prácticamente me metías por las orejas que nunca me dejara pisotear o humillar.
—Hay una gran diferencia entre cumplir órdenes de tu capitán y tu dueño y dejarse humillar.
—No está siendo muy diferente a los esclavistas en este momento, señor Black – susurré con los ojos ardiendo de rabia – Desobedecí una orden, vale, lo admito. Pero nunca dejaría que matasen a gente inocente que solo ha cometido un maldito error porque otro esté celoso – siseé – También incumplí la norma de no acostarse con el dueño. Me ha quedado claro cuál es mi papel aquí – avancé unos pasos hasta sentir la mano de Reagan en mi brazo, deteniéndome con rapidez.
—No he querido decir eso, Caris... – susurró acercándose a mi oído – Lo lamento si te he dado a entender eso...
—Cumpliré con mi parte del plan – asentí apretando los puños – pero deja de agarrarme – pedí observándole sobre mi hombro. Reagan obedeció y yo suspiré – Me dejaste claro que solo soy una esclava aquí, así que... volveré a mis tareas.
—Espera, Caris – me alejé de él rápidamente aunque me dio tiempo a escuchar un <<mierda>> de su parte.
Admito que me dolió que me recordase que seguía siendo una esclava aquí, pero esa era la realidad y parecía que yo había nacido simplemente para obedecer a los demás...
Siento la tardanza, chicos. Es que he teñido unos días complicados con los exámenes y luego organizar unas cosas para el viaje de fin de curso y vender cosas y un cumpleaños y los niños a los que cuido que pfffff se me ha ido la vida. Sé que no es excusa, pero es que así ha sido la cosa. El sábado o el domingo intentaré publicar un segundo capítulo.
Chao ♥️♥️♥️♥️♥️♥️
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One more pirate
ПриключенияPROHIBIDA LA COPIA O ADAPTACIÓN. OBRA REGISTRADA. Tras quedar huérfana a los cinco años, Caris pasa parte de su infancia bajo la esclavitud en una taberna, hasta que se le presenta la oportunidad de volver a ser libre. El destino quiere que en su...