Capítulo 13.

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Capítulo 13.

Terrenos del castillo de Vajk.

Adyra consideró sus opciones. Frente a ella se encontraba su "madre", acompañada de un General Mayor del Infierno. A su lado, su maldito ángel esclavizador estaba en guardia, acompañado de su escuadrón de emplumados blancos. Y por si fuera poco, Neal parecía tener pocas ganas de irse. En poco tiempo, muy poco tiempo, las cosas se habían puesto de cabeza, y no tenían pinta de mejorar pronto. Ella se dio cuenta que, aún cuando consiguieran escapar de Alessandro y sus santurrones, todavía quedaban Rosier y Amón. Adyra no sabía si éste estaba ahí por petición especial de la reina de los Súcubos, o si estaba ahí por alguna horrenda casualidad, pero la mirada impaciente del demonio le dio a entender a la súcubo que él estaba esperando algo. Fue Amón, precisamente, quien rompió el silencio sepulcral que prosiguió a su llegada.

-          Vaya, Rosier, tengo que admitir que te luciste.- dijo.- No esperaba encontrarme aquí a tantos ángeles de Miguel.

-          Yo te lo dije, que habría mucho de dónde escoger.- la sonrisa de Rosier era maldad pura.- Tienes muchos humanos y ángeles para alimentarte.

-          Me encantan los ángeles.- Amón miró alternativamente a los integrantes de la Legión del Norte, para después fijar su mirada en Adyra.- Y aquí tenemos también a la hija modelo. ¿Nuestro trato sigue en pie, Rosier?

-          Por supuesto.- ella asintió.- Ayúdame a llevar a Adyra de regreso al Infierno, y tendrás todas las almas humanas que mis súcubos han capturado.

-          Me lleva... .- musitó Israel, atragantándose.- Esto tiene que ser un chiste.

-          No creo que lo sea.- respondió Alessandro, muy serio.- Voy a llamar a Miguel. Nosotros solos no podremos contra él...

Amón miró de una forma curiosa a los ángeles, como quien mira a cachorritos que ladran frenéticos a un oso. No importaba cuántos ángeles fueran, el demonio era lo suficientemente fuerte para acabarlos a todos.

-          Como si pudieras llevarme a la fuerza.- gruñó Adyra.- Ni aunque me traigas a mil demonios, nunca volveré contigo, Rosier.

-          Eso ya lo veremos.- replicó la reina de los Súcubos.- Amón es un auténtico demonio guerrero. Ni siquiera estos angelillos podrán contra él.

Los súcubos de Rosier atacaron a una señal de su señora, y los ángeles tuvieron que dejar de centrar su atención en Neal y su ejército para defenderse del ataque demoniaco. Alessandro mantenía un ojo fijo en Amón, a la espera de que él intentase agredirlos.

-          Necesitamos refuerzos, sin duda.- comentó Zadquiel, peleando con dos íncubos.

-          ¿Pero qué ha sucedido con las Legiones del Este y del Sur?.- cuestionó Daniel, clavando su espada en una súcubo.- ¿Acaso los han matado ya a todos?

-          De ninguna manera.- de la nada, surgió Irinia, acompañada de sus ángeles. Varios de ellos se veían lesionados, aunque no de gravedad, y la misma Irinia se veía golpeada.- Aún estamos aquí para dar batalla.

-          ¿Qué ha sucedido?.- Alessandro casi gritó.- ¿Elizabeth...?

-          Está bien.- Irinia esbozó una leve sonrisa.- Y no hay tiempo para muchas explicaciones. Baste decir que por poco nos aniquilan allá atrás. Si no fue porque Rosier salió corriendo en busca de algo (o de alguien) y se llevó a Amón con ella, quizás no viviríamos para contarla. Elizabeth y su Legión están intentando liberar a los humanos y controlar el fuego que está acabando con Steindelberg, Sötet y Véres, y nosotros hemos venido siguiendo a los demonios.

Alas de Libertad: Senda del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora