Capítulo 7. "Fuera de mi misma"

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Nada había salido como había esperado.

-Matt, perdón por hacer que me trajeras hasta acá—dije con mi cabeza abajo.

-No hay ningún problema. No podía dejar que manejaras en ese estado. Por cierto, que bonita casa—dice asombrado—¿Enserio vives ahí?

-Si...aunque no lo parezca—y emito una risa un tanto incómoda— Gracias, pero ¿cómo regresarás por tu auto?

-Tomaré un taxi—dijo mientras revisaba rápidamente su teléfono—¿Segura que estarás bien?

-Claro, estoy más tranquila ahora. Gracias por...escuchar.

-Fue un placer hacerlo. Y no te preocupes, de mi no sale nada.

Empezaba a considerar algo imposible el hecho de que aquel hombre fuera tan agradable. Era rarísimo encontrar personas así hoy en día. Finalmente de despidió de mi y salió del auto.

No quería suponer, pero parecía que sus intenciones iban más allá de lo que creía. O yo era la desalmada y cruel que desconfía de toda persona que aparece. Es tan diferente el trato que ha tenido conmigo; tan atento en tan poco tiempo. No puedo evitar en pensar en Adam y volver a confundirme. No, no voy a comparar nada.

De igual forma, ha sido bueno.

...

Estaba frente a la entrada de la casa de Adam, así decidí llamarlo. Pero antes de que pudiera hacerlo, abrió la puerta. Dios mío.

-¡Melvin se ha ido!—dije sorprendida, refiriéndome al nombre que los Glamberts de Adam se referían a su vello facial.

-Sí, lo sé... lo sé—se pasó la mano por la barbilla alardeando.

-¿A qué viene ese cambio tan radical?

-Me había aburrido de Melvin—dijo riéndose—Pasa.

No recordaba del todo la casa de Adam. Me sorprendía demasiado el hecho de que él fue quien la había decorado. Inspira tranquilidad y es demasiado acogedora.

-¿Qué te pasa ahora Mía? ¿Has llorado acaso?—pretendió estar molesto, pero no lo parecía. Se veía de tan buen humor que no se le notaba.

-Días difíciles Adam, ¿Acaso tu no los tienes?—digo en tono de broma.

-Podría sorprenderte, pero hoy no...¡Me siento excelente!—dijo emocionado.

Su alegría era tan contagiosa. Aun no estaba vestido para salir, llevaba unos pantalones de mezclilla, una camisa cualquiera y unos tenis, pero a pesar de todo, se veía feliz.

-Hm... ¿Y a que viene todo eso?—cruce los brazos.

Se quedó callado. Y luego comenzó un sonido; el de un celular. Y efectivamente, Adam sacó el suyo del bolsillo y su rostro se iluminó como el de un niño en navidad.

-¿Hola? ¿Cómo estás?—comenzó a alejarse, y a medida que lo hacía hablaba cada vez más bajo. De repente parecía como si yo no existiera, y aquello me extraño demasiado. Y tan pronto como recordó que yo estaba yo ahí, se giró de nuevo a mi dirección. Con una mano cubrió su teléfono, como si no quisiera que la otra persona escuchara.

-Iré a vestirme... ¿puedes esperarme?—dijo apresurado.

-Sí, claro... anda—dije rodando los ojos. Creo que ni siquiera me había hecho caso.

Aquello era bastante extraño. Adam exageradamente feliz. Adam recibiendo llamadas que no quería que escuchara... ¿estará saliendo con alguien? No. Pronto mi cabeza decidió sacar conclusiones. No puede... ¿o sí? Aquel pensamiento estaba comenzando a causar molestia. De repente no podría imaginarme a Adam con alguien más, nunca lo he visto con alguien más... bien, excepto conmigo. Yo y mis pensamientos egoístas. Pero Adam no me quiere... ¿o sí? Mi conciencia de nuevo intervino. De verdad no sabía nada de nada en ese preciso momento. Pero algo que si sabía, es que estaba realmente atraída hacia a él, bueno, iba más allá de la atracción pero menos que el enamoramiento. Y era tan claro ahorA, que cualquier persona en su sano juicio podría darse cuenta. ¡Por dios! Creo que hasta Adam podría darse cuenta si me descuidaba demasiado. Pero por el momento, debía mantener mi boca cerrada.

El Rol PrincipalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora