Capítulo. 30 "OOFTA"

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La verdad no recuerdo con exactitud de qué manera habré reaccionado a la noticia, pero sé que debió haber sido grave ya que justo cuando desperté, escuché la voz de alguien llamándome.

-¡Adam, levanta el culo ya!

No comprendía la situación, mucho menos donde estaba. Un molesto chirrido invadió mis oídos, obligándome a despertar. Maldita...

-Cruda, ¿eh? Maldito borracho de mierda.

-Tommy, déjalo. Ha tenido una noche difícil... ¿no has oído las noticias?

-Claro que las he oído...pero no era para que él terminara aquí. Venga, ayúdame a levantarlo, el cabrón no  puede ni mover las piernas.

Mi vista seguía tan borrosa, que por un segundo creí que me había quedado ciego o algo. Todo a mí alrededor se movía. Tenía la cabeza hecha un desastre. Maldita sea...

-Su abogado estaba llamándole cuando encontré su celular. Dijo que haría todo para embargar las noticias por un rato si a alguien se le ocurre abrir la boca, y dice que no es un gran problema ya que lo sacamos de ahí "a tiempo"

Por el olor a café y aromatizante, diría que en ese momento estaba en el asiento trasero del nuevo Audi último modelo de Sauli. Gris brillante, muy costoso. No cuadraba con su personalidad, pero era un auto bellísimo.

Debido a que estaba en una mala posición en el auto en movimiento y sumado con la jodida cruda que tenía, comencé a tener náuseas. Me tambaleé como un estúpido cerrando mis ojos con fuerza, queriendo que todo pasara. Alcé mi brazo y lo dejé caer con fuerza, esperando encontrar algo con que sostenerme. Había tomado el suave hombro de Tommy, quien se había extrañado al verme.

-Sauli, dime que ya casi llegamos.

-Adam, ¿tienes náuseas?

No podía ver más que su figura al volante y escuchar lo serio de su voz. No respondí ya que sentía que arruinaría el precioso auto de Sauli con mi vómito. Me dejé caer en el asiento, rendido y cansado; sólo quería estar en casa.

Eran las tres de la mañana cuando desperté. Extrañamente estaba mejor, físicamente por supuesto; ya no tenía náuseas, mi visión era clara, y la cabeza me dolía muy poco. Aunque, viéndolo de esta manera... despertar con la oscuridad encima casi hace que me cague en los pantalones. No era tan grave, la noche me encanta la noche, pero estar tan confundido como me encontraba en ese momento... sentía que me iba volver loco.

Me sentía como un niño después de descubrir que sus padres lo habían puesto en la cama, pero esta vez no era un buen sentimiento. Me sentía avergonzado, sobretodo porque Tommy y Sauli me vieron así. Jodido.

Decidí bajar las escaleras, consciente de lo oscuro de la casa. Por alguna razón, esa madrugada, después de casi una semana, sentí hambre. Mucha. Básicamente quería devorarme una vaca o cualquier cosa que me cruzara por enfrente. Me sentía como un desierto también.

Al entrar a la cocina y revisar si tenía algo comestible, y un sonido capto mi atención. Eran ronquidos prevenientes de la sala.

"Pero, ¿seguiremos hablándonos, verdad?"

"Como si no hubiera pasado nada, mi rubio favorito."

-Adam...

-Ey...

Encendí la luz de la sala y me encontré con un fatigado Sauli medio recostado en el sofá. Su cabello estaba todo estropeado y despeinado. Mechones de cabello de oro le caían por el rostro. Era como un niño.

-No era necesario que te quedaras aquí, estoy bien. Por ahora, descansa. Lamento haberte despertado.

-No debí dejarte tomar—suelta. Me mira serio.

El Rol PrincipalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora