Capítulo 15.

25 9 0
                                    

Capítulo 15.

Angelópolis.

Había sido una dura y larga batalla. Miguel se sentía molesto por el hecho de haber llegado demasiado tarde a la pelea. Su intención había sido derrotar a Amón e impedir que volviese a pisar la Tierra, sino para siempre, sí al menos por una buena cantidad de siglos. Sin embargo, parecía ser que Rosier y Amón habían planeado bien las cosas, pues era casi seguro que habían corroborado que Miguel estuviese lo suficientemente lejos en el momento en que atacaron como para que él pudiese llegar a tiempo a la batalla. Estando el arcángel tan lejos, la suerte debería de haberse inclinado favorablemente hacia los seres demoniacos, pero algo con lo que éstos no contaron era con que las Legiones del Ejército Celestial pudiesen dar tan buena pelea y mantenerlos a raya de una manera tan eficaz, aun cuando eso consumiera todas sus energías.

Las Legiones del Norte, Sur y Este estaban prácticamente agotadas, pues fueron las que más tiempo usaron el poder de la Luz Divina. La Legión del Oeste, por haber llegado al final de la batalla, era la que se encontraba en mejor forma, por lo que, después de reponerse tomando un buen baño en el Lago Encantado de Angelópolis, se quedarían de guardia mientras sus compañeros se reponían. Así pues, en ese cúmulo de agua mágica se habían reunido los ángeles de las cuatro Legiones, algo que no sucedía desde hacía muchos siglos. La mayoría de ellos ya habían sido asistidos por los Escuadrones de Rescate, los que habían sufrido heridas más graves, por lo que sólo se bañaban para recuperar fuerzas y limpiar sus cuerpos, mientras que el resto prefirió evitar el trabajo a los ángeles sanadores y se curaban a sí mismos entre las límpidas aguas. Entre los ángeles corrían rumores, y se preguntaban todos si el arcángel Miguel volvería a dejar a las Legiones del Norte y del Sur a cargo de la búsqueda del vampiro, que los había ayudado en la batalla, o si, simplemente, dejaría de perseguirlo.

-          Nos ayudó.- decía alguien, de la Legión Norte.- Sin la ayuda de él, y de la diablesa, no habríamos podido lograrlo. Quizás el arcángel Miguel lo tome en consideración.

-          Pero no es él quién decide a quién hay que detener, sino el Ser Supremo.- replicó otro ángel, de la Legión Sur.- Si Él decide que hay que ir tras el vampiro, debemos obedecer.

-          Seguro es que el Ser Supremo también considerará el hecho de que esos demonios hayan ayudado a las huestes celestiales.- opinó Osmar, quien se estaba apresurando a darse un baño.- Él perdona a quienes se arrepienten, y todos lo sabemos.

-          Pero nadie dice que el vampiro y la diablesa se hayan arrepentido.- señaló Irinia, con evidente razón.- Una cosa es que nos hayan ayudado porque teníamos un enemigo en común, y otra muy diferente que sean nuestros aliados. Después de todo, ambos tienen la maldad viviendo en sus corazones.

-          Adyra sí, después de todo, ella nació siendo súcubo.- intervino Elizabeth.- Pero el vampiro no siempre fue un ser de tinieblas. En algún momento, también fue humano y fue convertido.

-          ¿Estás queriendo decir que merece ser perdonado, Elizabeth?.- cuestionó Irinia, sorprendida.- ¿Ya no deseas vengarte? ¿Ha cambiado tu pensamiento con respecto a él?

-          No sé.- confesó la pelirroja, aturdida.- Sólo digo... Que no cualquier ser de sombras pelearía de nuestro lado. Independientemente de si a él le convenía también derrotar a Rosier. Muchos simplemente habrían luchado contra ellos y contra nosotros, o nos habrían ignorado, sin más. No es la primera vez que quedamos en medio de peleas territoriales entre demonios, pero sí es la primera vez que algunos de ellos deciden unirse a nuestro bando por una causa común. Eso ya es algo, ¿o no?

Alas de Libertad: Senda del Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora