Capítulo 22.

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Capítulo 22.

Angelópolis.

Alessandro sonreía con ternura. Adyra suspiraba resignada. Era la decisión que él había tomado, la última, y no habría marcha atrás.

-          Será lo mejor para los dos, Adyra.- dijo el ángel, extendiendo su mano hacia ella.- Lo sabes bien.

-          Lo sé.- la diablesa sonrió de una manera en como no lo había hecho nunca antes.

"Es nuestro destino...".

Elizabeth despertó, sobresaltada. Por un momento, no ubicó en dónde se encontraba, pues el sueño que acababa de tener fue terriblemente real. La luz se colaba por las ventanas a raudales, esa luz que parecía provenir de todas partes, y al mismo tiempo, no venir de ningún lado, como si fuesen los mismos objetos los que la irradiaran. Elizabeth se puso una túnica blanca con bordes dorados, que le llegaba a las rodillas, buscando a Alessandro al recordar que habían pasado juntos la noche. Sin embargo, el corazón de la joven latía de angustia al rememorar su sueño, el cual era una visión del futuro, ella lo sabía.

-          ¿Alessandro?.- preguntó, mientras buscaba al ángel.

Como era de esperarse, no obtuvo respuesta. Elizabeth decidió entonces salir a buscarlo, quizás esa visión le estaba avisando sobre algo que aún no sucedía, y entonces ella podría convencer a Alessandro de no ir a buscar a Adyra. Ya una vez ella había tenido una visión semejante, y había faltado muy poco para que los resultados fuesen catastróficos, y Elizabeth no podía permitir que eso sucediera en una segunda ocasión. Sin embargo, a diferencia de la primera vez, la joven se sentía muy enojada ahora. ¿Cómo era posible que Alessandro fuese tan ingenuo y cayera, otra vez, con la diablesa? ¿Era idiotez la suya, o era bondad extrema? Elizabeth se lo preguntaba una y otra vez, mientras buscaba a alguien que pudiese darle informes sobre Alessandro.

-          Fue a ver a Miguel, hace rato.- le dijo Osmar, a quien se encontró en una placita de Angelópolis, hecha de mármol blanco, como todo lo de la ciudad.- Quizás siga con él.

-          Gracias.- respondió Elizabeth.- ¿Sabes de qué quería hablarle?

-          No.- Osmar titubeó.- Alessandro no quiso decirme gran cosa, pero por su expresión, parecía ser algo importante.

Elizabeth asintió con la cabeza, y se dirigió al Centro de Mando de Miguel. Irinia, quien se había mantenido apartada, se acercó a Osmar y le hizo una seña con la cabeza. La pelirroja no notó que los otros dos ángeles la siguieron a prudente distancia hasta los alrededores del Centro de Mando, pues presentían que nada bueno podía salir de esto.

Miguel ya esperaba la visita de Elizabeth. Era algo natural, después de la decisión que Alessandro acababa de tomar. Lo que no sabía era si ella tenía alguna idea al respecto, y más importante aún, si Miguel debía comunicársela. En todo caso, si Elizabeth no lo sabía, era porque Alessandro no había deseado dársela a conocer, pero ella tenía derecho a enterarse de la verdad, por ese amor que guardaba en su interior.

-          Buenos días, Elizabeth.- saludó el arcángel.- ¿Qué sucede?

-          Buenos días, Miguel.- respondió ella, haciendo una reverencia.- Me han dicho que Alessandro ha venido a verte.

-          Así es, hace un rato estuvo aquí, pero se ha marchado ya.- respondió el arcángel.- ¿Necesitabas su ayuda por algún motivo? Yo podría ayudarte, en su lugar.

-          En realidad... .- Elizabeth titubeó.- Lo que sucede es que tuve otra visión. Una, en donde Alessandro vuelve a reunirse con Adyra. Y yo...

Alas de Libertad: Senda del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora